Los once

23 de diciembre de 2010


Ilegibilidad. Quizá sea la principal característica de este libro. La segunda, tal vez, sea inanidad. Si desde mi pasión francófila, mi especialización lectora en el ámbito francés, mi titulación universitaria y mi dedicación profesional, que conceden amplios espacios a la historia francesa, a los orígenes de la contemporaneidad europea en las postrimerías del XVIII y la Revolución Francesa, si desde ello, repito, no puedo con el texto (al parecer una novela o como tal se vende, por lo menos) qué perplejidad podrá sentir un lector ligeramente menos especializado, un poco menos apasionado, un pelín menos conocedor del arte, la literatura, la historia o la lengua francesas.
A la postre, resulta irrleevane si existió el tal pintor Corentin y su famoso cuadro de "Los once" (los once miembros del Comité de Salud Pública a la altura de 1794).
(El libro lleva, a mdo de subtítulo, el siguiente lema: "Gran Premio de Novela de la Academs Francesa". Y ahí lo comprendemos todo: el papanatismo, el complejo de inferioridad que arrastra la cultura española -la literatura sobre todo).


Pierre Michon, "Los once".Barcelona, Anagrama, 2010.

Mártir contemporánea

19 de diciembre de 2010



Si hubiera que elegir una mártir contemporánea, una santa de la laicidad y los derechos humanos, la más apropiada sin duda será Marisela Escobedo. Después de que su hija Rubí fuese asesinada, le cupo la horrenda suerte de ver cómo delaraban inocente a su presunto asesino para, más adelante, ser asesinada ella misma. Por ser incómoda. Por no callarse. Por no ser cómplice de tanta barbarie. Eso era un mártir de la antigüedad: alguien que daba testimonio de su fe, de una fe inquebrantable hasta sus útimas consecuencias. Aunque, en el caso de Marisela, esa fe en la justicia, esa búsqueda de la verdad (una verdad humana y una justicia entre los humanos)haya sido tan horriblemente defraudada.
Todos con Marisela. No a la impunidad de los criminales.

Lectura poética

18 de diciembre de 2010



Apenas éramos una docena de fieles escuchantes (amigos todos, prácticamente) en un Salón de los Espejos municipal (el del Ayuntamiento de Málaga, no el de Versalles). Pudiera parecer, visto desde fuera, que aquello no era era sino un acto institucional acartonado; si acaso, una lectura para selecta camarilla. Nada más lejos de la realidad. Cuando Luis Alberto, después de la pulcra presentación de Alfredo Taján, comenzó la lectura, se produjo el mismo milagro de cuando la poesía era exclusivamente oral (una mítica corte de los feacios) o escrita sólo para facilitar su conservación (en la antigua Roma, por ejemplo). La musicalidad de la poesía de Luis Alberto de Cuenca, esa gracia y ese dramatismo que apelan tan directamente al oyente, muestran esos orígenes primigenios del acto poético, cuando era sobre todo un acto de comunicación que enlazaba al vate y a su auditorio con la red dorada y mágica de las palabras.
Con una hermosa voz y la dicción perfecta del que cree en la poesía a ultranza, el autor fue leyendo algunos de los noventa poemas que componen "El Reino Blanco". Seguidillas, haikus, poemas largos como "El cuervo"... El tono festivo, el acento erótico ("esa pornografía de los ricos"), la descripción onírica o la vena dramática se entremezclaron con la pasmosa facilidad que sólo un poeta de variados registros, como es el madrileño, puede ofrecer.
Nos quedamos con el recuerdo agridulce de una "Carta a los Reyes Magos" o la jocosa revelación de que el objeto amoroso de Safo, Faón, no era sino una chica...


Instituto Municipal del Libro, Málaga. Salón de lo Espejos del Ayuntamiento de Málaga, 16 de diciembre de 2010.
Luis Alberto de Cuenca, "El Reino Blanco". Madrid, Visor, 2010.

