Subleer

31 de agosto de 2009



Hace tiempo que no "subleía", es decir, que no leía mal, rápidamente, por pura inercia. Hace tiempo decidí que, si un libro no me gustaba, lo abandonaría sin rubor alguno. No merece la pena "subleer", leer porque sí: hay tantos libros que esperan pacientemente a que les pongamos los ojos encima...
Y lo siento por Collins, pero ésta me ha parecido una novela fallida; con una trama de suspense demasiado desvaída, sin interés alguno. Y los personajes tampoco eran de ninguna singularidad (la protagonista parece rematadamente tonta en determinados momentos); la caribeña, Francine, podía haber sido convertida en un prototipo de maldad...y se queda en una pobre hija desdeñada por su padres.
En fin: he cometido una bajeza imperdonable: saltarme páginas y leerme el final. Es decir, he satisfecho mi curiosidad de la forma más lamentable (como se le puede preguntar a alguien en qué quedó el capítulo anterior de una serie televisiva). Wilkie Collins tuvo un éxito considerable porque supo adaptarse a los lectores de su época. Estaba, en mi opinión, demasiado especializado en ellos. Y un escritor, aunque suene excesivo, debe escribir para todos los lectores, para todas las épocas.

Wilkie Collins,"La respuesta es no". Barcelona, Montesinos, 2005.

La respuesta es no

30 de agosto de 2009



Ayer me compré en Málaga(qué "mono" de librerías tenía)esta novela de Collins. El título parece la muletilla de un concurso televisivo. Miro el título original en inglés y es sustancialmente distinto: "I say no". Qué poco puede controlar un autor: apenas su obra. Luego las genraciones posteriores hacen con tu obra literaria lo que les da la gana, lo mismo te la imprimen en rollos de papel higiénico que la convierten en estribillos de canciones pegajosas (en eso lo tienen peor aún los poetas). La única fantasía de control absoluto del autor sobre su obra se produce durante la misma realización. Y aún así, en medio del proceso de escritura, los personajes a veces se rebelan y hacen exactamente lo que les vien en gana.
No sé si a Wilkie Collins le pasaría lo mismo con sus peronajes, inmersos muchas veces en tramas meandarizantes, con densas vueltas y revueltas. Al final, sospecho, acabarían convirtiéndoseles en personas más que en personajes.

(El cuadro es de John Everett Millais, "The black Brunswicker", 1860)

Wilkie Collins, "La respuesta es no". Barcelona, Montesinos, 2005.

Michael Jackson

28 de agosto de 2009



Ahora que se sabe que la muerte del cantante fue un homicidio ¿cuánto tardará en salir la novela al mercado?
La realidad quizá sea más generosa, más barroca aún de lo que podría ser una prosa narrativa. Pero sobre todo tiene la incontestable ventaja de que nos ahorrra la morralla interior de los personajes, principales y secundarios, y nos ofrece, por contra, el oropel escénico y los gestos sincopados, los calcetines blancos y la banda sonora que todos conocemos. Y, sobre todo ello, la máscara arbitraria de un rostro.

Sangre inocente



Londres es uno más de los personajes de esta novela. Una ciudad a trechos popular, a trechos sórdida. Pero también el Londres de una refinada clase media-alta, cuya moralidad no alcanza las mismas cotas de elevación...Philippa Palfrey, hija adoptiva de Maurice Palfrey y su esposa, quiere saber los verdaderos orígenes de su persona. La búsqueda de sus padres biológicos la llevará a descubrimientos nada halagadores, pero a través de los cuales podrá reconstruir su verdadera identidad. Si las relaciones entre padres e hijos no son nunca fáciles, cuando están teñidas por la culpa pueden convertirse en auténticamente destructivas. O no, si la fuerza del carácter acompañan a la persona...La hermosa joven de vestimenta informal y "tres gruesos anillos victorianos", comienza, recién adquirida su mayoría de edad, su verdadera vida.
Una de las mejores novelas de la autora, en la que el análisis psicológico se entreteje una arquitectura argumental notable, creando un fresco social no exento de dureza.

P.D. James, "Sangre inocente". Barcelona, Zeta, 2008.


