M de maldad

29 de septiembre de 2009



En esta entrega, Robert Dietz regresa a la vida de Kinsey Milhone. Un Dietz cincuentón y tripudito que le proporciona a nuestra detective una sensación de seguridad inconfesable. Le llena el frigorífico (antes que el alma) y luego la invita a comer a un restaurante donde comparten una cazuelita de mejillones sobre un lecho de tomate picante (ah, un lecho picante...).Pero Kinsey entretanto trabaja. De la pléyade de primas que le ha surgido de sopetón,una de ellas, Tasha, le encarga que busque a un hombre desaparecido hace años. Guy Malek era un joven drogata al que su papá dio diez mil dólares para que se largara y dejara de dar la barrila. Pero unos años después es necesaria su presencia para una de esas cosas engorrosas y abogaciles llamadas "testamentos". Milhone lo encontrará sin problema, aunque las cosas se complican un poco cuando el pobre Guy es asesinado.

Sue Grafton, "M de maldad". Barcelona, Tusquets, 1997.

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