Leyendo

30 de abril de 2010



Mi amigo RAR desconfía. No se acaba de creer que pueda leer en medio del alboroto más tremendo. Más aún: no sólo que pueda leer sino enterarme de lo que estoy leyendo. Yo le digo que sí, que no me han contratado para dar al paisaje un toque cultural...
Sospecho que lo mío es una adaptación de mera supervivencia: o mi cerebro se adaptaba a leer en las condiciones más adversas o abdicaba (sí, como un rey de su corona) de un modo definitivo de la lectura...Las neuronas, en fin, han debido hallar las rutas, las sinapsis adecuadas para no perder información ni tampoco abstraer mi conciencia del mundo exterior hasta el punto de poner en riesgo mi propia vida...
Mi amigo RAR es escritor. Algún día -lo sé- nos encontraremos en cualquier caseta de cualquier feria del libro del mundo (como perros de las letras bien amaestrados) y nos saludaremos efusivamente. Cada uno en su caseta de firmas, of course.

(En la ilustración, un precioso óleo del pintor Pablo Gallo).

El cadáver arrepentido



En una finca toledana aparecen los despojos de un hombre en una particular postura: parece un cadáver arrepentido. "Yo creo que este hombre murió pidiendo perdón -musitó el maesto de obras.
-No-objetó Marcos sin acabar de salir de su estupor-, yo no diría que murió pidiendo perdón. Yo diría -precisó- que lo enterraron pidiendo perdón". (pág. 64).
La historia ha de retrotraerse a los inicios de la Primera Guerra Mundial y a los avatares de una mujer, Helénè Giraud. Ahora su nieta Amelia (amiga de Mariana) va a contraer matrimonio por segunda vez. Y familia y amistades se reunen en la finca donde se ha realizado el macabro descubrimiento.
Mariana es juez en una importante villa cántabra. Aquí no actuará en razón de su oficio. Pero la perspicacia y la tozudez que la han llevado a ese oficio sí van a tener que ponerse en marcha para resolver ese enigma.

(Ya sé que a los grandes autores se les perdonan ciertas manías ¿pero por qué le ha dado a Guebenzu por escribir los nombres de los meses con mayúscula? Así Junio y Septiembre, por ejemplo, adquieren una rimbombancia por completo injustificada).

J. M. Guelbenzu, "El cadáver arrepentido". Madrid, Alfaguara, 2006.

En un abrir y cerrar de ojos

28 de abril de 2010



Valdés Leal, In ictu oculi. Hacia 1671. Iglesia del Hospital de la Santa Caridad, Sevilla.

" (...) aparece la muerte, que ha llegado de forma súbita, llevando bajo su brazo izquierdo un ataúd junto con una guadaña y una mortaja. Con su mano derecha apaga bruscamente la llama de una vela, sobre la cual aparece la inscripción latina que da nombre al cuadro y que pertenece a la primera epístola de San Pablo a los Corintios en su capítulo 15 versículo 52. La advertencia escrita de que la muerte llega en un abrir y cerrar de ojos, es decir, en un instante, extinguiendo la vida humana inesperadamente, se refuerza en la pintura con la presencia de numerosos atributos que aluden a la vanidad de todas las glorias y placeres que el hombre puede disfrutar en sus existencia y que ha de abandonar cuando le llega el instante final. (...) El poder que emana de la púrpura civil o eclesiástica es especialmente señalado (....)En la parte inferior aparecen otros símbolos de la gloria de las armas o de las letras y las ciencias. Allí figuran una armadura, una espada, un bastón de mando, otras lujosas telas y varios libros..."

Enrique Valdivieso, "Valdés Leal". Catálogo de la exposición del Museo de Bellas Artes de Sevilla, 1991.

H de homicidio

26 de abril de 2010



Vera Lipton -la única persona a la que Kinsey llamaría "amiga"- se casa. Le dice a Kinsey que le ayudará en las compras: teme, y con razón, que se ponga su uni-vestido funcional y negro que tiene hace ya...seis años. Y que, según Vera, huele a ciénaga.
Pero no por estas cosillas anda revuelta La Fidelidad de California, la empresa para la que trabaja nuestra detective: hay además, nuevo jefe, un tal Gordon Titus. "En un mundo gobernado por Ágatha Christe, Gordon Titus habría acabado en el suelo de la sala de juntas con una aguja de hacer ganchillo (sic) clavada en el corazón" (pág. 21). Pero no es Titus quien aparece muerto, sino Parnell Perkins, un gestor de reclamaciones. El asunto no es competencia de Kinsey: de eso se encarga la policía (el teniente Dolan al frente). Ella se encargará de asuntos más prosaicos. Como desenmascarar a una estafadora de poca monta, Bibianna Díaz. Una encantadora criatura que parece que lleva los problemas cosidos al borde de su minifalda...

