Cien seguidores

30 de julio de 2012

Los números redondos poseen un extraño poder de fascinación. Excepto los grandes almacenes, casi todos preferimos los números enteros, los múltiplos de diez y las centenas, los millares, las decenas de millar...Y los millones, por supuesto. Por eso celebramos los aniversarios, las décadas, las bodas de oro, los centenarios....Yo no me voy a resistir al encanto del número cien, resaltándolo: el blog tiene ya cien seguidores. No cuento, por supuesto, los visitantes ocasionales y aún sistemáticos, sino tan sólo los que declaran su adhesión proclamándose, de forma explícita, seguidores. A todos ellos, muchísimas gracias. Es la constatación de que las palabras no caen en el vacío (el más contundente de todos, el ciber-vacío, el vacío de la red sin red que sostenga lo que se pierde en sus entrañas), sino que alguien, en un momento concreto, las recoge y las paladea con el sentido más exquisto de todos, el de la inteligencia. Repito: muchas gracias. Seguimos en contacto. Aunque en este caso gracias a las letras, no a los números.

Estado del Bienestar

19 de julio de 2012


Me gustaría escribir sobre el bienestar que produce la lectura, la pura lectura por placer. Pero no puedo.
No puedo hacerlo mientras se está desmantelando tan tranquilamente el Estado del Bienestar. Que no es una utopía, sino una realidad que se ha venido construyendo, grosso modo, desde los años cincuenta del pasado siglo.Tras largos años de reivindicaciones y con muchas fatiguitas (eso por si alguno se cree que se nos ha caído de un guindo).
Ese Estado del Bienestar, conseguido en mayor o menor grado por los países occidentales, se basa en un sistema educativo obligatorio y gratuito en sus tramos inferiores, una asistencia sanitaria universal, es decir, que no distingue ricos ni pobres (todos tenemos un derecho a la salud, todos tenemos un cuerpo digno de ser cuidado), y una Seguridad Social que asegure prestaciones en situaciones de especial riesgo o debilidad (desempleo, jubilación, orfandad...etc). Una cuarta pata del taburete del Estado de Bienestar sería la Ayuda a la Dependencia (a las personas que no pueden valerse por sí mismas y a los cuidadores de éstas, generalmente mujeres), muy necesaria en unas sociedades envejecidas como las occidentales. Ésta cuarta pata, insuficientemente desarrollada, se está laminando lo mismo que las anteriores. Me refiero, por supuesto al caso de España, que parece un islote de insolidaridad y retroceso de los derechos humanos (¿acaso los derechos que comprometen la salud, la educación, el trabajo, la dignidad y la supervivencia de los dependientes no lo son?) en el contexto europeo.

La pregunta es.¿Por qué tenemos que aguantar los ciudadanos que se recorten derechos básicos, cotas de bienestar conseguidas con mucho esfuerzo? El fracaso no lo es de unos médicos que curan, de unos bomberos que salvan vidas, de unas personas que cuidan a otras, de unos desempleados que, de la noche a la mañana, son unos indeseados. El fracaso lo es del SISTEMA FINANCIERO, a ver si dejamos esto clarito.

Es una falacia burda y profundamente ofensiva esa de que los españoles hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Lo habrá hecho el señor banquero que daba esos créditos desorbitados a un constructor que se creía entonces el rey Midas y que empleaba a doscientos yesaires pagándoles como a ministros.

La crisis comienza en USA (cuando revientan preclaras corporaciones como Lehman Brothers) y se trasvasa luego a Europa y a España sobre todo, inmersa como estaba en una burbuja inmobiliaria que ya se sabía que explotaría en un momento u otro (como pasó en Japón). Pero todos los agentes políticos y económicos, incluidos los encargados de supervisar la economía como el Banco de España, miraban para otro lado (a sus bolsillos, supongo).
Una modesta profesora de educación secundaria, a la altura del curso 2006-07, enseñaba en sus clases de Geografía de España, cuando tocaba hablar del fenómeno del turismo, recortes de periódico color salmón en los que se hablaba de la feroz especulación inmobiliaria y de cómo el modelo económico era insostenible. Eso en la patria sureña del turismo y de la ocupación más bestial del espacio público y de un bien escaso como es el suelo. Por no hablar de la corrupción política que reventó como una buba infectada en el primer caso de un Ayuntamiento -Marbella- que hubo de ser intervenido por el Estado.

Una burbuja inmobiliaria, justo es recordarlo, que no hubiera sido posible sin la ayuda de los bancos, de un sistema financiero que creía que el nombre de España era Jauja y los españoles unos bobos crédulos que pagarían los platos rotos cuando hubiera que hacerlo. Es decir, ahora, cuando se está dejando al taburete sin patas, al Estado de Bienestar recortado y minimizado. Y a la mayoría de los españoles sumidos en un profundísimo malestar.


