El chino

19 de julio de 2010


Compré la novela en el aeropuerto de Málaga (la librería Luces ha puesto una tienda muy coqueta en la nueva terminal). Y en el vuelo a Ámsterdam comencé la lectura. Lectura que terminé precisamente en el azaroso trayecto de vuelta (con huelga de controladores encubierta), y con la que he rellenado las horas de hotel y de aeropuerto -limbos imprecisos en los que nada mejor que sumergirse en historias ajenas pero en la lengua materna.
En las seiscientas once páginas de la edición de bolsillo, asistimos a varias historias entrelazadas: la de la jueza Birgitta Roslin, la de los chinos Ya Ru y su hermana Hong Qui, y los asimismo hermanos chinos .pero que vivieron en el siglo XIX- San y Guo Si. La acción. que comienza con un espeluznante asesinato múltiple en una aldea sueca,Hesjovallen, se desparrama en varios escenarios que abarcan cuatro continentes (América, Europa, África y Asia). Recuerda a veces las mejores historias de aventuras decimonónicas (en el caso de los hermanos secuestrados en Cantón llevados a Nevada, USA, para trabajar en los ferrocarriles); en otras, las vicisitudes de la jueza Roslin (o de la policia Vivi) recuerdan la narración más wallanderiana, hecha de análisis psicológico y trama policíaca a la vez. Pero también hay una ambición gigantesca por comprender el mundo contemporáneo, en especial a la potencia emergente que es China, y también al África subsahariana (hay un sorprendente retrato, bastante positivo, de Robert Mugabe, el tirano de Zimbabwe). Y un intento por comprender también la evolución intelectual de cierta progresía occidental, ejemplificada en la de la propia jueza Roslin, que, en su juventud, perteneció a una célula comunista maoísta...
Una novela desmesurada en muchos aspectos, pero que muestra la habilidad narrativa de Mankell y su capacidad para mantener la atención del lector en una novela tan voluminosa.

(En la ilustración, plano de la Ciudad Prohibida de Pekín; según la leyenda, tiene nueve mil novecientas noventa y nueve habitaciones y media, pues no puede superar al cielo, que tiene diez mil).

Henning Mankell, "El chino". Barcelona, Tusquets, 2010.

4 comentarios:

Noemí Pastor dijo...

Ya te he contado que no soporto más a Mankell. No puedo con su truculencia, ni con su pesadez, ni con su introspectismo barato. Pero seguro que si cojo "El chino", me engancha el condenao.

HLO dijo...

No lo dudes. Y si estás en el habitáculo de un avión con un libro sólo, más todavía. Y en un país con una lengua germánica endiabladamente difícil, ya ni te cuento.

elementalqueridoblog dijo...

El Chino no es la mejor novela de Hankell, en mi opinión.Aun así, su calidad literaria es infinitamente mayor que la de muchos de sus colegas escandinavos que, aprovechando el tirón, nos están vendiendo las editoriales.¿Cuántos reyes, príncipes, señores, etc. de la novela negra escandinava nos están promocionando? Mankell resiste cualquier comparación.
Saludos

HLO dijo...

Pues sí: yo veo en la cubierta de un libro un nombre acabado en "sson" y salgo corriendo.

Mankell sí es un escritor de una pieza.

Saludos.