Si hubiera que elegir una mártir contemporánea, una santa de la laicidad y los derechos humanos, la más apropiada sin duda será Marisela Escobedo. Después de que su hija Rubí fuese asesinada, le cupo la horrenda suerte de ver cómo delaraban inocente a su presunto asesino para, más adelante, ser asesinada ella misma. Por ser incómoda. Por no callarse. Por no ser cómplice de tanta barbarie. Eso era un mártir de la antigüedad: alguien que daba testimonio de su fe, de una fe inquebrantable hasta sus útimas consecuencias. Aunque, en el caso de Marisela, esa fe en la justicia, esa búsqueda de la verdad (una verdad humana y una justicia entre los humanos)haya sido tan horriblemente defraudada.
Todos con Marisela. No a la impunidad de los criminales.
Mártir contemporánea
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19 de diciembre de 2010
Publicado por HLO en 15:50
Etiquetas: Feminicidio
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