Doña Phyllis

9 de septiembre de 2011


Yo, de mayor, (ya lo he dicho otras veces) quiero ser doña Emilia Pardo Bazán. Pero tampoco estaría mal ser doña Phyllis Dorothy J., que nació allá por 1920. O sea, bastante cerca del siglo XIX. Quizá por o eso, o por simple afinidad (es lo más probable) resulta tan decimonónica; tanto casi como mi adorada escritora gallega. Con sus descripciones minuciosas, sus diálogos trabajados, su imaginación tan verosímil.
De lo que sí carece doña Phyllis es de sentido del humor, aunque quizá no le haga falta e incluso puede que le estorbase en su novelística. L o que sí sorprende de la oxoniense (nació en Oxford, no por doctorarse allí) es por el agudo retrato psicológico de sus personajes. Personajes que establecen insólitas relaciones entre sí; en este caso, una señora católica ya mayor y un pilluelo de diez años, quienes abren el relato. Luego, como es habitual, el comandante Adam Dalgliesh se hará cargo del caso. Y la inspecora Miskin...

(Quien lea las primeras páginas de la novela comprenderá el por qué del salmón ahumado como ilustración).

P. D. James., "Sabor a muerte". Barcelona, Zeta, 2011.

1 comentarios:

Francisco Ortiz dijo...

El sentido del humor inglés, que tan bien le vendría a esta gran dama.