Sue Grafton, "H de homicidio". Barcelona, Tusquets, 1993.

Librerías

25 de abril de 2010



Dicen que Málaga es la última de las provincias de España en número de librerías por habitante. Lo he leído a propósito del cierre de una de sus librerías tradicionales, en de la plaza de la Constitución (la antigua Plaza Mayor de la ciudad), la librería Cervantes.
En fin, no puedo dejar de sentir remordimientos, aunque una hace lo que puede: comprar libros sin tasa ni medida.
No tengo cifras concretas pero sospecho que el comercio librero creció cuando me trasladé a esta provincia. Lo que sí sé a ciencia cierta -y observo con tristeza cada vez que paso cerca el antiguo local, vacío aún, exhausto después de tantos años de comercio febril- es que al poco tiempo de abandonar yo Granada, cerró una de sus librerías más importantes. Aquélla en la que había comprado casi todos mis libros, prácticamente desde el mismo momento en que fui consciente de que estaba creando mi propia biblioteca.

(En la ilustración, la bellísima librería de Oporto Lello & Irmao, con su estética modernista y su escalera sexuada).

Matrimonio

24 de abril de 2010


Por supuesto me acabé ayer la novela de Rendell. Y eso que al principio me invadió cierto fastidio y estuve a punto de dejarla. Pero sí, hay que reconocerle a la autora un espléndido manejo de los materiales narrativos, si bien cierta prolijidad descriptiva, cierto afán de exhaustividad sí que puede achacársele.
Lo que resulta sorprendente (por su carácter en cierto modo arcaico, poco moderno, victoriano) es la importancia que el matrimonio cumple en la arquitectura narrativa. No es un elemento puntual, sino que tiene una función básica en la estructura de la narración. Y ello a través de varios personajes, con sus variantes de amor- pasión, amor-contrato interesado...etcétera.
No es, pues, casual, la referencia a la novela de Thomas Hardy "Tess la de los Urbeville", en la que el matrimonio es también el nodo fundamental de la trama narrativa.

Ruth Rendell, "El agua está espléndida". Barcelona, Urano, 2010.

Thomas Hardy, "Tess la de los Urbeville". Madrid, Alianza, 1999 (1891).

Día del libro

23 de abril de 2010


Para mí éste no es un día especial. Todos los días son para mí día del libro y la lectura. Tan sólo he dejado de leer en circunstancias verdaderamente graves o dramáticas de mi vida. Y en lugares vedados para la lectura (por ejemplo, es muy difícil leer en un quirófano o en un tanatorio). Los automóviles ya me son antipáticos porque es muy difícil leer en ellos (el tren y el avión son mucho más agradecidos). En los cafés sí se puede leer, no tanto ya escribir (aunque sí lo hacían escritores como Sartre o José Hierro), sobre todo abrir el libro recién comprado y leer con unción las primeras líneas...En el cine es imposible leer; quizá por eso no me guste demasiado el cine. En las piscinas, sólo en sus bordes y si no hay muchos niños ni mucha crema pegajosa en las manos, se puede por lo menos leer algo. En las librería no sólo se puede, se debe leer; sobre todo para no llevarte lo que que no deseas.
Aunque hay un lugar en el que me parece detestable leer. Sólo uno. Sí, querido lector, ése. Sólo ése.

Madame Bonnard


En realidad debería haber puesto, en lugar de la bañera-zapato, este cuadro de Bonnard, que se cita en la página 9 y también con posterioridad: un cuadro irónicamente situado en una estancia que antes fue cuarto de baño y donde fallecó ahogado un hombre...
"En el lugar que ocupaba una mesa redonda con la superficie pintada había estado la ducha. Bajo el cuadro de madame Bonnard secándose había estado el lavabo y el toallero de bronce con arabescos. En un extremo del cuato de baño había una silla de mimbre para colgar un albornoz de su respaldo. No siempre estaba allí, pero aquella tarde sí" (pág. 35).
La novela me está recordando demasiado a la P.D. James de "Sangre inocente": personajes corrientes en un Londres actual, un crimen lejano que actúa como catalizador de las acciones del presente...

