Cuadernos de Virginia

31 de enero de 2013

El verano pasado no, el anterior, leí a Virginia Woolf con intensidad. Ya había leído algunas de sus obras, biografías también, pero ahora me adentraba en su vida y en su literatura con cierta malsana fruición. Buscaba datos, hechos, relaciones personales, objetos materiales en apariencia irrelevantes, cosas que me ayudasen a reconstruir, no tanto a la verdadera Virginia Woolf, como a una hipótesis de ella, la mía. Deseaba convertirla en criatura de ficción -a ella que tantas ficciones había alumbrado, a la creadora por excelencia- y así lo hice. Convertí a Virginia en la protagonista de una novela corta. Con lo que no pude contar -ni ningún especialista en su vida y obra, por otra parte- fue con estos ocho cuadernos que se han subastado en una afamada casa londinense. Ocho libretillas -una agenda es la que podemos ver en la imagen- datadas entre 1930 y 1941, en las que Virginia Woolf anotaba citas particulares y otras cuestiones de su vida cotidiana. Poco más de setenta mil euros ha pagado la Universidad de Sussex por ello, una minucia en realidad dado su valor casi de reliquia.
El veintiocho de marzo de 1941, el marido de Virginia, Leonard, escribió "Muerta". Lo cual me parece una especie de profanación; no había necesidad de escribir esa maldita palabra para constatarlo. Sobraban aquí, como en pocas ocasiones, las palabras.

Lugares comunes

20 de enero de 2013

 La escritora Christina Rosetti (1830-1894) es conocida sobre todo por su poesía -amén de por sus relaciones con el grupo pictórico de los prerrafaelitas, entre los que estaba su hermano, Dante Gabriel. Pero en este volumen se recogen ocho relatos de la autora, el primero de los cuales da nombre al volumen. Trata, cómo no, un tema muy victoriano, muy propio de la literatura de diversas épocas también: el problema del matrimonio para una joven, su aversión hacia la temible soltería. Siendo, en efecto, un lugar común de la literatura decimonónica, Christina Rosetti lo trata con una ironía, un fino distanciamiento que hacen reflexionar al lector. ("-Hace un tiempo magnífico-dijo la señora Tyke con aire de inteligente originalidad", pág.37). No se busca una complicidad sentimental con la o las protagonistas -son tres hermanas huérfanas, cada una con un papel destacado en el relato-, antes bien, la autora muestra la banalidad de las actitudes, la insustancialidad de unos comportamientos que en realidad ocultan los severos problemas del corazón humano, la precariedad de los sentimientos en un mundo hostil a los profundos, hermosos sentimientos de unas pobres mujeres.

Christina Rosetti, "Lugares comunes". Barcelona. Alba, 2006.


Felices lecturas para el 2013

2 de enero de 2013

Que las buenas lecturas os acompañen en el dos mil trece, sean en el formato que sean: libro tradicional, electrónico, tablet, códice (purpúreo, a ser posible)...
Que la buena literatura no os abandone. Las palabras -esos seres queridos- os necesitan. Son como niños; dadles un poco de cariño y os lo devolverán centuplicado.
Que nada os impida buscar la belleza, la verdad, el placer, el conocimiento o  el gozo -la alegría sí, siempre la alegría- en medio de unos párrafos. Pues allí estarán, como tesoros, agazapados, esperando a intrépidos buscadores de lo mejor. Lo mejor que hay en este mundo, lo que sólo los lectores, los auténticos lectores -y no sólo filólogos, especialistas o exégetas de todo pelo-, pueden hallar.

(En la fotografía, Herminia Luque con una añeja edición de Taurus del Platero y yo juanramoniano).