Abstracción

31 de octubre de 2009


La novela es un arte figurativo. No tolera la abstracción, como en cierto grado sí lo hace la poesía. La novela necesita recrear una realidad, necesita esa realidad como materia prima insustituible. Aunque sea para verterla en moldes que la rehagan hasta la inverosimilitud. Ya nadie repite el adagio stendhaliano de que la novela es un fiel reflejo de la realidad (un espejo en el camino) porque los moldes literarios son demasiado obvios y los resultados demasiado artificiosos como para confiar en una fiel duplicación de lo real. La novela negra, sobre todo, necesita, amén de personajes enterizos, sociedades concretas y espacios físicos reconocibles. Estos pueden conservar su toponimia real(Venecia, Barcelona, Fráncfort) o adquirir una postiza, inventada, una frágil película que apenas vela lo que quiere ocultar. Pues los agudos perfiles de lo real (una realidad seleccionada con los aspectos más crueles y desagradables de la misma) no dejarán de transparentarse para crear una agradable ficción.
El novelista es un artista con vocación figurativa.

La ilustración es un tapiz diseñado por la artista Sophie Taeuber-Arp (1889-1943).

El monte de las ánimas

29 de octubre de 2009


No sé cuándo leí este relato. Hace ya mucho tiempo. No sería en la edición que cito abajo, seguro. No recuerdo el libro, sus características; creo que no tenía ilustraciones, porque el recuerdo procede de las imágenes de mi imaginación, no de dibujos o fotografías. Pero sí recuerdo el intenso pánico de Beatriz. La muy vana le ha pedido a su primo, por puro capricho, a modo de sádico divertimento, que le traiga una cinta azul que ha perdido esa mañana, durante la cacería, en el Monte de las Ánimas. Que se la traiga en esa misma noche de difuntos. Recuerdo el miedo de Beatriz duarnte la noche El miedo en el que se ha trocado la presunción de que ese hombre (cualquier hombre)haría lo que ella desease. El horror cuando contempla la cinta ensangrentada en su habitación, al tiempo que sabemos que su primo, Alonso, ha muerto devorado por los lobos en el maldito Monte de las Ánimas.

8La ilustración es del pintor germano Caspar David Friedrich).

Gustavo Adolfo Bécquer, "Rimas y leyendas". Madrid, Espasa-Calpe, 2004.

Fráncfort

28 de octubre de 2009


Ya tengo mi "rosa ribas". La autora me mira con afabilidad desde la solapa del libro y yo la miro a ella y los títulos de los capítulos con precisos sutantivos ("Margaritas", "Regresos", "Vigilias", "Puntualidad", "Galletas para perros") y el plano de la ciudad de Fráncfort, de la que no conozco nada. El libro es denso y apretado, con papel de agradable tacto, como conviene a una lectura agradable.
Comienza el festín.

Rosa Ribas, "Con anuncio". Barcelona, Viceversa, 2009.

Doña Perfecta


Ayer me leí de una sentada "Doña Perfecta". Era una de las pocas novelas de Galdós que me quedaba por leer (exceptuando los "Episodios Nacionales", cuyos últimos volúmenes subleí o desistí de leer). Me enganchó la fuerza inusitada de la narración y, sobre todo, el curioso paralelismo con "La Regenta" de Clarín. Aunque la precedencia cronológica es de Galdós, que publica su obra e 1876, casi un decenio antes que Clarín. En ambas novelas las ciudades, la Urs Augusta u Orbajosa galdosiana y la Vetusta clariniana, tienen un papel que va más allá del hecho de ser escenario de unos sucesos y se convierten en un protagonista indiscutible. Claro que las protagonistas no pueden ser más distintas: a la hermosísima y buenaza de Ana Ozores se contrapone el carácter malvado de esa belleza agostada que es doña Perfecta. Pero, sobre ser el símbolo del fanatismo religioso patrio, doña Perfecta es la inductora de un crimen. Un crimen horrendo para el que no duda en utilizar a un hombre y que quedará impune. Después de eso, le dedicará aún más tiempo y recursos económicos a obras piadosas y beatorrerías.

Benito Pérez Galdós, "Doña Perfecta". Madrid, Cátedra, 2008.

