Louise Labé

19 de enero de 2012

"Seda e imprentas": con esta sucinta enumeración Aurora Luque nos lleva a la ciudad natal de Louise Labé, Lyon. En la industriosa ciudad del Ródano se desarrollará la vida de la poetisa hasta su fallecimiento en 1566, quizá a la edad de 46 años. Son estas imprecisiones las que han dado lugar a  una corriente "negacionista" que no admite la existencia de la escritora, no viendo en su figura más que la fabulación de un grupo de poetas lioneses.
La lectura de los sonetos y las elegías traducidos por Aurora (aquéllos en asonante, éstas en verso blanco) nos muestra, empero, una fuerte personalidad poética más allá de las convenciones de la poesía renacentista. Al uso del soneto, que confirma su gusto italianizante, se unen las referencias mitológicas (todo un programa ideológico, dada la parquedad de un correlato cristiano, si acaso un cielo y un infierno citados, pág. 51) y sobre todo una riqueza emotiva que atraviesa toda la poesía y la dota de una expresividad singular. Ciertamente hay que entender que la subjetividad poética se halla sometida a una intensa formalización, siendo indiscernible muchas veces el topos literario y la realidad sentimental de ese yo, pero debido en gran parte, creo yo, a las zonas de sombras que dificultan el conocimiento de la vida de la poetisa (desconocemos, por ejemplo, el nombre de ese "Amor" de los sonetos) e incluso de sus fuentes o sus gustos literarios. Y sin embargo, a través de esta tersa traducción (plena de una musicalidad contenida y una dicción poética irreprochable) podemos ver la intensidad pasional de Louise Labé, su emotividad y su deseo apenas refrenados por un tierno didactismo ("Y evitad, Damas, ser tan desdichadas", pág.59), otras veces acentuados por el contrapunto de la muerte ("a la Muerte/rogaré que oscurezca mi hora blanca", pág.39).
Más inverosímil  que la invención de una personalidad poética femenina me parecería a mí la pretensión de que la carta-dedicatoria que sigue a las poesías (pág, 98 y ss.) estuviese escrita por un hombre. En ella, una combativa voz invita a las mujeres dotadas de talento a que lo manifiesten y a las damas en general a que eleven sus intereses: "no me queda sino suplicar a las Damas de calidad que alcen un poco sus espíritus por encima de sus ruecas y de sus husos"(pág. 90. Pues ha llegado ya el tiempo, dice Labé, en el que las mujeres pueden dedicarse a las ciencias y las disciplinas (entiéndase literarias sobre todo) y conseguir los subsiguientes honores que no pueden arrebatar ni artimaña de ladrón ni el paso del tiempo. Más valiosos son esos placeres intelectuales que cualquier otro esparcimiento, puesto que permiten, además, recuperar los sentimeintos y los momentos deliciosos del pasado, nos dice la autora. La belleza de los poemas y su inmejorable traducción así nos lo demuestran.
Disfrutemos, pues, con ellos en esta estupendísima edición.

Louise Labé, "Sonetos y elegías". Edición, introducción, traducción en verso y notas de Aurora Luque. Barcelona, Acantilado, 2011.

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