Ruth Rendell, "El agua está espléndida". Barcelona, Urano, 2010.

El agua está espléndida



Ya tengo la novela de Rendell. La recomendación, entusiástica, se la debo a mi amiga Noemí Pastor, quien en su estupendo blog (boquitaspintadasnp.blogspot.com) le dedicaba una estupenda entrada. Tan sólo le criticaba nuestra filóloga la traducción del título, quizá demasiado culta, demasiado poco coloquial.
Lo que no conocía yo es la editorial que publica la novela, Urano, ni por supuesto su colección "Plata negra". La edición (los aspectos materiales de la misma) está muy cuidada. Vamos al interior. Ya os diré.

(En la ilustración, la bañera más kitsch que me he encontrado).

Ruth Rendell, "El agua está espléndida". Barcelona, Urano, 2010.

Celos

21 de abril de 2010



En uno de los relatos -novelas cortas más bien- incluidos en "La pirámide", se apunta a los celos como posible móvil del crimen. Celos y locura, en una proporción que, una vez resuelto el caso, es imposible de dilucidar.
Usualmente, los celos se relacionan con el amor y se los define como el temor de perder el amor del otro. Se los cataloga como una pasión inútil y destructiva. José Antonio Marina cita al psiquiatra Carlos Castilla del Pino: "Los celos propiamente dichos aparecen cuando a la desconfianza sobre la posesión o propiedad del objeto se añade la hipótesis -la sospecha- de que el objeto puede pasar a propiedad del otro, de que el objeto, por tanto, podría serle sustraído por alquien que lo ha enamorado. Los celos no aparecen por l hecho de que el objeto haya dejado de amr al que hasta entonces amaba, sino porque, además, pueda amra a un tercero"
Los celos no son sólo una pasión que sirve al sufrimiento -el celoso sufre de verdad- y al horror -si se lleva hasta las últimas consecuencias ese sentimiento. Ante todo, los celos son un sentimiento relacionado con el orgullo herido, con el amor propio maltrecho. No son tanto un aspecto de la pasión amorosa, cuanto un elemento más de una arquitectura del deseo entendido éste como poder (poder de satisfacción, de acción, de posesión). La pasión del otro (la posibilidad siquiera) se transforma en restricción a las posibilidades de acción del sujeto celoso. Y eso le resulta al sujeto en cuestión sencillamente intolerable.

(En la ilustración, "Desnudo", de Ramón Casas, 1894).

Henning Mankell, "La pirámide". Barcelona, Tusquets, 2010.

José Antonio Marina y Marisa López Penas, "Diccionario de los sentimientos". Barcelona, Anagrama, 2002.

Feminicidio sueco

20 de abril de 2010



Como recordaba el otro día con un compañero de trabajo, yo me leí el primer Larsson antes de que fuera un boom editorial. Vi un título pintoresco ("Los hombres que no amaban a las mujeres") y lo compré. Pero tal era mi desconocimiento sobre el contenido real de la obra, que creía que el título hacía referencia….a la homosexualidad. Pronto comprobaría con la lectura que, en realidad, a lo que aludía ese sintagma era al odio mortal a las mujeres, a la misoginia más feroz que llegaba hasta el asesinato y las formas de violencia más odiosas sobre las mujeres. Eso en la culta Suecia, la abanderada del progreso social y del estado del bienestar. Todo, claro, pasado por el tamiz de la ficción. Pero el periodista Larsson debía conocer bien la realidad social de su país y no engañarse al respecto. Hasta su heroína, la impredecible Lisbeth, es una víctima más de la violencia doméstica priemro y de la violencia de su tutot legal después. Lisbeth es una víctima, sí, pero no es en absoluto una de esas herínas débiles, blancas florecillas del folletín decmonónico.

(En la ilustración, Leptospermum rubinette, la planta cuyas flores aparecen al comienzo de la novela de Larsson).

Stieg Larsson, "Los hombres que no amaban a las mujeres". Barcelona, Destino, 2008.