La fea burguesía

27 de agosto de 2009



He rescatado de mi biblioteca un libro estupendo y pésimamente conservado. Sobre él se derramó el contenido oleoso de un ambientador eléctrico, y muchas de sus páginas presentan una gran mancha de tonos amarillentos que fue creciendo desde el borde inferior y desde atrás, por donde el líquido oloroso entró en el volumen. Abro la novela de Espinosa y un olor de matorral concentrado me acompaña en la relectura de estos episodios, hilarantes a veces, terribles e irónicos en su conjunto.
Miguel Espinosa ha tenido una parca fortuna: pese a ser un prosista excepcional sus obras han tenido una difusión modesta y sobre su persona ha caído un velo de deferencia que a la vez es un pasmoso olvido. Releo en primer lugar el capítulo del repelente Krensler, que comienza con una referencia histórica como si fuera un versículo de la Biblia, y sigo con la de Pili y Mili, dos medioburguesas de la peor especie.
La furibunda crítica social no empece una prosa irónica y suelta, brillante como ella sola. Hay que releer a Espinosa porque nos narra la España más negra posible, la que existió no hace tanto bajo los auspicios de ese general bajito de origen gallego cuyo nombre casi no recuerdo.

Miguel Espinosa, "La fea burguesía". Madrid, Alfaguara, 1990.

Bellmansgatan



Que la ficción tiene un poder superior a la realidad al convertirse en una parcela idestructible de ésta, lo demuestra el hecho de que cientos de turistas se desplacen ya a Estocolmo para ver las calles que aparecen citadas en "Millennium". Lisbeth Salander y Mikael Blomkvist nunca las han pisado, pero el paciente turista literario rastrea sus pasos en Bellmasgatan, donde vive ya para siempre el periodista-detective y se orienta para hallar el piso de veintiuna habitaciones que compró la hacker-choricilla en Finksgatan.
Pero eso de la superioridad de la ficción ya lo saben en La Mancha y cualquier mesón que se precie acude a la referencia libresca para prestigiar su menú. Y hasta se ha resucitado el famoso plato que aparece al comienzo del Quijote, los "duelos y quebrantos", que ni los más eruditos se ponen de acuerdo en qué demonios eran. Que al parecer eran huevos con tocino frito. Seguro que en algún bar de Estocolmo lo sirven también.

Poirot en Egipto

25 de agosto de 2009



El detective Hercule Poirot está en Egipto. Junto con otros distinguidos viajeros, hace un crucero por el Nilo. Pero da igual que esa microsociedad esté en el antiguo solar de los faraones o en la Alpujarra granadina. Sólo se importa a ella misma como sociedad, y a ese lugar exótico arrastra sus relaciones sociales, que incluyen amistades, matrimonios y, cómo no, un asesinato. La bella heredera Linnet Ridgeway será asesinada en el navío en el que pasa su luna de miel. Antes le ha quitado el novio a su amiga Jacqueline Bellefort, que es pobre; pobre a la manera de los pobres que están en las inmediaciones de los ricos y que gozan de las ventajas que estos irradian.

(Si yo hiciese un viaje a Egipto, evitaría cuidadosamente cualquier núcleo social de más de tres personas y me dedicaría con fervor al arte egipcio, como este templo de Luxor).

Ágatha Christie, "Poirot en Egipto. (Muerte en el Nilo)". Barcelona, RBA, 2006.

Los hijos postizos

24 de agosto de 2009



Abro la novela y me encuentro a Petra Delicado con tres hijos postizos, los hijos de su tercer marido. Yo, que la consideraba una abanderada recalcitrante de la soltería (o la post-soltería, estado que sólo se consigue tras pasar por un matrimonio, con el conocimiento íntimo de lo que éste es),la encuentro a cargo de una niña de seis años, Marina, un viernes por la tarde. Sin embargo, al primer muerto, se deja a la niña sola en el apartamento, hasta que llegue su padre...Pero si el muerto ya estaba bien muerto y un niño nunca se sabe qué estará haciendo en los próximos cinco minutos. Encima, lo que ha desaparecido también es una momia, un beato, fray Asercio de Montcada, que llevaba la tira de años en estado de excelsa beatitud...
¿Para que está el 091, doña Petra, culo de mal asiento, mala madre postiza?