Novela nazarí

16 de diciembre de 2010


He empezado a leer el libro con cierta cautela. La novela está ambientada en la Granada nazarí y temía (como sucede en novelas francamente horrorosas como "El manuscrito carmesí") que cayese en una blanda y letal fascinación por el entorno y la época narradas. No es así: Miguel Ángel Cáliz se va ganando al lector con una prosa límpida y absorbente, que lo adentra desde los escenarios alhambreños esperados hasta la Génova ya renacentista, una Málaga nazarí o la referencia a una Alejandría veneciana...La faramalla historicista de corte romántico es eludida para bien de la narración.
La historia es atrayente: la favorita cristiana del sultán Muhammmad VII -de sobrenombre Wallada- va rememorando, mientras éste agoniza, las circunstancias de su vida. Las horas marcadas en una clepsidra le sirven al autor como pauta en la organización del material narrativo que combina, con gran sabiduría, el tiempo presente de la convulsa política y el pasado de esa mujer excepcional que ha sabido ganarse un lugar en un mundo de hombres.
Una libro, en fin, altamente recomendable; una novela histórica pero lejos de esos subproductos a los que nos tiene acostumbrados el negocio editorial.

Miguel Ángel Cáliz, "Horas para Wallada". Sevilla. Paréntesis, 2009.

El futuro del libro electrónico

12 de diciembre de 2010


Me doy cuenta que hace ya casi un año que tengo un lector de libros electrónico. Y no lo he usado prácticamente nada. Las novedades siguen apareciendo en papel; mi libro ("Bitácora de Poseidón") ha aparecido también en formato electrónico pero yo prefiero el papel.
Como no soy usuaria de tren ni de metro no puedo apreciar las ventajas de tener mucha información en una tableta ligera (los ipads pesan bastante, la verdad).
En fin, no sé qué futuro tendrá el libro electrónico. Creo que se está quedando obsoleto ya; es un formato que no tiene la suficiente entidad como chisme tecnológico ni el prestigio tradicional del libro. ¿Qué será de él?
Y vosotros, queridos lectores ¿qué pensais? ¿Lo utilizais? ¿Está ya demodé?

Oh Sylvia

8 de diciembre de 2010


Ahora que estoy escribiendo sobre el tema, he vuelto a repasar este librillo. En él, una escritora y conocida de la poetisa escribe sobre la última etapa de la vida de Sylvia Plath. Por supuesto no aclara nada. Nunca sabremos lo que pasó por la cabeza de Sylvia antes de disponer su trágica salida de este mundo.
Sólo unos detalles imprimen mayor dramatismo aún a la historia. Como se suicidase abriendo la llave del gas de la cocina y no quisiera que sus hijos (que dormían en una habitación adyacente) corriesen la misma suerte, abrió la ventana del dormitorio de éstos.
Pero las temperaturas eran tan bajas en ese invierno londinense que, de no haber sido descubierta la situación a tiempo, los niños hubieran podido morir de frío.

(En la fotografía, Sylvia Plath en 1952, once años antes de su muerte)

Jillian Becker, "Los últimos días de Sylvia Plath". Barcelona, Circe, 2004.

Sobre la lectura

7 de diciembre de 2010


Ayer en la rueda de prensa que dio en Estocolmo, Mario Vargas Llosa habló algo sobre la lectura; también sobre la capacidad de la literatura para ofrecer una mirada crítica sobre la realidad.
Estoy segura de que será un discurso magnífico el que realizará ante la Academia Sueca. El título, al parecer, será sobre la lectura y la ficción.
Estoy deseando leerlo. Seguro que dirá algo más allá de lo vertido en libros como "La verdad de las mentiras" o "La orgía perpetua"; su talento no le permitirá menos. Ha de ser un discurso elocuente y brillante.
Entretanto, he arrumbado al celta. Hay algo que me irrita en este libro; algo grandilocuente (quizá ese vasto panorama histórico), algo de cartón piedra que hace que no logre meterme en la lectura. Quizá me recuerde a "La guerra del fin del mundo", la novela que menos me gustó del autor hispano-peruano.

