Cernuda, el exilio

23 de junio de 2011


Ayer fue presentada en Málaga la segunda parte de la monumental biografía que el poeta y editor Antonio Rivero Taravillo ha realizado sobre Luis Cernuda.
Rivero fue presentado por Rafael Inglada, quien hizo hincapié en la escasa tradición -con honrosas excepciones, como la de Lorca por Gibson o la de Aleixandre por Leopoldo de Luis- del género biográfico en España. Esta biografía de Cernuda, de ese poeta con fama de "difícil" nos habla, aseguró, de los dos destierros del poeta: el físico, al salir el poeta del país en pena Guerra Civil, y el de su espíritu, siempre en conflicto -más o menos velado- con su entorno.
Antonio Rivero habló con emoción de este trabajo que le ha hecho viajar por los diversos escenarios del exilio del poeta en el Reino Unido y México. Un Cernuda que conoció en su manual de literatura de COU y le llevó a interrogarse sobre ese autor que había nacido en su misma ciudad, en Sevilla, y cuyos poemas llegó a memorizar.
Luis Cernuda parte hacia el exilio el 14 de febrero de 1938 aunque quizá su exilio, aventuró Rivero, no empezó en 1902, el año de su nacimiento....En el Reino Unido (Edimburgo, Oxford..) fue preceptor y profesor, tareas que detestaba por su temperamento, por su absoluta inclinación hacia la poesía.....En México quizá fue feliz; Rivero se ha entrevistado con una de sus amistades masculinas, Salvador Aligheri, quien, al parecer ignoraba que fue la inspiración de "Poemas para un cuerpo". Allí, en México, tuvo también lo más parecido a una familia, la poetisa Concha Méndez (y sus hija Paloma y sus nietos), en cuya casa vive y donde muere .
Quizá despueés de escribir obras como "Desolación de la Quimera", señaló Rivero, su auténtico testamento literario, Cernuda no hubiera podido escribir otra cosa. Y, muerto el poeta, qué le quedaba al hombre...
Después de la intervención de Antonio Rivero, los poetas Francisco Ruiz Noguera y José Antonio Mesa Toré leyeron poemas de Luis Cernuda, entre ellos los titulados "Peregrino" y "Niño muerto", enormemente emocionantes. Y Rivero también se atrevió con los dos poemas cernudianos de su libro de COU, aquellos que le permitieron entrever la belleza y la emoción que pueden encerrar las palabras (esas grafías, esos fonemas).

(En la fotografía, de izquierda a derecha, José Antonio Mesa Toré, Rafael Inglada y Antonio Rivero Taravillo).

Centro Andaluz de las Letras, Málaga, 22 de junio de 2011.
Antonio Rivero Taravillo, "Luis Cernuda: años del exilio, 1938-1963". Barcelona, Tusquets, 2011.

2 comentarios:

Juan Herrezuelo dijo...

Con La realidad y el deseo rompí mi costumbre de no frecuentar los libros de poesía. Yo, tan apegado a la prosa, a la ficción y a la intriga descubrí entonces que un verso podía parecer el desvalamiento de un secreto propio. Entre los versos que dejo caer más a menudo está aquel de "Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien", que me pareció de una sinceridad desgarrada.

HLO dijo...

Si es que eres más poeta de lo que te crees...A ver cuándo nos das la sorpresa...

Un abrazo