Crimen y castigo

19 de abril de 2010



No, no voy a atormentaros con la novela del ilustre pestiño Fiódor Dostoyesvki (sí, me la he leído; y me quedó un recuerdo tan acre que no pienso volver sobre ella. Ni tampoco regalarla...alguien sabrá de qué hablo). Voy a hacer referencia a una exposición que estará abierta hasta el 27 de junio en el bellísimo Musée d´Orsay, el museo de los impresionistas en la margen izquierda del Sena. La exposición fue idea de Robert Badinter, ministro de Miterrand, el encargado de abolir la pena de muerte en Francia...en 1981, o sea, anteayer por la mañana. Pero el motivo inicial, centrado sobre la pena de muerte, fue evolucionando hasta incluir obras de arte relacionadas, de un modo u otro, con el asesinato. Y así es posible contemplar desde "La muerte de Marat" del pintor neoclásico David hasta el cuadro, del mismo tema, del pintor expresionista, Edward Munch. Y obras de Goya, Blake o Van Gogh.
La muerte violenta ha ejercido una atracción poderosa, no sólo en los artistas, sino de un modo especial también a nivel popular. La prensa de sucesos también tiene lugar en esta exposición, así como "especialistas" como Lombroso, uno de los partidariso de esa idea tan aberrante de que "la cara es el espejo del alma"; es decir, que los malvados de bello rostro y modales distinguidos lo tenían menos crudo que los malos feos de verdad (su obra "El hombre criminal", tanto como "La mujer delicncuente, la prostituta y la mujer normal", son el paradigma de la tontería elevado a categoría científica).

(En la ilustración, "Muerte de Marat", de Edward Munch; 1907).

Crime et châtiment (Crimen y castigo). Musée d´Orsay, París; 16 de marzo- 27 de junio de 2010.

Bibliófilo

18 de abril de 2010



La bilblioteca de José Mindlin tiene unos treinta mil volúmenes. Es una de las mejores bibliotecas privadas de Brasil y del mundo entero también. No sólo por el extraordinario volumen de volúmenes (valga el chiste) sino por la calidad de muchos de ellos. Como por ejemplo, la primera edición parisina de los "Essais" de Montaigne.
Mindlin, poco antes de morir, fue visitado por César Antonio Molina, que redacta un artículo para el ABCD las artes y las letras. Le confiesa al español que su ritmo de lectura semanal es de unos dos libros semanales...Una cantidad ínfima, si la comparamos con la inmensidad de sus posesiones librescas (un kilómetro de estanterías, calcula). José Mindlin es descrito como "el último bibliófilo"...Pero no hay que perder la esperanza: todavía están vivos eximios atesoradores de libros como Alberto Manguel, Jacques Bennet, Umberto Eco o Jean-Claude Carrière. (Una misma, si algún día le tocara la lotería...)

Muerte de Eladio Guardiola

17 de abril de 2010



¡Ay, señor!¡También se nos ha muerto Eladio Guardiola, sive El Tío la Vara! Tras crudelísima lucha con el malvado Nemesio Tornero, alias Capitán Fanegas, se nos ha ido el auténtico héroe manchego televisivo -literarios hay otros: se me ocurren por lo menos dos...
¿Quién nos vengará ya de tanto tontaco suelto como hay por ahí? Sabida es la ineficacia de la literatura al respecto. Y de la justicia, para qué hablar.
Siempre, claro, nos quedará la Blasa. Y su inseparable compañero ya, Eduardo Punset (otro día hablaré del libro de Punset "El viaje a la felicidad" o de las insuficiencias de la ciencia para hablar de un tema tan sensible).

Libro de los muertos



La tarea que se propuso Canetti es titánica: luchar contra la muerte. En 1942, es decir, con treinta y cuatro años y en medio de la terrible carnicería de la Segunda Guerra Mundial, escribe: "Hoy he decidido apuntar mis pensamientos contra la muerte tal como me vienen por azar, sin ninguna coherencia, y sin someterlos a un plan tiránico". Atárs había quedado el proyecto de escribir una novela cuyo protagonista había de ser "el enenmigo de la muerte". Quizá estos sintagmas ("Contra la muerte", "el enemigo de la muerte")se ajusten más al contenido del libro, sin los equívocos derivados de la identidad con los libros funeracios del antiguo Egipto llamados también "Libro de los muertos". El título, sí, se justifica por las anotaciones del propio autor. Pero aunque sean las muertes concretas (los muertos concretos: sus padres, sus esposas, su hermano, su profesor, su discípula y amante Friedl Benedikt...) las que constituyen el fermento de la obra, en última instancia es esa lucha titánica contra la muerte la que alienta el libro. Una lucha desmesurada, descabellada; ridícula a ratos, grandiosa otros. Así confiesa: "Lo que temo no es el presente de la muerte. la temo como pasado" (pág. 87).

