Prejuicios

21 de octubre de 2009


A pesar de la aprensión que despertó en mí el hecho de que la víctima en este relato se llamase Erminia y tuviese ochenta y cinco años, seguí leyendo. Por fortuna aparecían otras víctimas que no se llamaban casi como yo. Y no todas eran unas beatas. Va surgiendo una serie de señoras mayores a las que un tironero les roba el bolso de una forma un poco escandalosa: disparándoles con una puntería francamente mala. Hasta que una de las mujeres atracadas es asesinada de verdad. Montalbano tiene que poner a juego sus perspicacia en un caso en el que se cumplen los prejuicios: es muy raro, en Vigatà y dondequiera que viva Madonna, que un hombre joven se case con una mujer mayor que él.

Andrea Camilleri,"El gato y el jilguero", en "La Nochevieja de Montalbano". Barcelona, Salamandra,2008.

3 comentarios:

José Luis Ibáñez Ridao dijo...

La lucha contra los prejuicios es muy dura. Cuando miras hacia atrás compruebas que comportamientos, obstáculos... prejuicios, perduran durante siglos y sus peores efectos se repiten constantemente. Afortunadamente, de vez en cuando cae alguno de ellos. Pero faltan aún tantos...

Noemí Pastor dijo...

Y si así sucede, de él dirán que es un mantenido y un vago y de ella harán chistes de mal gusto sobre su cuerpo ajado.

HLO dijo...

Pero, claro, los prejuicios no se van ni con Don Limpio-Mr. Proper. Siguen funcionando con una naturalidas pasmosa.