(La fotografía es del monasterio de Yuste, donde el emperador Carlos V se retiró a respirar la auténtica paz de los claustros, aunque para mí que algún día echaría de menos ese hormigueo del poder casi omnímodo que disfrutó...La tranquilidad casa muy mal con la existencia).

Alicia Giménez-Bartlett, "El silencio de los claustros". Barcelona, Destino, 2009.

Comida húngara

23 de agosto de 2009



Nuestra querida Kinsey Milhone, aparte de los terribles emparedados de mantequilla de cacahuete con variantes y las coca-colas ligth, también come algo caliente de vez en cuando. No es que guise ella ni mucho menos (no le critico el gusto: a mí tampoco me gusta demasiado cocinar)sino que se acerca al local de Rosie, la irascible húngara casada con un hermano de su casero Henry. Algunas características de su psicología y las relaciones con Kinsey son despachadas así: "Cambiamos plácemes y parabienes que en su caso fueron comentarios desagradables sobre mi peso, mi pelo y mi estado civil. Supongo que Rosie es unaa figura maternal, sobre todo si te gustan las que aparecen en los cuentos de hadas de los hermanos Grimm. Su intención declarada era engordarme, que me hiciera una buena permanente y conseguirme un marido". Aparte de eso, le sirve para comer cosas como "savanyu marhahus" (ternera en escabeceh caliente) y "kirantott karfiol teifolos martassal" (coliflor rebozada y frita con crema agria). Que aproveche.

Sue Grafton, "O de odio". Barcelona, Tusquets,2000.

Un grupo de nobles damas

21 de agosto de 2009



Como decimonónica sin remedio, tengo que hacer referencia a mi última lectura. Ayer cayó en mis manos y hoy lo he terminado el libro "Un grupo de nobles damas". A Hardy no lo había leído antes; recelaba, incluso, de su casi contemporaneidad (murió en 1928) pero tengo que reconocer que me ha fascinado por completo. El libro está estructurado (al estilo del Decamerón) en diez relatos que cuentan diez contertulios diferentes. Esos relatos versan sobre damas del siglo XVIII de un improbable condado de Wessex (los nombres de las ciudades, excepto el gran Londres, son ficticios). Damas archimuertas, experiencias muy ajenas a las nuestras (incluso al propio narrador) pero recreadas con una viveza, una plasticidad, incluso con su punto de ironía, que hacen a todos y cada uno de los relatos una auténtica maravilla.

(Lo que no me gusta es la traducción del título, que calca el original inglés; pero la palabra "grupo" en español sugiere agrupamiento, reunión...cuando en realidad se hace referencia a un conjunto o más bien una "serie", numerada de hecho del uno al diez en los capítulo(dama primera, dama segunda...etcétera).

Thomas Hardy, "Un grupo de nobles damas". Barcelona, Alba, 2009.

El anillo

20 de agosto de 2009



En realidad ésta es la imagen que le correspondería a la entradilla de "Marido y mujer". Simboliza a la perfección a la mujer presa del compromiso matrimonial o de la realidad misma,angustiosa y opresiva, del matrimonio, como lo era en el XIX y aún lo sigue siendo en muchas zonas y en muchas circunstancias...
¿Los publicistas no estudian imagen? ¿Algo así como el contenido simbólico de las imágenes? ¿Iconografía? ¿El contexto cultural en el que se ofrecen las imágenes?
¿O nos toman por imbéciles? La trenza, encima, remite al cuento medieval de la joven encerrada en la torre (Rapunzel), cuyo amado logra acceder a ella trepando por sus cabellos trenzados.
Para colmo, el acolchado del fondo se parece demasiado al que recubre (o recubría) las paredes de las celdas de los locos más furiosos de los manicomios y produce una sensación de claustrofobia inenarrable.