(En la ilustración, óleo de Antonio Pereda, "El sueño del caballero", ca. 1670; una preciosa "vanitas").

Elías Canetti, "Libro de los muertos". Barcelona, Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, 2010. Traducción de Juan José del Solar.

Montesquieu

16 de abril de 2010


Charles-Louis de Secondat (Montesquieu para los amigos, 1689-1755) pasa por ser el padre de la famosa divisón tripartita del poder. Aparte de esta simplificación -no ajustada a la verdad histórica-, su figura queda desdibujada en los libros de texto entre una trínidad de filósofos ilustrados franceses; o, como mucho, se le cita como autor de las "Cartas persas", una aguda sátira de la sociedad francesa de su tiempo desde la supuesta perspectiva de un visitante extranjero, un persa. Pero el libro no es, como puede suponerse, una mera diatriba contra las costumbres de su tiempo; es, por encima de todo, un artefacto literario, y así puede leerse, como una novela con un sorpresivo final. Sus contemporáneos así la leyeron. Y fue tal el éxito que pronto se sucedieron imitaciones más o menos afortunadas de otros autores que titularon sus obras como turcas, chinas, peruanas, indias o tártaras. Hasta nuestro compatriota Cadalso titulará su obra "Cartas marruecas").
El personaje femenino de Roxana puede leerse como un símbolo (un símbolo de rebeldía contra la opresión tiránica). Pero también es un personaje sobre el que podemos especular e imaginar (es desde luego la prerrogativa de los personajes literarios con una cierta entidad). La estructura de poder que es un harén nos da ocasión también para pensar.

(En la ilustración, "Odalisca", del pintor Mariano Fortuny; una receación historiscista del tema del harén, menos fantasiosa, más pictórica que las recreaciones ingresianas).

Montesquieu, "Cartas persas". Madrid, Cátedra, 1997.

La pirámide



En este relato -una novela corta en realidad- se mezcla, como es habitual, la vida personal y los asuntos profesionales de Wallander. Como siempre, un desastre en sus relaciones filiales y amorosas (una mujer con la que se acuesta pero a la que no ama; su padre, un auténtico anti-padre, entre excéntrico y chalado, desagradable las más de las veces -ahí Wallander no tiene la culpa, el pobre). Y luego el caso, que va anudándose desde diversos cabos: el accidente de una avioneta, el incendio de una mercería, la ciudad de Marbella (Spain) al fondo...
El delincuente, al final, lúcido, perora: "¡Qué sabemos de las personas en realidad? Salvo que tienen puntos débiles, que son los que debemos localizar."
Todos, en efecto, tenemos puntos débiles. Algunos, además, una vida disoluta que ocultar...

Henning Mankell, "La pirámide". Barcelona, Tusquets, 2010.

Arqueología wallanderiana

14 de abril de 2010



Estos relatos son pura arqueología wallanderiana. Son cinco relatos ("La cuchillada", "La grieta", "El hombre de la playa", "La muerte del fotógrafo" y "La pirámide") cada uno con una historia independiente.
Nos hemos dejado ya, en la última novela, a nuestro querido Wallander presa de una enfermedad incurable. Ahora (en "La cuchillada") recobramos su juventud, volvemos atrás en un tour de force sólo posible a la literatura o a la arqueología. Rehacemos una vida desde sus orígenes y vemos a un bisoño Kurt de veintiún años aún no adscrito a la brigada criminal, aún no residente en Ystad. Aún no casado con Mona (vemos desfilar hasta un par de chicas que podían haber sustituido a Mona en esa incierta aventura vital llamada "matrimonio").
Vemos la tozudez, la intuición del que será luego un brillante investigador policial. Vemos también, por desgracia, la tozuda insistencia del mal. El mismo mal, -a diferencia del hombre- siempre idéntico a sí mismo pero siempre renovado.

(En la ilustración, diamantes en bruto).

Henning Mankell, "La pirámide". Barcelona, Tusquets, 2010.

