Prados en primavera

27 de abril de 2012

El poeta malagueño Emilio Prados (1899-1962) tuvo la mala suerte de morirse en primavera. Un 24 de abril para ser más exactos -abril, en contra de lo que parece, es un mes frío y tan desapacible como la misma muerte.
Tuvo también el poeta malagueño otra malas suertes, la de morir en el exilio mexicano, por ejemplo.
Contra la mala suerte -llámese destino o coyuntura histórica-  siempre nos quedará la palabra. Palabras para celebrar, palabras para recordar. Para congratularnos los mortales de estar vivos: ayer mismo en el bellísimo acto con la evocación de su figura y la lectura de los poemas de Emilio Prados y los poemas que otros le dedicaron.
El director del Centro Cultural, José Antonio Mesa Toré, abrió el acto señalando el "cartel de lujo", los invitados allí presentes: Francisco Chica, especialista en la obra de Emilio Prados; Lorenzo Saval, sobrino-nieto de Prados; y los poetas María Victoria Atencia y Pablo García Baena.
Comenzó Lorenzo Saval  con un emotivo homenaje a la figura del poeta, leyendo el texto "Ausente presencia de Emilio Prados". Y recordando la espléndida exposición que se hizo en 1999 con motivo del centenario del nacimiento de Prados. "Vivan las efemérides" había dicho Saval al comienzo de su alocución. Y viva la poesía. Esa poesía que, como dijo el poeta a la madre de Lorenzo en una carta, "es la que nos salva hoy y en el futuro".
A continuación, Francisco Chica hizo referencia a algunos asuntos prácticos Es decir, a cosas que habría que hacer para honrar la memoria de Emilio Prados -y de la generación del 27 en su conjunto- y resaltar, de paso, la vinculación con esa Málaga centro de la modernidad en ese primer tercio del siglo XX. Como hacer un pequeño museo dedicado a la figura del poeta y el grupo poético. O abrir la imprenta Sur al público -las mismas máquinas que con tanta pasión movió el impulso de Emilio Prados, la riquísima colección editorial que produjo. O editar los versos y la prosa de Prados aún inéditos. O crear becas de investigación sobre su obra poética.
La poetisa María Victoria Atencia quiso dar voz a la obra de Prados, leyendo con exquisita y emocionada dicción tres poemas: "Ángel desnudo", "Cantar triste" y "Canción". Fue emocionante escuchar la belleza de los versos de Prados  en la bella voz de la escritora.
Y, por último, no fue menos emotivo escuchar en la voz de Pablo García Baena los poemas que Prados publicó en la revista "Caracola", ambos en 1954: "Rosa ángel" y "Mayo es abril". Y asimismo el poema "Memoria del olvido", que dedicó a Prados y que aparece en su libro "Antes que el tiempo acabe".
Un hermosísimo homenaje, en fin. Ni superficial ni redundante. Pues, como escribí en otro lugar, nunca serán suficientes todos los homenajes posibles a los poetas. Los fieles, arriesgados, los tozudos orífices de la palabra.

Pablo García Baena, "Antes que el tiempo acabe". Ediciones Cultura Hispánica del Centro Iberoamericano de Cooperación, 1978.

Emilio Prados, "Poesía completa". Visor Libros, 1999. Carlos Blanco Aguinaga y Antonio Carreira (eds).

(En la fotografía, a la izquierda, el poeta cordobés Pablo García Baena y, a su lado, el poeta y profesor Francisco Ruiz Noguera, quien asistió también al acto).

Centro Cultural Generación del 27, Málaga. C/ Ollerías, 34, jueves 26 de abril de 2012.

Leer es una afición peligrosa

24 de abril de 2012

Esta novelita que me han traído hoy -y que hoy mismo me acabo de leer- es una rareza encantadora. Dejando aparte su corta extensión (está incompleta en la edición que he podido conseguir, sé que hay otra más completa),  hay que resaltar que es un libro escrito por una joven de...quince años (la edad de un alumno de tercero de la ESO en la actualidad). Son los primeros pasos de una escritora que maduraría a pasos agigantados. Lo curioso es el tono moralizador que tiene el texto (o acaso no puede moralizar una adolescente...). Y más curioso es la prevención que se hace contra la lectura de novelas. Es este un lugar común presente en las escritoras isabelinas (por ejemplo en Ángela Grassi) y en las mentes biempensantes de la época. Y como vemos la joven Emilia lo había asimilado a la perfección. Solo que ella, en vez de contentarse con anatematizar la novelística de su tiempo, se dedicaría a escribir novelas de manera furibunda. Claro que hubo de dejar algunos años por medio, años en los que se formó intelectualmente, viajó, se casó, hasta tuvo hijos...Conoció, en fin, con más profundidad la sociedad y la literatura de su tiempo.
Con todo, este texto primerizo es un agradable sorpresa, donde vemos a esa voraz lectora y escritora en ciernes afirmar que la lectura es "un veneno disfrazado", "un dulce veneno seductoramente vestido, cubierto de flores, de perlas y de brillantes; veneno terrible que conocemos perfectamente y que, sin embargo le (sic) buscamos y le (sic) bebemos con verdadero placer"; y la novela algo que "posee el singular privilegio de trastornar deliciosamente las cabezas y los corazones".
 Si usted lo dice, señorita Emilia....