Ardores de agosto

12 de julio de 2012

Para los calores veraniegos, nada mejor que un café con hielo y una buena novela. Para los cabreos veraniegos, también. Porque si el café nos alivia el calor, la literatura puede ayudarnos a comprender los mecanismos de la corrupción y la brutalidad humana. Eso en la Sicilia natal de Montalbano y en la España natal de una misma. En la novela, por lo menos, existe la posibilidad de recomponer un orden y generar justicia, aunque sólo sea al modo rudo e imperfecto de la venganza. Un grandísimo cabrón se lleva su merecido. En el papel.
Camilleri desgrana sus hábiles diálogos y su sentido del humor tan peculiar en esta trama veraniega en la que Montalbano suda como un condenado. Y sufre y desea. Como cualquier hijo de vecino. Con las calores del verano.

Andrea Camilleri, "Ardores de agosto". Barcelona, Salamandra, 2009.

Una habitación en Holanda

8 de julio de 2012

Lo que parecía una propuesta interesante -una indagación de los motivos de Descartes para instalarse en las Provincias Unidas y engendrar allí su Discurso del método- se convierte en una solemne majadería.
El librito (lo es por su tamaño y el número de sus páginas, noventa y una) comienza con un excursus histórico y geográfico que se remonta...al Imperio Romano. Para dar cuenta de la tesis central del texto, impregnada por un profundísimo -y estúpido- determinismo geográfico. A saber: que Descartes no pudo escribir su obra sino en tierras frías porque... detestaba el calor. Una original idea que ya la expresó el historiador del XIX Jules Michelet como se cita en el propio libro: "Descartes, Kant buscaron lugares fríos y grises, donde desaparece la naturaleza, arenas de Prusia, pantanos de Holanda, con la esperanza de que la verdad menos dominada por los encantos de la naturaleza, se revelaría más fácilmente al corazón del hombre" (pág.49). Toma ya. Y por si no quedara clara la asunción de los presupuestos deterministas decimonónico por Bergounioux, en las dos últimas páginas el autor remacha:
    Los países que permiten trabajar como es debido no abundan (...)El mundo católico se ve, pues, eliminado de entrada del espacio mental visible (...) Además, aunque el absolutismo y el catolicismo no hubieran cerrado esas regiones a las libres indagaciones de la mente, su clima las habría hecho insoportable para Descartes. El calor lo agobia, le confunde las ideas.

  En fin, lo siento por la editorial, Minúscula. Lo que parecía un texto curioso no es más que una banalidad recubierta de hojarasca histórica y climatológica. Quizá no sea sino una muestra de una admiración desmedida hacia lo francés o hacia elementos señeros de la cultura (Descartes en este caso) o ambas cosas a la vez. Pero sin pasar por el adecuado tamiz crítico.

Pierre Bergounioux, "Una habitación en Holanda". Barcelona, Minúscula, 2011.

Viva San Firmin

7 de julio de 2012

Firmin Didot (1764-1836) nació en el seno de una familia de reputados impresores. Puede considerársele como el creador del primer tipo moderno, el que lleva el apellido familiar. El Virgilio de 1798 -impreso en Versalles-  es un dechado de legibilidad y elegancia.
Tuvo tal éxito que fue considerado el tipo de Francia por antonomasia.
Giambattista Bodoni se inspiró en este tipo para crear su propia romana en Italia y, aunque tienen grandes similitudes, la tipografía de Didot resulta más cálida y dúctil.



El perfume de los sonidos

6 de julio de 2012

La poesía necesita a veces salir de sus reductos. De su encierro libresco -de los versos que la dibujan en las páginas de un libro- pero también de los recintos cerrados de su sociabilidad. De sus circuitos minoritarios, de los espacios de la solemnidad o la fría erudición académica.
La poesía tiene que escapar hacia la palabra, ser dicha (en el doble sentido de la expresión) en espacios abiertos o semiabiertos como el de ayer.
Necesita ser recitada, cantada, actualizada por el propio autor o por alguien que le preste la suya para vivificarla. En la Antigüedad clásica la poesía sólo se concebía como palabra recitada: su medida se acompañaba con un rítmico golpeteo del pie. Y necesitaba un oyente activo con el que interactuar.
La de ayer fue una experiencia muy grata. Micrófonos, música, presentadora televisiva, apoyo político e institucional, todo ayudaba -por milagroso que parezca- a que la poesía se hiciera presente esa noche entre un público atento y entregado.
En la fotografía, la poetisa Isabel Pérez Montalbán, que declamó magníficamente sus poemas, entre ellos el estremecedor y excelente  Puente romano. Le había precedido el poeta Juan Bautista Salado, estupendísimo recitador de sus poemas, los que coloreó además con divertidas anécdotas y pinceladas emotivas que nos ayudan a situar la génesis y los motivos de su poesía. Asimismo participaron los poetas Francisco Granados y Juan Salvador Gómez Polo.
Las damas de noche -esas inflorescencias también llamadas galán de noche- perfumaron la noche, como la música y la poesía con sus sonidos.