Derecho al misterio

26 de octubre de 2009


Todos tenemos derecho a un misterio o dos (el misterio, como el caldo concentrado, nos enriquece). Más aún una escritora de novela de misterio. Más aún la más grande de las escritoras de novela negra, la que -ella solita- desbrozó el camino de la novela negra como fenómeno de masas. Por supuesto Ágatha Christie tiene su misterio, el episodio más enigmático de una biografía en general apacible como un cottage con césped y rosas. ¿Por qué una noche diciembre de 1926 la autora abandonó su coche en el borde de la carretera? ¿Dónde estuvo los once días siguientes? ¿Por qué alegó haber padecido una suerte de amnesia transitoria? ¿Por qué nunca quiso hablar de este episodio de su vida? ¿Hasta tal punto fue traumático para ella? ¿Trataba de llamar la atención de su marido, que en ese momento no se encontraba con ella? ¿Trataba de desaparecer para siempre? ¿Pero cómo llegó a un hotel de Harrogate si dejó abandonados, además del automóvil,su abrigo y su equipaje?
Su biógrafa apunta hacia un episodio depresivo, motivado por la inesperada muerte de su madre y la petición de divorcio de su marido para casarse con otra mujer. Una época tan nefasta para la escritora que ni siquiera podía dar término a la novela que le habían encargado.
Todos tenemos derecho a un misterio pero a la búsqueda de la felicidad también.

Gillian Gill, "Ágatha Christie. Vida y misterio". Madrid, Espasa-Calpe, 1995.

Tanta gente sola

25 de octubre de 2009



¿Por qué quiere suicidarse Felicidad Azurmendi? En el relato "En la azotea", perteneciente al libro "Tanta gente sola", de Juan Bonilla, asistimos incrédulos al espectáculo organizado en torno a la fatídica decisión. ¿Por qué quiere acabar con su vida esta joven que trata de subir a la azotea de un bloque de pisos? Tal vez, aventura el narrador, para comprobar si, en el último instante, como afirma la leyenda urbana, pasa toda la vida del pre-muerto condensada en imágenes. O tal vez, escribe el autor, "resulta que no es la vida que hemos vivido y ya termina sino la vida de otro, la vida de un desconocido que fue más desgraciado o más feliz, o la vida que pudiste ser y no te atreviste a ser, del que serías si hubieras tomado las decisiones acertadas en cada encrucijada, o una vida de melé de estampas que le espera a alguien a quien quieres y a quien ya no podrás avisar de lo que le espera y acerca del que te gustaría saber qué va a ser de él cuando ya no estés para salvarlo".
El relato, con un estupendo tour de force final, nos hace amagar una sonrisa. Una sonrisa que no salvará a ningún suicida, pero que es un reconocimiento al inmenso talento narrativo de Bonilla.

(La ilustración es un óleo de Juan Díaz Almagro titulado "Mujer en la azotea").

Juan Bonilla, "Tanta gente sola". Barcelona, Seix-Barral, 2009.

Zola negro



No conocía al Zola cuentista (sólo había leido las novelas "Naná", "El dinero", "La taberna", "Germinal" y "El paraíso de las damas", una bella parábola sobre los centros comerciales). En este libro de la editorial El olivo azul leo cuatro relatos del autor naturalista francés (1840-1902) con el tema común de la muerte. Él, que tenía un pánico feroz a la muerte según es fama, realiza una fría disección sobre la muerte en sus más diversos aspectos sociales. No habla de sentimientos: sólo describe, sólo narra con una precisión de escalpelo, con una atípica lucidez de visionario (el retrato de la condesa Mathilde de Verteuil, con su actitud ante la muerte de su esposo entre educada y displicente, es magnífico y escalofriante a la vez). El título nos trae referencias de los "ars moriendi" medievales, los tratados que versan sobre el adecuado modo de abandonar esta vida. Pero el que escribe,claro,querido Émile, habla siempre de la muerte de los otros. De la de madame Guèrard o de madame Rousseau, la pobre tendera tísica, cuyo viudo lamentará sobre todo que la tienda esté cerrada entre semana.
Un auténtico tratado del "inexcusable deber" en la era burguesa.

Émile Zola, "El arte de morir".Córdoba, El Olivo Azul, 2009.

