Francisca Aguirre

8 de septiembre de 2012

No conocía a Francisca Aguirre. Conocía, sí, un libro de poesía suyo, "Historia de una anatomía". Me llamó la atención el título y la insistencia en la carne, en los órganos del cuerpo, en el cuerpo paciente, como objeto clínico también. En una entrevista, la poeta afirmó que lo fascinante no es el alma sino el cuerpo:"Esto que somos, aquello que nos da armazón, es lo que nos da esos mecanismos tan extraños que identificamos con emociones. Aquellas por las que somos capaces de crueldades tremendas y de gestos asombrosos. Además, el cuerpo es el que nos da lugar y cita en el mundo" (El Mundo, 17-XI-2011)
Pues bien, el jueves acudió puntual -puntualísima- a su cita con Málaga y la poesía. Y nos leyó, con una voz afable, llena de apacibilidad y un punto de didactismo, sus versos. Unos versos que, como aseguró en la presentación Francisco Morales Lomas, nacen de sus experiencias, en circunstancias triviales (haciendo las camas, yendo al mercado), pero en ellos brota el asombro, y la infancia, y el "puto corazón" que está de vuelta de todo, hasta de las metáforas. Convencida machadiana, su lírica "efusiva, sincera" está hecha para reinventar el mundo, para recrear un mundo nuevo, más profundo y enriquecedor.
Emotiva fue la lectura de fragmentos de su libro "Los trescientos escalones", donde rememora la figura de su padre -pintor fusilado por el régimen franquista. Y las nanas, "Nana del desperdicio" y "Nana de los libros viejos". Ésta última constituye un bellísimo elogio de los libros, los libros viejos, usados, que pueden convertirse en el tesoro más fantástico, en la "universidad más mágica".

(En la ilustración, Francisca Aguirre en el patio del Museo Picasso de Málaga; fotografía hecha por Herminia Luque).

   Francisca Aguirre. Presenta: Francisco Morales Lomas. Jueves, 6 de septiembre de 2012.
Poesía en el Picasso. Museo Picasso, Málaga. Organiza: Centro Andaluz de las Letras.



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