Recital poético Damas de noche. Aromas de poesía y música en la calle. Torre del Mar, Casa El Recreo -actual Oficina de Turismo-, 5 de julio de 2012.
Patrocina el Excmo. Ayto. de Vélez-Málaga; colabora Centro Cultural Generación del 27 de Málaga

Novelas tontas

3 de julio de 2012

Hace tiempo que no me carcajeaba con un texto no narrativo; la sátira es un género tan desgastado que apenas si nos provoca a veces -y sólo a veces- un esbozo de sonrisa. Pero este texto satírico, quizá porque no ha sido escrito ahora y sin embargo conserva toda su vigencia, es capaz de provocar nuestra hilaridad. Las burlas de George Eliot (alias de Mary Anne Evans, 1819-1880) van dirigidas contra las malas novelas, y malas novelas las hay desde que surge el género. Que esas novelas estén escritas por mujeres no convierte a nuestra escritora en misógina; simplemente está abogando por la buena literatura, por la literatura a secas. Y lo que hacen muchas de sus contemporáneas son excelsos bodrios, a cuál más cursi y plagado de lugares comunes. Ella, nos dice, entendería el fenómeno si fuera una escritura "alimenticia", es decir, novelas escritas por mujeres sin recursos que carecen de otra forma de ganarse el sustento en esas medianías del siglo XIX (este ensayo se publica en 1858). Mas son damas que se ufanan de coger la pluma y enhebrar esas novelas de "artimaña y confección", es decir, con heroínas tópicas de una tópica clase alta con una exquisita educación (que no excluye la erudición más sorprendente) y todas las ñoñeces imaginables para una señorita decimonónica.
En la introducción, la traductora -Gabriela Bustelo- nos señala la concomitancia con nuestra época, en la que hay una horrorosa novela sentimental hecha (confeccionada, diría yo) para señoritas de todas las edades. Una espantosa literatura coloreada que confunde bellos sentimientos y bellas letras.
En inglés existe una etiqueta para esa "literatura", chick.lit, el folletín urbanita que a la fin y al postre sólo pinta mujeres con ganas de casarse más las estupideces que hacen entre que llega el bodorrio o no...Bustelo incluye en esa literatura rosa versiones más o menos intelectualizadas como las de Isabel Allende, aunque a mí esa etiqueta de "artimaña y cofección" me sugiere algún que otro título...No sé a vosotros, queridos amigos...
En fin, una lectura agradabilísima, corta (yo recibí el libro a las nueve y media y ya me lo había leído a las once, además de la introducción de las cartas de cierto filósofo). Enhorabuena a Impedimenta por el rescate de este texto tan valioso.

George Eliot, "Las novelas tontas de ciertas damas novelistas". Madrid, Impedimenta, 2012.

Poesía también para el verano

2 de julio de 2012




¿Quién dijo que el verano es sólo mosquitos y quemaduras solares? También hay poesía. Poesía recitada, compartida, animada.
 El jueves, día 5, a las 9, en Torre del Mar. En una casa pintada de azul que fue un pub (hoy Oficina de Informción Turística), cerca del Paseo Marítimo, para que la brisa refresque versos y corazones....

Mortalidad

1 de julio de 2012

"Personalmente, estoy en contra del concepto de mortalidad" nos dice Kinsey en un momento dado de la novela. Y más abajo. "Parece injusto que no nos permitan votar sobre esta cuestión, y que nadie se libre. ¿A quién se le ocurriría esa norma?"(pág.118)
Desde luego el mismísimo Canetti hubiera estado de acuerdo con nuestra intrépida detective; el concepto de mortalidad es en sí mismo odioso. La apostilla democrática, tan propia del estilo de vida y la mentalidad estadounidenses, no sé si la hubiera compartido el escritor búlgaro de origen sefardí. Pero alquien que escribió esto, enmendándole la plana a Séneca,  no puede estar muy lejos de ese sentir:

"La vida no es nada importante: Todos tus esclavos viven, todos los animales (Séneca). ¡Lamentable!" (pág.93).

Elías Canetti, "Apuntes II". Barcelona, Debolsillo, 2008.
Obra ompleta VIII.

Sue Grafton, "V de venganza". Barcelona, Tusquets, 2012.