Inquisidor

12 de abril de 2010


Nadie como Lorenzo Silva ha descrito la seducción verbal. Los tormentos y los placeres, las debilidades y las excelsitudes de una seducción erótica basada sólo en la palabra. Que el erotismo es un producto lingüístico (dicho sin ironía), nos lo demuestra el autor con este intercambio de mensajes entre dos inteligencias privilegiadas, dos seres sin rostro como son Theresa y el Inquisidor. Al principio no sabemos los motivos de esa adicción de Theresa, al blog primero (una especie de novela histórica en tres capítulos), y luego al diálogo con su antagonista. Pero esa adicción está descrita con una agudeza tan grande que llega a desasosegar.
Por qué necesita Theresa, mujer tan atractiva física y psicológicamnte, la sustancia hasta cierto punto estupefaciente en la que se convierte esa relación virtual. En las grandes novelas siempre hay alguna zona de sombra, un lugar quizá minúsculo para la zozobra, la desazón, siquiera la duda. En esta narración no es la parte biográfica del Inquisidor que, con buen criterio, nos es hurtada, sino esa zona permeable del alma de Theresa. Esa zona, no del todo descrita, por donde se filtra ese deseo de posesión absoluta, de dominio feroz del otro, de aniquilación del espíritu del otro que algunos llaman "amor".
La práctica de una seducción blanda ("líquida", en terminología baumaniana) que Internet le proporciona a la protagonsita, no le hace olvidar que existen formas de dominio total -las más adictivas, las más destructivas- : aquéllas que están disfrazadas de entrega absoluta. Theresa desea entregarse eróticamente. Sospechamos, empero, que lo que quiere en realidad es el dominio sin resrvas del otro.

Lorenzo Silva, "El blog del Inquisidor". Barcelona, Destino, 2010.

Fantasmas

11 de abril de 2010



Sólo el título me parecía un poco tonto; a pesar de eso compré el libro (el autor sí que era y sigue siendo fantasmático: ¡son escasísimas las referencias personales en internet!). Y es divertidísimo; cuenta anécdotas llenas de encanto, a la vez que nos describe su mega-biblioteca (eso, sí, muy francesa, por lo que deja ver)y su pasión libresca. En el último capítulo se descubre la razón de ser de este título y me siento ligeramente avergonzada de mi juicio tan precipitado: "fantasma", en francés (según el Petit Larousse) es "Papel o cartón que se pone en el lugar de un libro retirado de un estante de biblioteca, de un documento que ha sido prestado" (pág. 120).
En mi biblioteca sí que no hay fantasmas. Sabido es ¡que yo jamás presto un libro!
Mis libros son míos, más míos quizá, que mi ropa interior o mis bikinis: sólo yo estoy autorizada a llevarlos. Y a hacer con ellos lo que quiera (lo que la figura femenina de la ilustración: usar ambas especies -libros y ropa- a discreción).

Jacques Bonnet, "Bibliotecas llenas de fantasmas". Barcelona, Anagrama, 2010.

De tapas

10 de abril de 2010


¡Qué frustración! No he podido conseguir a mi idolatrado Canetti. No sé si es problema de distribución; o de simple desajuste entre reseña periodística y mercado libresco. Por contra me he hecho con un libro muy seductor. Que desde la contraportada me lanza estas preguntas a modo casi de severa admonición: "¿Teme usted que el derrumbamiento de su biblioteca lo aplaste mientras duerme? ¿Pone la acumulación de libros en peligro la mera existencia de su familia?..." Etcétera. El autor, a quien no tengo el gusto de conocer, se llama Jacques Bonnet. Es un bibliómano incorregible, defensor a ultranza de las librerías más que de los catálogos virtuales. Pues sólo con aquellas, dice, podemos tener a nuestro alcance libros cuya existencia ignorábamos. Dice Bonnet: " He llegado a tenet un baño con paredes tapizadas de estanterías, lo que imposibilitaba el uso de la ducha y obligaba a bañarse con la ventana abierta (...).Como muchos de mis cofrades ¡no tuve sino hasta tarde una situación inmobiliaria que me permitiera satisfacer mis ambiciones bibiófagas!". Eso en el capítulo 1 titulado "Decenas de miles de libros".
El día también se ha arreglado con las tapitas que nos hemos tomado mi amiga Eloísa y yo. Que las letras también necesitan combustible. Y una charla amigable e inteligente es el mejor de ellos.

Jacques Bonnet, "Bibliotecas llenas de fantasmas". Barcelona, Anagrama, 2010.

