Santa Tecla

27 de agosto de 2011


Una de las cosas más emocionantes de mi viaje a Milán fue visitar los restos de los templos del siglo IV d. C. Uno de ellos, el de Santa Tecla, está justo debajo del Duomo. A los restos arquelógicos de esta basílica, junto con los del baptisterio de San Giovanni alle Fonti, se puede acceder por una entrada a la derecha de la puerta principal de la catedral. (Un poco difícil de encontrar, porque está poco señalizado y para entrar sólo hay una máquina expendedora de tiques y un torno). La visita mereció la pena. Mientras que la explanada superior ardía bajo los efectos de unas temperatura inusuales en Milán, allá abajo reinaba el frescor y el silencio más absolutos. No había nadie, ni siquiera las vigilantes que sólo aperecieron mucho más tarde, y por eso resultaba más delicioso aún recorrer los los itinerarios trazados, ver los restos de mosaicos expuestos en una vitrina, imaginar cómo sería ese templo dedicado a la santa (por desgracia cercenado por la construcción de la estación de metro).
Carlos García Gual refiere en un libro precioso y muy divertido las peripecias de esta santa, muy popular en el siglo IV d.C. Una santa tan atrevida y apasionada que deja en ridículo al mismísimo San Pablo, descrito como un cobarde de tomo y lomo en un texto de dudosa historicidad pero, por ello, más entretenido sin duda.

Carlos García Gual, Audacias femeninas. Nerea, 1991.

0 comentarios: