El oro del verano

29 de junio de 2013


El verano es oro. Oro sólido, que se puede coger a manos llenas, arrojarlo al aire o tesaurizarlo con mimo. Nada hay más valioso para mí; por este oro lucho, por él se materializa -en ocasiones- el sufrimiento más acerbo: por el oro del tiempo, por la capacidad de disponer de mi tiempo para lo que yo quiero (¿acaso la lucha de tantas mujeres no es, ha sido esa y no otra: disponer, organizar, despilfarrar, si se desea, el tiempo propio, el que nadie te puede arrebatar, el tiempo del que tú puedes disponer como de la riqueza más preciosa, como de la joya más refinada..?).
El verano es tiempo. El verano es escritura; el verano -mi verano- en letras de oro.

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