Dragón.

22 de junio de 2009




El libro apareció sobre el teclado de mi ordenador el 18 de junio; hoy 22 de junio voy por las página 284. No es ninguna proeza. En condiciones normales me lo hubiera acabado ya. Quiero decir: si la lectura me hubiera absorbido por completo. Entretanto, incluso, me he merendado medio Giménez-Bartlett (tiene reflexiones muy divertidas sobre las revistas femeninas; los retazos sobre la prnsa rosa son más previsibles; ah, y sobre los borlones).
No es que la novela de Larsson esté mal; ahí nos hemos dejado a Salander recuperándose del balazo que le metieron en la cabeza, sin poder coger un ordenador, la pobre. Y detenida por lesiones a los moteros del diablo y por el hachazo a su "encantador" padre. Entretanto, Niederman, una suerte de monstruo de Frankenstein natural, anda suelto. Pero a veces la morosidad del texto es excesiva; sientes que sus páginas son un peaje obligatorio que tienes que pagar por saber qué demonios le ocurre a la heroína, al Blomkvist "de los cojones" (cariñoso apelativo de Lisbeth).
Qué le espera a la imprevisible "hacker" con dragón tatuado en la espalda.
En mi "ex libris" también tengo un dragón; para mí es el símbolo de la voracidad lectora; del deseo incandescente de saber y descifrar lo que otros han escrito.

Stieg Larsson, "La reina en el palacio de las corrientes de aire". Barcelona, Destino, 2009; 854 páginas.

3 comentarios:

NC dijo...

No anima tu comentario a leer la novela. Será mejor esperar a que haya un sólido mercado de segunda mano con tanto ejemplar vendido.

Paco dijo...

yo la leere con tranquilidad... aunque antes deberia de organizarme y leer alguna otra cosa que tengo encima de la mesa... y lo de tanto papel, tanta página de relleno quizas sea una ayuda a la industria papelera para que salga de la crisis... lo dicho, lo leere... pero más adelante.

Anónimo dijo...

Lo que tuvo que disfrutar Larsson imaginando un alter ego tan competente, que se las liga a todas.