Como las adelfas, así es Tana Marqués. Como las inocentes flores color fucsia o blancas que adornan las medianas de la A-7. Son un goce para la vista pero ¡pobre del que se recree con esas inflorescencias metiendo sus narices en ellas..!
En esta novela, Tana despliega todas sus fuerzas maléficas sin perder, por supuesto, su apariencia de esposa convencional y empresaria del montón.
Si yo fuera Ricardo, tomaría algunas precauciones. Ya se sabe que los personajes tienen la desagradable tendencia a tomar vida por sí mismos y hacer lo que les viene en gana (yo no me lo creía hasta que escribí mi tercera novela).
Cuando escribas la próxima, asegúrate, amigo, de dejar el ordenador bien apagado por las noches. Nunca se puede saber qué pueden hacer ciertos personajes desde una pantalla iluminada...
Ricardo Bosque,"Suicidio a crédito". Zaragoza, Mira Editores, 2009.
Tana- tánatos
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1 de julio de 2009
Publicado por HLO en 17:40
Etiquetas: Guapo zaragozano.
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6 comentarios:
Felicidades también por tu blog, Herminia, que es afortunadamente heterodoxo y está francamente bien diseñado.
Nos leemos!
David
revistaprotesis.blogspot.com
Gracias por el comentario, Herminia. Y ya le diré a Tama cómo la has llamado, no sé qué tal le sentará eso de adelfa, que ella es muy suya. Yo lo veo muy acertado, desde luego.
Seguiré tu consejo acerca de apagar el ordenador por las noches, máxime si tenemos en cuenta que, en la próxima aventura, el cliente puede que sea un escritor que se cree maldito pero sin valor para meterse un tiro entre ceja y ceja.
Herminia,
ya he puesto tu blog entre mis enlaces recomendados.
¿Enlazarías Prótesis? ;)
Enlazado, Prótesis, antes incluso de ver este mensaje.
Ricardo, el final de tu novela es impactante, muy singular el detalle final. Pero ¿cómo hablar de él sin despanzurrarlo? Resulta difícil hasta hacer una micro-reseña.
Enhorabuena.
(pero lo del escritor de la próxima novela me da un mal fario...)
En efecto, tienes razón en que de la trama no se puede contar más de lo que se dice en la contraportada. Lo mejor es que la gente la lea y descubra ese impactante final, jejeje
Y lo de la siguiente puede resultar curioso (incluso con toque culturetas, para que luego digan que esto es todo entretenimiento de masas). De momento, el encuentro entre el escritor-cliente y la florista-proveedora da mucho juego
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