Sinesio de Cirene

3 de junio de 2011

En este blog he escrito varias veces sobre la filósofa y matemática Hipatia y he citado también, de pasada, a su discípulo Sinesio de Cirene. Ahora es momento de hablar de él y de sus interesantísimas cartas. Tiene este personaje un singular talento como epistológrafo. Describe, con vivas pinceladas, lo mismo las vicisitudes de un viaje que cuestiones de índole matemática o sus vivencias personales -fue aclamado obispo en un tiempo, claro está, que los obispos eran elegidos por los integrantes de la comunidad
Con toda modestia dice: "Yo, con todo, hubiera preferido mil veces la muerte que aceptar este ministerio, pues consideraba que la dignidad de la tarea excedía mis posibilidades". Y más abajo confiesa "Y es que yo, que dediqué mi juventud al ocio, adepto de la filosofía y a la contemplanión, ajena a toda actividad práctica..." (pág. 47).
Es decir, que a un intelectual como él le resultaba una pejiguera eso de ser obispo y ocuparse de una grey de verdad, de personas de verda y no de sus propias especulaciones filosóficas, de su ocio enriquecedor y creativo.
La calidad de estas cartas se demuestra con el simple hecho de que podemos leerlas y nos resultan curiosas y agradables más de mil quinientos años después de haber sido escritas.

Sinesio de Cirene, "Cartas". Madrid, Gredos, 1995.

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