Un folleto publicitario

12 de octubre de 2012


A lo que más se parece la última novela de Donna Leon es a una vasta operación de marketing. No es sino el folleto publicitario para vender la música de Steffani que su amiga Cecilia Bartoli ha cantado. Si no, no se entiende nada: llevas leídas doscientas páginas y no sólo no pasa nada en la novela sino que lo narrado es absolutamente insustancial y carente de interés. Tampoco hay un estilo eminente o unas digresiones originales que aporten valor al libro.
Una musicóloga ha sido contratada para que investigue los papeles contenidos en un baúl de un  músico del siglo XVIII, Agostino Steffani. En ellos puede haber información para un supuesto tesoro, esas legendarias "joyas del paraíso". Las idas y venidas de la protagonista de la sede de una fundación musical "italo-tedesca" a la biblioteca Marciana o al bar más próximo para comerse unos tramezzini, dan la penosa sensación de un dèja vu sin la gracia de un Brunetti -el personaje cuya vida conocemos al dedillo y al que hemos tomado cariño. Ni siquiera los chismorreos o la noticia de un crimen en la vida del músico logran hacer del libro una lectura estimulante.
Lo que no daba más que para un relato corto, se alarga de forma innecesaria -o necesario sólo desde el punto de vista comercial. El misterio encerrado en el propio baúl no son sino reliquias (la uña de San Pedro Crisólogo y otros trozos de carne seca o tejidos manchados de sangre, pág.312).   El chasco de los supuestos herederos es inmenso porque esperaban encontrar auténticas joyas y metales preciosos. Una solución harto banal que parece ignorar el verdadero sentido del culto a las reliquias en la tradición católica. Hace bien Donna Leon en no escribir una novela histórica con este material -maravilloso material, por otra parte- porque su comprensión de los valores y los significados culturales del pasado son nulos.
Por último, hay que señalar en el libro errores de bulto en la traducción: "Bavaria" (pág.113), la región alemana, se conoce en español como "Baviera" (¿no ha visto ni siquiera una película de Sissí la traductora?). Y para el significado que en la novela se atribuye a "abad" (pág.164) hay en nuestra lengua un término preciso: "abate", que refleja con exactitud esa figura tan característica del XVIII, más ocupada en asuntos mundanos que religiosos.

En fin, siento decirlo: un libro absolutamente prescindible. A leer otras cosas más interesantes.


Donna Leon, "Las joyas del paraíso". Barcelona, Seix-Barral, 2012.

1 comentarios:

JuanMari dijo...

Comparto los comentarios punto por punto. Como espia Steffani no tiene la vida azarosa que vivio el espia del rey Sol , el castrati Atto Melani ( abate o abad por cierto que casualidad ) el cantante de opera al que Rita Monaldi y Francesco Sorti dedican varios libros ...en exceso eruditos y por tanto algo "excesivos" para mi gusto .( Aunque su editor en ningun caso osa utilizar la calificacion de novela negra)
Incluso Nicolo Paganini tuvo una vida aun mas interesante , acusacion de asesinato incluida.
Saludos.
Juan Mari