Absolución

27 de octubre de 2012


"Todo comienza con un final feliz" dijo Luis Landero de su novela. Una novela en la que Lino, el protagonista, va haciendo recuento de su vida en un día luminoso de primavera. Ha encontrado la felicidad -o al menos eso cree- pero bastará un hecho para demostrar la fragilidad de las cosas, revelando a la vez lo que es Lino en verdad: un descontentadizo, una criatura del tedio, un eterno fugitivo.
La novela está extraordinariamente bien escrita -no sobra decirlo: en el coloquio salió a colación el desinterés por el lenguaje de tantos escritores actuales. "Mi ideal es escribir bonito y eficaz", dijo el autor. Toda la eficacia y la belleza residen en las palabras, palabras que además adquieren aquí una dimensión especial cuando se resaltan en el texto, pues condensan las experiencias de Lino en unas contundentes sílabas. Así palabras como tedio, valor, contingencia, ironía..actúan como cristalización de las emociones y a la vez son propulsores de la acción, cifrada exégesis de ésta también.
Andrés Reina, en su excelente presentación, resaltó la apuesta de Landero por el estilo, así como la "estructura primorosa" de la novela. Los grandes novelistas, aseguró, más que "argumentistas" son arquitectos, construyen con pericia arquitecturas verbales destinadas a durar. La narración de Landero, prosiguió, va del pasado al presente con suma facilidad, como un pasajero de un vagón de tren a otro, demostrándonos que el acto de recordar no es estático sino que se produce a la vez dentro de un espacio y un tiempo concretos.
En fin, mereció la pena acercarse a escuchar al autor y a su introductor; merece la pena acercarse a la novela y a un autor que se confiesa "cautivo" de sus temas. Cautivo de la hermosura y de la contundencia de las palabras también.



Luis Landero, "Absolución". Barcelona, Tusquets, 2012.

Presentación de Andrés Reina. Centro Andaluz de las Letras, Málaga. 24 de octubre de 2012.

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