L de ley (o fuera de ella)



Henry Pitts, el casero octogenario del que está medio enamoriscada Kinsey Milhone, le pide un favor. Que se interese por el caso de su amigo Johnny Lee. El amigo descansa ahora en una bonita urna de mármol en la repisa de la chimenea de su nieto. Pero su nieto quiere enterrarlo con honores militares y, cuando va a pedir información a las Fuerzas Armadas, no le proporcionan ninguna. Literalmente no existe. O bien el abuelito no estuvo nunca en el ejército, o bien el ejército tiene algo que ocultar con respecto al abuelito. Kinsey se meterá en un berenjenal tremendo del que saldrá malparada: casi la matan, casi pierde los dos incisivos superiores...Y una detective podrá no tener "cabeza" pero no tener dientes...Con qué iba a morder Kinsey esas abominables hamburguesas o esos sándwiches chorreantes de mayonesa y repletos de pepinillos en vinagre. O los testículos de un asesino, en su última entrega.

Sue Grafton, "L de ley (o fuera de ella)". Barcelona, Tusquets, 1996.

Anti-Hipatia

23 de octubre de 2009



Hojeando un libro de texto para niñas de la época franquista, encontré esta perla: nada menos que una auténtica contrafigura de la filósofa Hipatia, la mártir cristiana Santa Catalina de Alejandría. Joven, bella y virtuosa, pero sobre todo "de sólida cultura", realiza una labor de proselitismo en la ciudad pagana. Al emperador Magencio (sic), a la sazón en Alejandría, le divierte esta excepcional criatura y la enfrenta con cincuenta doctores "en público debate". Pero como éstos se dejaran convencer por la joven y se convirtieran al cristianismo, el malvado emperador, "despechado, la condena a ser decapitada". En un apartado bajo el rótulo "Ampliación" leemos: "La cabeza de Santa Catalina de Alejendría se conserva en el monasterio de su nombre que en el monte Sinaí fue levantado sobre el mismo sitio donde, según la leyenda, los ángeles sepultaron su cuerpo. Santa Catalina es la patrona de los filósofos, y está considerada como uno de los catorce santos de más poderosa intercesión en el cielo. Se la representa con la rueda que recuerda la de cuchillos que quisieron emplear para atormentarla, y que se rmpió al contacto de su carne virginal; con un pequeña cruz o con un libro, que simboliza sus asombrosos conocimientos".

La ilustración corresponde a "Santa Catalina de Alejandría", lienzo de Antonio Vela Cobo (1630-1675), Museo de Bellas Artes de Córdoba. No tiene los elementos iconográficos que refiere el texto pero es una imagen bellísima.

Antonio Fernández Rodríguez, "Santas y heroínas.Libro escolar de lectura". Madrid, Editorial Magisterio Español, sine data.

Vacaciones suecas

22 de octubre de 2009



Propongo al amable lector unas vacaciones suecas. No, no me he pasado al sector turístico. Le propngo, sería más correcto así, un año sabático sueco. Es decir, un año entero en el que prescindir de los arenques y el salmón del smörgasbord, la carne de reno y las albóndigas ikea, así como del alcohol de los Systembolaget -los únicos establecimientos autorizados para dispensar bebidas espirituosas en Suecia-, al tiempo que se pone fuera del alcance de nuestra voracidad lectora a Stieg Larsson, a su prima Asa Larsson, a nuestro amigo Henning, a este otro que tiene un nombre lacónico y tajante, y cuanto sueco pudiera surgir en el horizonte. Y darnos un buen atracón de gazpacho y tortilla de patatas, de morapio de Valdepeñas y de paella con cigala, léase autores no traducidos y leídos en el caldo nutricio de la lengua materna como Alfonso Salazar, Ricardo Bosque, Lorenzo Silva, José Luis Ibáñez,Francisco García Pavón y tantos otros que están como para chuparse los dedos. Una temporada. No por patriotismo ni chauvinismo bochornoso. Por cambiar de dieta. Por volver a la dieta mediterránea.

Prejuicios

21 de octubre de 2009


A pesar de la aprensión que despertó en mí el hecho de que la víctima en este relato se llamase Erminia y tuviese ochenta y cinco años, seguí leyendo. Por fortuna aparecían otras víctimas que no se llamaban casi como yo. Y no todas eran unas beatas. Va surgiendo una serie de señoras mayores a las que un tironero les roba el bolso de una forma un poco escandalosa: disparándoles con una puntería francamente mala. Hasta que una de las mujeres atracadas es asesinada de verdad. Montalbano tiene que poner a juego sus perspicacia en un caso en el que se cumplen los prejuicios: es muy raro, en Vigatà y dondequiera que viva Madonna, que un hombre joven se case con una mujer mayor que él.