Emilia Pardo Bazán, "Aficiones peligrosas". Madrid, Palas Atenea Ediciones, 1989.

Una casa en alquiler

14 de abril de 2012

He vuelto con Dickens. Este Dickens fabril y colectivo, que sabe agrupar en torno a sí a escritores variopintos, unos más conocidos que otros para el público actual. En este volumen la excusa argumental es una misteriosa casa vacía. No sería misteriosa, claro, si no se hubiera mudado enfrente una señora algo impresionable y cotilla (algo así como una señorita Marple avant la lettre). Esta señora, cuyo nombre de pila es Sophonisba pero que no tolera ni a sus amigos que la llamen así, ha visto un fugaz ojo espiarla desde esa casa de enfrente, una casa muy descuidada pero que se ofrece en alquiler. Aquí compiten dos singulares personajes, a cuál más rendido ante la señora Sophonisba, digo Sarah :Trottle, su criado, y un antiguo pretendiente, Jabez Jarber, quienes se detestan mutuamente. Los dos hombres investigarán para ella acerca del oscuro asunto que, en efecto, encierra la casa.
 El siguiente relato (El matrimonio de Manchester), que forma parte de esa investigación, está escrito por Elizabeth Gaskell. Una escritora que adoro y de la que he leído con fruición sus novelas, "Norte y Sur", "La prima Phillis", "Hijas y esposas" y "Cranford", todas en Alba Clásica; y "Lizzie Leigh" en Littera Books, así como "Los amores de Sylvia", en Ediciones del Bronce (sólo tengo entradilla para "La prima Phillis", por increíbele que me parezca, tendré que dedicarle más).
  Hay también es este libro colectivo una parte escrita en verso, de la mano de la escritora Adelaide Anne Procter. Es un poema, como no podía ser de otro modo, de carácter narrativo. En él se cuenta la historia de Bertha, tan abnegada la pobre que no podemos sentir simpatía por ella, tan sólo lástima.
   El epílogo de "Una casa en alquiler", que lleva por título Alquilada al fin, va firmado pro Dickens y Wilkie Collins, en uno de esos raros casos de colaboración literaria que se dan en la historia de la literatura. El libro concluye aquí, coral, feliz, inextricablemente entrelazadas las historias y sus autores. Como la vida misma. En la era victoriana y ahora, que tan enredadados nos pintamos.


Charles Dickens, Elizabeth Gaskell, Adelaide Anne Procter y Wilkie Collins, "Una casa en alquiler".Barcelona, Alba, 2011.

 

Seda roja

1 de abril de 2012

Si algo caracteriza a esta novela es su didactismo. Por supuesto que no deja de ser una novela policíaca: el inspector Chen Cao, del Departamento de Policía de Shangai, deberá resolver el caso de la chica que ha aparecido asesinada y que vestía un quipao de seda roja. Pero la novela está escrita con un -quizá- excesivo afán informativo. A los lectores occidentales, poco avezados en sinología, esta narración nos va aleccionando sobre la reciente historia de China. Una China que ha sufrido una brutal transformación que puede resumir en el consabido eslogan de "un país, dos sistemas" (pág.20). Una China en apariencia acéfala (como la mujer de la ilustración), sin un líder carismático que la dirija, y aparentemente dividida en dos: una China brutalmente capitalista y una China aferrada al dogmatismo de la revolución maoísta. Una China contradictoria: el país de la seda, convertido en la gran fábrica del mundo. Una China que no es manchú más que en una pequeña porción de su territorio, aunque adopte el vestido tradicional  de los manchúes como símbolo de la nación...
Al primer asesinato sucede otro: otro cuerpo aparece vestido también con un quipao rojo. El inspector Cheng preferiría hacer un curso de literatura china clásica Aunque ambas tareas, la erudita y la policial, no sean incompatibles. Para ser un investigador competente en la sociedad actual, nos dice (pág, 15), hay que adquirir tantos conocimientos como sea posible. (A ver si le llega la onda a tanto investigador literario como anda suelto por ahí y, de paso, a alguno de sus creadores....).

Nota: como escribo ateniéndome a las normas de la ortografía del español, escribo tanto "quipao" como "Quiu", con "u" después de la "q"; cosa que no respeta la editorial barcelonesa, que deja impresos "qipao" y "Qiu Xialong", práctica ortográfica abominable donde las haya. 

Quiu Xialong, "Seda roja". Barcelona, Tusquets, 2010.