La señora Lirriper

9 de marzo de 2012

Aunque sólo fuera por la belleza del libro en sí habría que comprarlo de inmediato. Alba ofrece unos volúmenes impecables, con un papel ahuesado de tacto delicioso, una tipografía exquisita y unas portadas cuidadosamente elegidas, además de sus ya característicos lomos dorados que crean un espacio bien definido, con cierto aire de suntuosidad nada pretencioso, en las estanterías de cualquier biblioteca particular.
Este libro, además, resulta más que deseable no sólo por el atractivo de la marca "Dickens" sino por la originalidad de su composición. Pues aunque puede llevar a confusión al lector, la sorpresa es agradable: además de cuatro relatos extensos del propio Dickens hay otros de escritores como Elizabeth Gaskell -a la que particularmente adoro-, Wilkie Collins -no siempre magistral pero magnífico cuando quiere serlo- u otros menos conocidos -por lo menos para mí- como Amelia Edwards, Edmund Yates o Rosa Mullholland.
Los relatos fueron publicados en el semanario fundado por el propio Dickens All The Year Round en dos entregas, una en 1863 y 1864. Todos giran, con mayor o menor éxito en el artificio utilizado, en torno a la pensión de la señora Lirriper y el propio edificio en sí. Un establecimiento cuyas características y su peculiar historia se encarga de transmitirnos el propio Dickens en el primer relato.
Un libro delicioso, en fin, no sólo por su bella manufactura sino por el atractivo de las narraciones que nos introducen de un modo eficaz -sentimenatal y estéticamente- en esa microsociedad, parte de la sociedad victoriana.

Charles Dickens, "La señora Lirriper". Barcelona, Alba, 2010.

3 comentarios:

ethan dijo...

Uno de esos libros para guardar celosamente ¿no? Me ha gustado eso de que ya sólo por la edición merece la pena tenerlo.
Saludos!

Anna Devert dijo...

La historia de la señora Lirriper y su pensión es, sencillamente, deliciosa.

Encontré, además, el libro recién editado en una librería a la que había acudido a la presentación de otro libro de relatos. Me resultó tan fascinante que apenas presté atención al acto: deseaba volver a casa para leerlo. Y no me defraudó.

Un abrazo

HLO dijo...

etahn; es que los libros son también un placer sensual. Un saludo.

Anna: sorprende la sencillez de los recursos que utiliza y lo eficaces que son. Abrazos.