Andrea Camilleri,"El gato y el jilguero", en "La Nochevieja de Montalbano". Barcelona, Salamandra,2008.

Formatos

20 de octubre de 2009



Cada nuevo formato es un salto en el vacío. El paso del rollo de papiro al códice de pergamino significó algo más que el cambio de la materia escriptoria: llevó consigo casi el arrasamiento de la cultura clásica (de la que sólo poseemos las cenizas) y la sustitución por un mundo cultural cristiano. El paso del códice medieval al libro impreso en papel supuso un filtro para la materia libresca existente tanto como un impulso a la nueva cultura humanística. Pero es enternecedor ver cómo los primeros impresos imitan con fidelidad la primorosa caligrafía gótica...Y del mismo modo los libros electrónicos reproducen con fidelidad los formatos librescos (paginación, estructura de párrafo..etcétera). Hasta que una nueva percepción estética cree verdaderamente una forma de leer diferente y alejada por completo del viejo libro de celulosa; una materia orgánica, como lo es la piel de las ovejas nonatas o la planta del papiro.
Lo que habrá que comprobar es si este salto es inclusivo,es decir,si incluye a los textos de las culturas del papiro, el papel y el pergamino. O se revelará tan peligrosamante frágil y excluyente como los anteriores.

Arancini



Leo la receta de los arancini en el relato "La Nochevieja de Montalbano" y ya me está dando ardor de estómago. Estarán buenísimas, sin duda, esas bolitas que prepara Adelina para su par de hijos delincuentes y el propio comisario Montalbano para la cena de Nochevieja. Pero no sé si hasta el punto de merecer la pena de que el comisario se involucre en una artimaña de dudosa legalidad. Su conciencia de policía quedará a salvo. Lo que no sé si quedará a salvo es el estómago de "Salvo" Montalbano...(carne guisada con arroz, guisantes y salchichón, todo hecho bolindrones, rebozado en clara de huevo y frito). Salud, como dice Ricardo sive "guapo zaragozano".

Andrea Camilleri, "La Nochevieja de Montalbano".Barcelona, Salamandra, 2008.

La tercera muerte de Federico

18 de octubre de 2009



Mediados de octubre de 2009: comienzan los trabajos de exhumación de los restos de los compañeros de desgracia de Federico. A él no lo identificarán, pues la familia se opone.
Si lo dejan sin identificar, será la tercera muerte de Federico. La primera ocurrió en aquel aciago día de agosto en el que fue fusilado; la segunda muerte fue el velo de silencio que se extendió sobre las circunstancias de su muerte, tan espeso, tan incomprensible. La tercera muerte acaecerá si se le deja sin identidad, como un perrico enterrado en un cualquier escombrera.
Ian Gibson dice que, si finalmente no lo identifican, renunciará a la Medalla de Andalucía que le concedió la Junta, a la postre responsable de todo el operativo. Yo le aconsejaría, tal y como van las cosas, que la fuera sacando ya del estuche de terciopelo.

Vida submarina


En todas las vidas hay una porción de vida submarina. Un caudal de vida que discurre por debajo la mirada de los demás. Antes se le llamaba "intimidad". Antes de que esa parte se convirtiera en la porción susceptible de ser visibilizzada en los más diversos formatos de comunicación (antes sólo, y parcialmente, en la literatura). A veces, esa parcela de ocultamiento hace misteriosas a las personas. Aunque no toda persona que parece misteriosa guarda algo de verdad. Así lo expresa Linda ante su padre: "Pues yo no conozco a nadie ten misterioso como tú (...). Durante años creía que escondías algo, pero ya he aprendido que de todos aquellos que parecen misteriosos sólo unos pocos esconden algo de verdad" (pág.35).
Lo interesante, en las novelas como en la vida real, es el desciframiento del misterio, el proceso de desvelar. Cuando todo queda al descubierto puede sobrevenir la decepción(¿eso es todo?). Cuando todo quede al descubierto ojalá no nos hagamos esa pregunta.

Henning Mankell, "El hombre inquieto". Barcelona, Tusquets, 2009.