Los misterios de Laura



Sólo he visto un para de capítulos de la serie televisiva "Los misterios de Laura". El título de la misma es muy desafortunado porque sugiere que hay "misterio" donde en realidad hay un caso sin resolver, pero sin ese halo casi sobrenatural que sugiere la palabra. En ambos capítulos he creído ver referencias librescas. no sé si porque soy muy leída o porque, en efecto, los guionistas han tomado ciertos préstamos de Ágatha Christie. En el caso de la comunidad de vecinos que asesina a un empresario, esa idea de "todos y ninguno" es la misma del asesinato del Orient Expréss...Y en el caso del crimen durante un ensayo teatral, el accidente simulado en un pie del que luego será el asesino, es una referencia a "Poirot en Egipto". Que sea una pistola de verdad o una pistola de clavos, da igual porque la función es la misma en el asesinato teatral o en el de Simon Doyle...
Lo mejor, sin duda, es la descripción costumbrista de las relaciones personales en el trabajo, mezcladas inextricablemente con las afectivas. Ah, y ese par de gemelos "adorables" que están pidiendo a gritos un guantazo. Por lo menos sabemos que las mujeres policía también pueden tener hijos.

Marido y mujer

19 de agosto de 2009



En esta novela de Collins, al revés que en otras como "La piedra lunar" o "La dama de blanco", no hay lugar para el misterio. Misterio en el sentido de algo enigmático y a la vez fantasioso que es el motor del argumento; misterio que no falta en la prosa del XIX, desde la novela gótica hasta el incipiente género negro. Hay, por supuesto, una situación intrigante y enrevesada pero en torno a un tema jurídico real aunque espeluznante también: la total disimetría existente, en la época victoriana, en las leyes matrimoniales para el hombre y la mujer. A la altura de 1870, sólo existe un proyecto de ley para que la mujer casada pueda tener propiedades y disponer de sus ingresos; pero sólo un proyecto. Las mujeres padecen una situación de inferioridad legal y económica que está en el origen de multitud de abusos. La anécdota argumental parte de la peculiar ley escocesa que considera casados a quienes lo proclamen, sin que medie ceremonia alguna. Los protagonistas serán, cómo no, una desdichada institutriz y un caballerete muy deportivo que se comportará como un felón de la peor especie...

Wilkie Collins, "Marido y mujer". Barcelona, Alba, 2002.

La codicia

17 de agosto de 2009



La codicia es, según José Antonio Marina y Marisa López,"un deseo vehemente y excesivo de adquirir bienes". Dicho así no parece tan grave. Podemos incluso pensar que es la esencia, el motor del sistema económico capitalista, ese deseo de adquisición de bienes (materiales, se supone). Y así funciona la industria de la química ligera (los perfumes, por ejemplo)o el sector inmobiliario (la posesión de una propiedad se hace equivaler a la posesión de la felicidad), con el deseo no siempre racional, del consumidor que ansía esa posesión. Y cuando ese deseo decrece se produce nada menos que una contracción económica, una crisis; la temida deflacción acaba por aparecer y la disminución del PIB se convierte una realidad indeseada.
Pero ocurre que esa pasión "excesiva" se amasa con demasiada facilidad con métodos ilícitos,con la mentira, el fraude o el asesinato. Hay entonces víctimas y ejecutores. O ambos a la vez. Los personajes de "El alquimista impaciente", Trinidad Soler, como Zaldívar u Ochaíta e incluso, con sutiles diferencias, los personajes femeninos como Irina, Blanca o Patricia, actúan movidos por la codicia. Una codicia que, en el fondo,no es sino un trastorno de la imaginación (un trastorno cognitivo dirían los psicólogos) pues da por supuesto que la consecución de bienes innúmeros lleva aparejada una forma suprema de felicidad.
La codicia, transmutada o no en pura avaricia, puede volverse tan incontrolable como los mecanismos de fisión de un material radiactivo.

José Antonio Marina y Marisa López Penas, "Diccionario de los sentimientos". Barcelona, Anagrama, 2002.

