Los libros subrayados

17 de noviembre de 2009


"Los libros no se subrayan", me dicen un adulto y un joven el mismo día. "A lo sumo" remacha el adulto,"se subraya con un lápiz". Yo les replico lo mismo: que los libros son míos. He pagado religiosamente por ellos; el autor tiene ya sus euros correspondiente -los menos, supongo. Ahora me apropio de ellos; los subrayo con furiosos fluorescentes (ácidos rosas, verdes limones). Los enriquezco con notas marginales o con dibujos alusivos. Un intelectual, afirma Steiner, es aquella persona que lee con un lápiz en la mano, es decir, aquél que dialoga con el texto, no se somete a él; puede admirarlo,reverenciarlo, pero nunca acríticamente. Yo tengo para mí que "libro subrayado, libro amado". El desdén libresco, como el amoroso, pasa por no tocar.

3 comentarios:

Noemí Pastor dijo...

Yo disfruto lo indecible con un rotulador fosforito en la mano.

HLO dijo...

Me alegro de que compartamos esa inocente (o encarnizada) manía.

Índigo dijo...

Pues comparto, leer sin boli, lápiz o rotulador es casi tan imposible para mí como leer sin gafas.
Un beso amarillo pistacho.