La asesina de Kant

17 de octubre de 2009



Kant vivió, para la época, una existencia prolongada: casi ochenta años (el filósofo nació en 1724 y falleció en 1804). No obstante, sus últimos años estuvieron caracterizados por una decadencia física y mental muy penosa. Se discute cuál pudo ser la causa de ese deterioro que lo llevaría a la tumba una fría mañana de febrero. Es posible que fuese el temido alzheimer, enfermedad que provoca la más atroz de las pérdidas: la de la conciencia. Después de una serie irrelevantes olvidos, el enfermo de Alzheimer se sume en una espiral que lo lleva desde la incapacidad para reconocer objetos familiares hasta la falta de control sobre la actividad más simple y el cuidado de su propia persona, para terminar con la pérdida de la capacidad de hablar. La asesina de Kant sería, según la enfermedad descrita por Alois Alzheimer, una proteína, la beta-amiloide. Esta sustencia se acumula entre las neuronas formando unas placas junto con terminales nerviosas degeneradas. Las neuronas mueren y el cerebro ya no puede realizar sus funciones de una forma adecuada.
Al final de sus días, el pobre Kant no podía ni firmar porque no sabía cuáles eran las letras que formaban su apellido. Había olvidados las grafías que correspondían a determinados sonidos. Había desaprendido a escribir.

E. Wasianski. "Vida íntima de Kant". Sevilla, Renacimiento, 2003.

Francisco Mora, "¿Enferman las mariposas del alma?". Madrid, Alianza, 2004.

Cora Smith

16 de octubre de 2009



Cora, la protagonista de la novela, no es una mujer despampanante. No al estilo de la Lana Turner que protagonizaría una de las versiones cinematográficas. Tiene el cabello negro, pero ella se encarga de recalcar que no es mejicana, que tiene la piel blanca y su apellido de soltera es Smith. Frank, el joven buscavidas que llega al restaurante de carretara de Cora y su marido, dice incluso que "no era una belleza arrebatadora". Pero le atrae de un modo irresistible, al modo irresistible de las mujeres fatales más feroces, justamente aquellas que obligan a los hombres a hacer lo que no quieren. La vida de Cora no es, sin embargo, un ejemplo de actitud depredadora. Aspirante a actriz como tantos miles de muchachas que ganan un concurso de belleza local, acaba trabajando en un local de mala muerte. Para explicar su matrimonio dice: "Cuando una mujer trabaja dos años en uno de esos cafetines de Los Ángeles,se agarra al primer hombre que tenga un reloj de oro".
La historia de Frank y Cora es sórdida. Sórdida como la década de los treinta, la terrible década de la Depresión. Pero extrañamante sugestiva. Como el texto literario, tan deleznable a veces, pero con frases lapidarias de una eficacia inaudita. Como por ejemplo cuando Cora describe a Frank diciéndole: "Tú eras el vagabundo perfecto. Ni siquiera tenías calcetines".

James M. Cain, "El cartero siempre llama dos veces". Barcelona, RBA, 2009 (1934).

El misterio de los hijos

14 de octubre de 2009


Wallander se da cuenta de que no concoe nada de su hija cuando ésta aparece una día con una flamante Harley Davidson. No sabe cuál es la materia de sus sueños, ni cuáles sean sus aspiraciones. Se pregunta, por ejemplo, por qué a los treinta y cinco años su hija aún no se ha planteado tener descendencia. Por eso se queda turulato cuando, de una tacada, Linda le anuncia que está embarazada y la identidad de la persona de la que va tener ese hijo. Wallander, tan perspicaz en su trabajo, carece (como todos los padres, supongo)de las herramientas adecuadas para comprender a su propia hija. Los hijos no son artefactos, criaturas hechas a nuestro arbitrio y placer. Los hijos no son nuestra carne, aunque los sintamos como una prolongación física y real de nuestra carnalidad.
Los hijos son un misterio insondable, Wallander. Hasta sus nombres. Aunque, si Mankell sabe algo de castellano, tendrá que admitir que era inevitable que si la mujer de Wallander se llamaba "Mona", su hija habría de ser "Linda".

Henning Mankell, "El hombre inquieto". Barcelona, Tusquets, 2009.

Kiosco

12 de octubre de 2009



Los kioscos son estructuras de placer. De niños, nos asomamos con avidez al muestrario casi infinito de chucherías de colores intensos y formas deliciosas. De mayores, podemos seguir asomándonos al grato espectáculo del recinto diminuto que derrama su contenido de impreso fresco y revistas vistosas, amén de una variada cartonería de fascículos variopintos: desde el clásico fascículo de modelismo al dedicado al coleccionismo de insectos o de rosarios. Pero en esa barroca parafernalia a veces hay hasta novelas; lo mismo te puedes encontrar una Edith Wharton con portada cursilísima que una Ilíada en imitación piel. O, como el sábado pasado, dos novelas negras ("El asesinato en el Orient Express" y "El cartero siempre llama dos veces")por dos euros con noventa y cinco céntimos. Sí, los kioscos son estructuras de placer (y no sólo los pabellones abiertos sobre un jardín con pérgola de rosas). Aunque, claro, no sé si opinará lo mismo el vendedor obligado a permanecer en tan reducido habitáculo horas y horas.

