Incendios, recursos, unidad holocena

22 de agosto de 2012

                      
  "Hoy la humanidad es una unidad holocena que ha dado pruebas de poner todo su talento en extinguirse y de sus capacidades para perpetrar un suicidio definitivo".

 Esto dice el filósofo Peter Solterdijk y no hay más que echar un vistazo a nuestro alrededor para corroborarlo. Sólo con ver la catástrofe que se está desarrollando delante de nuestras narices nos basta. En los siete primeros meses del año se han quemado más de 130.000 hectáreas de bosque y monte bajo, así como de terrenos con aprovechamiento agrícola y residencial.
 Pero ni los representantes políticos ni la sociedad civil en su conjunto están a la altura de las circunstancias. Una frivolidad asesina preside el tratamiento de los recursos forestales y agrícolas anejos y de otros recursos imprescindibles para la supervivencia como el agua o el territorio.
Más aún, en tiempos de crisis económica resulta increíble ver cómo se dilapidan riquezas naturales que, por supuesto, también tienen su trasunto a nivel económico.
   Cuando las políticas al uso se ocupen de gestionar los recursos naturales tanto como los financieros, cuando se comprendan que aquéllos son muchísimo más importantes que éstos, estaremos en el camino correcto.
   Este momento de crisis quizá sea más adecuado que otros para replantearnos nuestra relación con el territorio y los recursos naturales, tratando de racionalizarlos y a la vez extrayendo beneficios de índole económica y social. Por ejemplo, un país con una tasa de desempleo tan bestial como el nuestro debiera encauzar sus recursos humanos y económicos para la prevención de los incendios, con aprovechamientos forestales y ganaderos que impliquen cuidados de las áreas boscosas y lleven aparejados también una revitalización del entorno rural. No quiero que suene a reformismo borbónico o, peor todavía, a utopía campestre. Vivimos en sociedades urbanas pero no podemos ser tan idiotas como para olvidar que en última instancia dependemos de los recursos naturales para vivir.
  Por otro lado, la tecnología informática y los recursos telemáticos deben ayudar en esa prevención de catástrofes mediambientales y en la gestión de esos recursos intensamente vitales.
 Dejar de lado estas cuestiones significará la desaparición de esa unidad holocena que tan lista se creía y que resultó tan tonta.

Peter Sloterdijk, "Venir al mundo, venir al lenguaje".  Valencia, Pre-textos, 2006.


2 comentarios:

Índigo dijo...

Ay, compi ¡para llorar! precisamente los bestias desalmados que gobiernan el mundo usan de la crisis para desentenderse todavía más de nuestro medio... es deprimente, asqueroso.
Has hecho un post muy bueno y me apunto el libro de Sloterdijk, el título ya me parece magnífico.
Un besazo.

HLO dijo...

Ah, pero se ocupan del ecosistema económico, de los depredadores del sistema más bien...
Y este libro -a pesar de lo afortunado del título- no es de los mejores de Sloterdijk. Son unas lecciones a veces bastante abstrusas. Yo prefiero cosas más breves y más peleonas como "Normas para el parque humano".

Besote, compi