La piedra lunar

17 de julio de 2009



Hay diamantes con vida propia. Piedras que encierran maldiciones, que envilecen a quienes las poseen, extendiendo su poder infausto incluso sobre los que creen disfrutarlos legítimamente.El Kooh-i-noor, el famoso diamante indio, fue el origen de ese conjunto de maldiciones imprecisas. Da igual que en realidad esa piedra preciosa sea el símbolo de un expolio imperialista. Aquí se convierte en el origen de una trama novelesca en la que confluyen extraños fenómenos como el hipnotismo. Freud todavía no estaba dando la murga pero ya se sospechaba que la conducta humana no es siempre fruto de motivaciones confesables; menos aún de motivaciones fetén en la pacata sociedad victoriana.

(El váter con diamantes de la ilustración sospecho que también tiene vida propia).

Wilkie Collins, "La piedra lunar". Madrid, El País, 2004; 2 vols.

1 comentarios:

NC dijo...

No me interesa el hipnotismo ni Frud lo más mínimo. La realidad de la psique es menos literaria.