La pastora Marcela

4 de julio de 2013

El pasado 3 de julio, miércoles, el Museo Picasso de Málaga acogió muy gentilmente la tercera jornada del III Coloquio de Sanchistas.
   El profesor Heinz-Peter Endress, de la Univeridad de Friburgo, presentó una ponencia sobre Marcela y Grisóstomo, uno de los más bellos relatos insertos en el Quijote. Hizo un análisis muy sutil de esta "novela dentro de la novela", señalando la relación con el discurso previo de don Quijote sobre la Edad de Oro. La figura de Marcela tiene un claro antecedente:el personaje Gelasia de La Galatea .-obra que Cervantes publica en el año 1584, más de veinte años que el Quijote. El soneto que Cervantes pone en boca de Gelasia- leído luego por el poeta Francisco Fortuny- incluye el famosísimo terceto final ("Del campo son y han sido mis amores/rosas son y jazmines mis cadenas/libre nací y en libertad me fundo"), toda una declaración programática, inusual en labios de una mujer de esta época.
   El profesor Endress continuó con un análisis del relato de Marcela, señalando la maestría de Cervantes al definirnos el personaje por medio de otros personajes; estos nos la presentan con los peores calificativos ("enemiga mortal del linaje humano", "fiera", "basilisco"), pues la consideran responsable del suicidio de Grisóstomo. Marcela ha sido condenada de antemano por "el tribunal del pueblo" dice Endress.
   La aparición en lo alto de una peña causa asombro a los presentes, pues la belleza de la muchacha es superior incluso a lo que declara la fama. Pero más asombroso aún será el lúcido discurso que realizará, con el que se defenderá de tan oscuras acusaciones. Endress señaló la estructura retórica de ese discurso, analizada ya entre otros estudiosos por Angus Mackay. En la dispositio, Marcela enuncia su propósito que no es otro sino defender su inocencia, y con gran inteligencia dirige sus palabras "a los discretos". En la narratio va acumulando razones que le dicta su "natural entendimiento" ("todo lo hermoso es amable" pero no por eso lo amado está obligado a amar a su vez).
   En la argumentatio expone sus razones de tipo moral (o por qué ha de perder la honestidad la mujer a la que por hermosa desean), así como el tipo de vida apartada y solitaria ("Fuego soy apartado y espada puesta lejos"), dedicada al pastoreo, que ha elegido para sí ("Yo nací libre y para poder vivir libre, escogí la soledad de los campos"). En el caso particular que la ocupa, asegura, fue la porfía del propio Grisóstomo y no su crueldad lo que llevó a la muerte al desdichado joven, al que ni ha engañado ni dio palabra alguna. Culmina el discurso con unas acumulaciones paralelísticas ("El que me llama fiera y basilisco déjeme como cosa perjudicial y mala; el que me llama ingrata no me sirva..."). Y concluye la bella Marcela con una nota religiosa, diciendo que "Tienen mis deseos por término estas montañas; y si de aquí salen, es a contemplar la hermosura del cielo, pasos con que camina el alma a su morada primera".
   El profesor Endress señaló que quizá este rigor moral e intelectual hace al personaje de Marcela algo frío y distante, desde luego muy distinto de las apasionadas heroínas de tantas novelas.
    La mañana terminó con la lectura de poemas de Cervantes. Intervinieron los poetas Siracusa Bravo, Francisco Cumpián, Ferrán Fernández, Juan Miguel González, Francisco Fortuny, Aurora Luque y Alfonso Sánchez.
  Pablo Picasso (ver fotografía) fue testigo, entre irónico y divertido, de este homenaje erudito y literario a este otro artista universal, esta vez de la palabra, como es -es, es: sigue vivo, vivaz y algo burlón- don Miguel de Cervantes.

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