Chamorro y Vila en Berlín

16 de agosto de 2009



Chamorro y Vila se han venido conmigo a Berlín. No los he llevado, claro, a ver este maravilloso retrato, de Roger Van der Weyden, a la Gemäldegalerie, donde también hay un velázquez especialmente malo (una dama feísima,con una mano muy mal dibujada,no sabes si es un guante o qué).Ni a Potsdam ni a cualesquiera de los paseos urbanos o museos berlineses. Pero sí me han acompañado en las horas muertas del aeropuerto y en los momentos previos a caer dormida, cuando tanto reconforta sumergirse en el caldo propio del idioma. Porque si la ciudad es hermosa, desparramada pero grata para pasear, también está presente la desazón perpetua que produce el desconocimiento del idioma. Qué pena entrar en una librería (la de Fasanenstrasse, por ejemplo) y tener que salir desolada, con las manos vacías; con la certeza de que todo ese tesoro lingüístico no es para ti. Claro que nos queda el lenguaje común del arte y el busto de Nefertiti da igual que esté rotulado en altoalemán que en chino mandarín. No sé si Vila y Chamorro disfrutarían igual que yo en el Museo Berggruen, con esos matisses tan deliciosos o el proteico Picasso...Allí me los he dejado, en el hotel,yendo de Guadalajara a Málaga, de Málaga a Madrid, en busca de los asesinos de Irina Kotova. Vuelvo al hotel y me ponen al día de sus pesquisas con toda minuciosidad.

Los libros leídos

9 de agosto de 2009



Veintiocho ágathachristies, diecisiete brunettis, todo el alfabeto del crimen (hasta la T por ahora), seis pdjames, siete mankells, cuatro marianasdemarco, dos garcíapavones,cinco silvas,dos ricardobosques,un alfonsosalazar,la trilogía larsson, medio ramiropinilla...son algunas de mis lecturas negras. He sido una lectora atípica: de niña no leí cómics ni de adolescente historias de vampiros; a los dieciséis mi libro favorito era "El Siglo de las luces" de Alejo Carpentier y aún sigue siéndolo. En dura competencia con los míos propios. Y es que a un hijo se lo quiere aunque sea feo.

Herminia Luque Ortiz



Para compensar la entrada anterior voy a ponerme como voy en la vida real: de buena persona. Sin mala leche, sin odiar más de lo necesario. Sólo a las cosas estúpidas y malvadas, sólo a los especialistas en ambas cosas a la vez.

El odio



El odio está en la base de muchos de los asesinatos de la novela negra. Pero ¿qué es el odio? Es un sentimiento simple y a la vez extremadamente complejo, presente, en mayor o menor medida, en todos y cada uno de nosotros. Carlos Castilla del Pino lo definió así:
"El odio es una relación virtual con una persona y con la imagen de esa persona a la que se desea destruir, por uno mismo, por otros o por circunstancias tales que deriven en la destrucción que se anhela (...)Odiamos a todo objeto que consideramos que amenaza a la integridad de una parte decisiva de nuestra identidad, es decir, de nuestra estructura como sujeto".

Carlos Castilla del Pino, "Teoría de los sentimientos". Barcelona, Tusquets, 2000; páginas 291-2.

Mamá

7 de agosto de 2009



De esta autora sólo había leído "Las hermanas Zinn", una divertida parodia de novela decimonónica (el referente debe ser "Mujercitas" de L. M. Alcott). Esta obra, "Mamá" es una perfecta anti-novela negra. Si la tuviéramos que calificar según color diríamos que es rosa ribeteada de negro; es decir, el elemento negro (un asesinato) está presente pero carece de todos los ingredientes que son básicos en una novela negra al uso. La trama no está determinada por la resolución del asesinato, que es simple, o realista, según se mire: un testimonio que lleva a la detención de un drogadicto y fin. Lo relevante aquí es la evocación la madre y el desmenuzamiento hasta la exasperación de las relaciones familiares, especialmente de la protagonista, Nikki, con su hermana Clare. A pesar de que la escritura pugna por salir de los moldes formales más convencionales, la materia amorosa y los escenarios y las situaciones tan tópicos (la casa familiar, el día de la Madre, el vecindario...) lastran una escritura que se permite a veces libertades vanguardistas muy trasnochadas (una página entera, por ejemplo, con la interrogación por qué).

Carol Joyce Oates, "Mamá". Madrid, Alfaguara, 2009.