Camiseta


Éste no es un blog de poesía pero merece la pena que transcriba el poema funeral de Dionisio Cañas,delicioso de verdad. Se titula "Camiseta" y dice así: Unas muertes nos duelen más que otras/por ejemplo, la muerte de una camiseta/.Era negra, tenía un dibujo mejicano/de flores y mariposas/Un día la camiseta se murió/de tanto dar vueltas en la lavadora/Las mariposas y las flores se borraron/Yo lloré por mi camiseta cuando la puse al sol./No hay funerales para las camisetas./No hay cementerios de camisetas/No pude compartir con nadie mi dolor./Ahora mi camiseta descansa en la basura./La lavadora pregunta por ella./Patricia me pregunta por ella./¿Habrá un paraíso para las camisetas'/Quizá mi camiseta esté en el infierno/como yo.

Dionisio Cañas, "Camiseta". Publicado en el ABCD las artes y las letras, 11-X-2009.

La Asesina Providencia

11 de octubre de 2009


Las heroínas literarias de la época victoriana debían ser puras, íntegras, soñadoras. No exentas tampoco de cierta firmeza de carácter, lo que les permitía no sucumbir ante las duras vicisitudes que la vida les deparaba. La protagonista de esta novela, Maggie, es dulce pero resistente también. Con todo, no se libra de las adversas condiciones de la mayoría de las mujeres de su época, con el sobreañadido de una madre que no le demuestra afecto alguno y sí lo derrocha con su hermano Edward, un tiranuelo de la peor especie. Un hermanito encantador que se encarga de recordarle que su tiempo es más valioso que el suyo y que debe obedecerla porque las mujeres están obligados a ello.
Casi al final del relato, Maggie está a punto de sacrificar su vida y su felicidad en aras de la hipotética salvación de su familia. Mas la intervención de la Asesina Providencia la libra a tiempo de un sacrificio tan penoso como inútil. Debía ser reconfortante para las lectoras de la época saber que al menos podía existir justicia, si no en el mundo hecho por los hombres, sí en la literatura.

Elizabeth Gaskell, "La casa del páramo". Barcelona, Alba, 2009.

Fajas


No me gustan las fajas. No me refiero a las de la ilustración, que tampoco, sino a las fajas publicitarias que rodean a los libros. Quienes fajan así a los libros, como antaño se hacía con los bebés, sin duda piensan que los libros son menores de edad, incapaces de moverse por sí mismos y de ofrecer información de forma autónoma y desconfían, además, de la capacidad lectora del posible comprador. Pero no he podido evitar leer la faja del último Mankell que reza, como un falso título (un título usurpador y falaz) "El adiós de Wallander". Como es de rigor, rompo la faja de marras, que contiene también el rostro de un escéptico Mankell y la información de las astronómicas ventas de sus libros. Hace bien en poner el autor esa cara en la foto porque luqego no se sabe qué van a hacer con tu imagen: a lo peor la estampan en una valla publicitaria o en una camiseta. O en una faja.

Henning Mankell,"El hombre inquieto". Barcelona, Tusquets, 2009.

Agrigento

8 de octubre de 2009



Un personaje de uno de los relatos, Alessia Laguardia (una hermosa prostituta que es asesinada con alevosía) vive en un chalé ilegal "construido al amparo de un templo griego". Camilleri nos da otra pista: en una localidad de la que era natural Pirandello (autor teatral que leí antes de los catorce años, en imposibles volúmenes de premios nobel en papel biblia con los cantos dorados).No me resisto a incluir una foto de uno de los templos de Agrigento, hermosísimos ejemplares del dórico de la Magna Grecia. Aunque no sé si será éste en cuyas cercanías imagina el autor a su bella asesinada.

Andrea Camilleri, "El miedo de Montalbano". Barcelona, Salamandra, 2004.

