Una historia violenta

3 de enero de 2014

   Para empezar el año, nada mejor que un autor excepcional: Antonio Soler. Nunca decepciona, siempre asombra. En este caso por el tono elegido para su prosa, tan distinto de sus anteriores novelas ("Boabdil", "Lausana"). Más o menos con la misma cara de sorpresa que la criatura de la portada me he quedado yo, al comprobar ese cambio, ese giro hacia un narrador infantil que va desgranando sus vivencias, nos va describiendo su barrio y un  mundo que intuimos ya muy lejano.
   Y aquí entra en juego la pericia de Soler, su magistral juego con el lenguaje. Pues un auténtico narrador-niño sería insoportable para el elaborado artefacto que es -debe ser- una novela. Pero Soler nos introduce con la aparente sencillez de un lenguaje ingenuo en un sofisticado juego de metáforas y de asociaciones de imágenes sorprendentes, algunas de las cuales te arranca una sonrisa, otras una verdadera mueca de asombro.
   Esta es, en fin, la cualidad de un buen escritor, la de transmutar una realidad anodina, a veces sórdida, demasiado conocida otras, en materia poética narrable.
   Todavía he leído poco de la novela; ya tendré tiempo de asombrarme -supongo- con la evolución de los personajes (Ernestito, Mauri, el narrador) y sus peripecias. Los buenos narradores tienen eso, la capacidad de maravillarnos, de dejarnos con el gesto cuajado pero con las neuronas a pleno rendimiento.

Antonio Soler, "Una historia violenta". Barcelona, Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, 2013.

1 comentarios:

Inma dijo...

Feliz 2014, guapa.