Vampiros y brucolacos

4 de diciembre de 2010


Por si alguien cree que la moda de los vampiros es reciente o, como mucho, se remonta a fines del XIX con el Drácula stokeriano, traigo a colación este librillo. Un volumen minúsculo de cubierta roja que, en realidad, es una de las "Cartas eruditas y curiosas" (la vigésima del tomo cuarto) del padre Feijóo. En ella, después de analizar las noticias que sobre vampiros, brucolacos y redivivos dan algunos autores de su época, los califica de simples "patrañas". "Algún embustero inventó esa patraña: otros le siguieron, y la esparcieron. Esparcida, inspiró un gran terror a las gentes, que no pensaban en otra cosa, sino en si venía algún vampiro a cchuparles la sangre, o torcerles el pescuezo".
El espíritu racionalista del padre Feijóo no pasaba por ahí.

(En la ilustración, el óleo de Edward Munch, "La mujer vampiro").

Benito Jerónimo de Feijóo, "Sobre la existencia de los vampiros". La Laguna, Artemisa Ediciones, 2006.

Misiones pedagógicas

3 de diciembre de 2010



"Escribir es esclavo" manifestó Javier Pérez Andújar ante la interpelación de Miguel Torres sobre si no resultaba "esclavo" una novela tan documentada...La novela, basándose en la peripecia de unos personajes ficticios, recoge un episodio conmovedor de la Segunda República española, las Misiones Pedagógicas. Promovidas ya desde mayo de 1931, estas misiones pretendían llevar la cultura a los rincones más alejados de España, donde las carencias materiales (y no sólo culturales) eran verdaderamente espantosas. Como ilustración, se proyectó en el mismo acto de la presentación de la novela, el documental de Val del Omar donde se recogen imágenes históricas de esa empresa quijotesca y donde se comprueba,tanto la pobreza material de esas zonas rurales, como el heroísmo de esos "misioneros" (maestros,en su mayoría, que no cobraban por esa tarea).
Pérez Andújar se ha documentado exhaustivamente para reconstruir, sin traicionarla, una de estas misiones que transcurrió en la Sierra de la Culebra. Pero, sobre ello, hay una voluntad narrativa que hunde sus raíces en la tradición hispánica. El autor confiesa que hay mucho Lazarillo, mucho Quijote (una tradición literaria que podríamos llamar "fuerte") en su primera formación libresca que, por fuerza, acaba aflorando en su escritura. También, afirma el autor, hay un poso del lenguaje familiar y de las novelas populares que reelabora conscientemente. Porque, como hiperbólicamente dijo "Un adjetivo es más importante que la propia narración".
En el diálogo entablado, Julio Neira afirmó que el ideario de esas Misines Pedagógicas republicanas susbiste hoy, por ejemplo,en el afán difusor de la lectura de instituciones como el propio Centro Andaluz de las Letras, o en la misma idea de que la extensión de la cultura es un bien indispensable para una sociedad que se diga desarrollada.
En el fondo en la literatura, pienso yo, en toda literatura digna de ese nombre, subyace siempre una inequívoca "misión pedagógica". Una idea utópica de creación o de transformación. Aunque no sea de transformación del mundo sino "al por menor", como subrayó Pérez Andújar con suave ironía.

Centro Andaluz de las Letras de Málaga, 1 de diciembre. Intervinieron Javier Pérez Andújar, Miguel Torres López de Ugalde y Julio Neira.
Javier Pérez Andújar, "Lo que se llevó el diablo". Barcelona, Tusquets, 2010

E de evidencia

1 de diciembre de 2010



Sí, señor, en esta entrega de la serie nuestra detective Kinsey come en un restaurante, y comida más o menos decente (es decir como en cualquier chiringuito costero, pero con más tontería: unas almejas con Pernod no creo que sepan mejor que unas coquinas al ajillo). Ha quedado para almorzar con una antigua compañera de instituto, Ash. La empresa familiar de esta chica ha sufrido un incendio y Kinsey investiga para la compañía de seguros La Fidelidad de California, por si hubiera algo de fraudulento en el suceso...Las cosas se ponen un poco feas cuando acusan a la propia Kinsey de recibir un soborno de la empresa incendiada..
Pero ni ese incidente ni el hecho de pasar la navidad completamente sola pueden con el temple de nuestra detective que pronto verá como todo el asunto acaba estallándole -literalente- en sus propias narices.

Sue Grafton, "E de evidencia". Barcelona, Tusquets, 1991.