Ambiciosa Tiy

7 de octubre de 2009



Es posible que Amenofis IV (Akhenatón para los amigos) le deba el trono a su querida madre. La ambiciosa Tiy intrigó y utilizó los más sucios expedientes (incluido el asesinato) para despejar el camino al trono a su hijito. De origen mitannio, es decir, extranjera en el corazón del Imperio Nuevo egipcio, una vez casada con el faraón Amenofis III, se encargó colocar a toda su parentela en puestos clave de la corte y el sacerdocio. Se cree que fue ella también la que comenzó el acoso al poderoso sacerdocio de Amón y el encumbramiento del culto monoteísta al dios solar Atón. Akhenatón, que no era el heredero del trono y que quizá fuera relegado a un lugar secundario dentro de la jerarquía palaciega debido a sus problemas físicos,llegó a liderar la reforma religiosa más peculiar dentro de la religión egipcia. Su peculiar fisonomía nos la ha transmitido el llamado "arte de Amarna". Las deformidades físicas no fueron un obstáculo para Akhenatón porque, donde se ponga un amor de madre de ese calibre, que se quite todo lo demás.

Federico es de todos

6 de octubre de 2009



La familia del poeta se obstina en dejar los huesos de Federico donde están, es decir, inmisericordemente arrojados a la fosa de los tiempos, sucios de tierra e ignominia. Pero ni siquiera son los descendientes directos del poeta -que no tuvo hijos- sino terceros, como otros terceros, quienes deciden sobre los huesos del poeta universal (y no sólo sobre el incordio de un tito lejano). La tumba se abrirá porque otras familias de fusilados sí quieren recuperar los restos de sus allegados. Se dice que la cabeza de Federico, con una acusada dolicocefalia, puede ser reconocida de un simple vistazo forense...Han sido prohibidos los teléfonos móviles entre las personas que trabajarán en la exhumación de los cadáveres, con el fin de que no se pueda tomar imagen alguna. Pero por qué se obstina la familia en no desenterrar a Federico, dicen algunos.Ian Gibson, biógrafo del poeta, proclama que Federico no es propiedad de una familia, Federico es de todos.

Montalbano, amore

5 de octubre de 2009



Al fin un Montalbano ha caído entre mis brazos. Lo abro al azar y leo: "Otra de sus manías era la de cambiarse necesariamente cada día los calcetines, los calzoncillos y la camisa; si no, se sentía perdido y enfermo y tenía la sensación de que la piel se le volvía pegajosa y rezumaba grasa". Montalbano, al parecer, ha tenido que viajar a Roma y en el aeropuerto de Fiumicino le han perdido su maleta; tiene que comprarse a toda prisa una muda. Estupendo: adiós al estereotipo del investigador desaseafo y cutre. Si es que para ser buenos en el trabajo no hay que ir apestosos o mal planchados, ya lo decía mi abuelita. Empezaré el relato por el principio. Y le dedicaré al libro una entradilla más canónica.

Andrea Camilleri, "El miedo de Montalbano".Barcelona, Salamandra, 2004.

Flapper Bundle

4 de octubre de 2009



En su novela "La calavera bajo la piel" la escritora P.D. James se burla de ciertas novelas policíacas de los años 30 en los que "la dama joven se llama Bunty,el héroe Clive (...)y no hacen otra cosa que salir por grandes ventanales".La referencia a Ágatha Christie es demasiado obvia. En "El secreto de Chimneys" aparece, en efecto, como personaje la joven Bundle, hija del apático lord Caterham. Este personaje femenino cobrará mayor protagonismo en "El misterio de las siete esferas", de algún modo continuación de la obra anterior, sobre todo porque se resuelve el enigma del futuro amoroso de la joven Bundle. Pero hagamos un poco de historia: ambas novelas se publican en los años 20, "los felices años 20". La Europa de entreguerras vive una época de calma que se transforma en un frenesí de vivir. Hay un nuevo tipo de chica, más desinhibida, más activa, que rompe con los esquemas de la feminidad tradicional. No es, en sentido estricto, "una nueva mujer" que luche por su derechos y los lleve a la práctica. Más bien es una joven desideologizada pero que aprovecha los recursos a su alcance (las fortunas paternas incluidas) para vivir con más libertad y sobre todo para divertirse lo más posible. Nuestra Bundle es todo un símbolo de una época.

Ágatha Christie, "El secreto de Chimneys. El misterio de las siete esferas". Barcelona, Debolsillo, 2004.

Negra de mí misma

3 de octubre de 2009



¿Soy una "escritora negra"? He escrito una novela con detective dentro y preparo una segunda, esta vez con policía nacional. Pero ¿soy una escritora de género negro si aún no he publicado? La autoría parece concederla el gremio editorial. En la era cibernética aún, si no has pasado por los trámites canónicos de edicón e impresión, no accedes al rango legítimo de "escritor". La escritura en sí misma no otorga ese título. O, como mucho, el título menor de "autor secreto".
En mañanas negras de melancolía, más negras y melancólicas que la negra noche, me da por pensar que, en realidad, soy la "negra" de mí misma.

Donna joven



"Todo santo tuvo su mocedad", dice el refrán. Pues aquí está la de Donna Leon, "illo tempore". Eso por si alguien se había pensado que la escritora había nacido ya con gafas y una edad provecta(la media melena es la misma). ¿Qué pensaba hace unos años Donna Leon? ¿Tenía ya un proyecto literario? ¿Se sabía escritora? Me gustaría preguntárselo personalmente. Pero me temo que tendré que hacerme periodista o amante de algún famoso y luego salir en la tele para poder publicar una novela y así coincidir en alguna universidad de verano. Es que de la otra forma no hay manera.

Las vírgenes necias



Que el talento no es algo contagioso nos lo demuestra esta novela de Leonard Woolf, marido de la que fue mejor escritora inglesa de la primera mitad del siglo XX, Virginia Woolf. En esta narración se describe la vida de unas familias burguesas de época eduardiana, en las que todavía hay mujeres que esperan una proposición matrimonial del vicario de turno para darle un sentido a su vida. El manuscrito causó ya problemas a Leonard, pues su familia (su madre y sus hermanas) se vieron caricaturizadas en el relato, que apenas alteraba nombres dejando traslucir circunstancias y caracteres de forma ostensible. Sobre todo resulta imperdonable, desde nuestro punto de vista, el antisemitismo explícito: Leonard y su familia eran judíos, pero aquél construyó su vida social y personal sobre un claro rechazo a sus orígenes familiares. En la novela, aparecerá ridiculizada su propia familia en la figura de los Davis.
La mismísima Virginia aparece también retratada en el personaje de Camilla, una joven intelectualmente superior no sólo al conjunto de personajes femeninos sino al personaje de Harry, trasunto del narrador. Superior, pero fría y ambiciosa en cuanto a su proyecto vital, como la Virginia de carne y hueso.
Pero sobre todo son dignas de lástima las hermanas Ethel, Gwen y May, solteras todas ellas, y de una edad imposible para el matrimonio la primera. Y no por sus circusntancias personales, sino por la mentalidad estrecha y clasista de la que hacen gala.En el capítulo octavo, por ejemplo, se autodescriben a la perfección con sus palabras sobre la obra de caridad que ahcen con mujeres "bastante pobres, acostumbradas a trabajar y por supuesto tienen hijos".
La novela, por encima de cualquier chismorreo literario, resulta tediosa. El autor carece de las cualidades necesarias para sostener una mirada ácida sobre el conjunto del relato sin que éste flaquee.

Leonard Woolf, "Las vírgenes sabias".Madrid, Inpedimenta, 2009.

Muerte de Moctezuma

1 de octubre de 2009



¿Cómo murió Moctezuma? El emperador mexica "delgado", de "color baza" y "cabello largo y reluciente" (a decir del cronista Cervantes de Salazar) fue apredreado tras asomarse ante la muchedumbre desde el edificio en el que se hallaba recluido. Homicidio, diríamos ahora. Pero otras versiones, como la del Código Moctezuma, apuntan a la posibilidad de que fuera apuñalado y alanceado por sus captores hispanos. Un aura trágica contamina la figura de este desdichado personaje, presa sin duda de sus propias contradicciones ante unas circunstancias tan imprevistas. Lo único que podemos asegurar es que murió por mano de terceros cuando su muerte interesaba de un modo extremo al poder ocupante.
La exposición que se muestra en el Museo Brtitánico no despejará las dudas acerca de su muerte o su carácter, pero mostrará el esplendor material de una cultura extinta. Los objetos, ya sea con su belleza inmodesta, ya sea con el terror exudado, se erigen en bálsamo o talismán contra la fugacidad de la vida.

"Moctezuma: aztec ruler". British Museum, septiembre de 2009-enero de 2010.