Canetti



Una vez me sentí extraordinariamente ridícula cuando, después de haber visto a Juan Goytisolo en mi facultad, me fui a comprar un libro suyo. Y el librero me dijo: "¡Ah, sí! Goytisolo ha estado esta mañana en la Facultad ¿no?". Estuve tentada de decirle que no me había enterado. Y creo que más o menos desde entonces decidí no dejarme llevar por modas ni por suplementos ni por Cervantes resucitado que volviera a impartir un seminario. El camino de los libros debía ser, exactamente, el que yo eligiera.
Hoy, sin embargo, no me avergüenza lanzarme en busca del último Canetti, aunque presida, en horrenda foto a toda página cual es costumbre (la de sacarle los poros, las arrugas, los pelos de los bigotes uno a uno a los escritores), el suplemento literario Babelia. Ya hablaré de su libro, que va muy bien con la temática de este blog.
Poque yo también, como Canetti, estoy radicalemnte en contra de la muerte.

(En la fotografía, el escritor búlgaro con remotos ascendientes judeoespañoles, Elías Canetti, 1905-1994)

Las apariencia no engañan

9 de abril de 2010



Toni Romano trabaja como gorila de discoteca en una sala llamada "La Luna de Medianoche". Él mismo dice de su empleo: "Lo malo de este trabajo consistía en tener que pelear con los borrachos y en aguantar la estridente música moderna. Como no conozco ningún trabajo sin sus puntos flacos, me encontraba regularmente contento" (página 10).
No sabemos si entre esa música que le pitaba en los ídos estaría "Alaska y los Pegamoides" o "Alaska y Dinarama" (quizá sí). Pero desde luego la música de la sala no se decantaba por ritmos latinoamericanos: un trío de pesados se empeña en eque le pongan salsa, y hasta uno de ellos intenta tocar el acordeón allí dentro. El trabajo de Toni comienza. Esta vez con mal pie: la mujer del trío acaba propinándole un botellazo al pobre Toni. Es Consuelo, la Colombiana,una camarera que antes "hacía la calle". No es a ella a la que pronto volverá a ver nuestro protagonista, sino a uno de los varones el grupo....justo cuando le descarraja una andanada de tiros a un hombre. El tipo resulta ser un político, llamado,¡oh, maravillas de la ficción!,Valeriano Cazzo. (Ayer, justamente, Forges dibujaba a España, no como un "coto de caza" sino como un "coto de cazo"). Pero los tiempos históricos son otros. La Transición aún no ha concluido. Y la noche madrileña era -dicen- movida y variopinta. Peligrosa parece que también.


Juan Madrid, "Las apariencias no engañan". Madrid, BSA, 2008 (1982)

Con o sin Brunetti

8 de abril de 2010



Ayer, en una charla internáutica con los lectores de El País, la escritora Donna Leon (y su traductora) tuvo a bien contestar las preguntas que yo había formulado la semana anterior ya. Me sorprendió, en primer lugar que su escritora favorita (o escritor favorito, aparte de ella misma, le pregunté) fuera Ruth Rendell. Es verdad que sólo me he leído una obra de ella; quizá la tenga que leer más para apreciarla mejor.
Otra cosa que me gustó mucho es que dice que no planifica demasido las obras; sigue una idea determinada y luego se deja llevar. Supongo que es lo que le hace decir luego (¡oh, maravilla!) que no le cuesta demasiado escribir sus novelas, que no sufre flaubertianamente con ellas vamos. (Cómo la envidio, señor; a mí lo único que no me cuesta es escribir en este bendito blog).
Por cierto, que otro internauta le dijo que la obra que más le gustó de ella fue "Sin Brunetti", una serie de artículos de tema veneciano. Ella no se lo tomó a mal, pero después de diecinueve años que lleva ya con el hombre (con el personaje Brunetti, quiero decir)...

En la ilustración, una foto de Donna Leon.

Feminicidio



Walda Barrios-Klee -política que fue candidata a la vicepresidencia de Guatemala y ahora consejera asesora de la Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas- señala una realidad escalofriante: el feminicidio. Lejos de disminuir, el número de mujeres asesinadas en América Central (Guatemala, Honduras y El Salvador) y México sigue creciendo. En Guatemala, por ejemplo, un país de poco más de trece millones de habitantes, se contabilizó en 2009 una cifra de 847 mujeres asesinadas. Estos asesinatos cuentan, además, con un execrable ritual de violencia y sadismo que pone de manifiesto el sufrimiento añadido de las víctimas. El odio hacia las mujeres, ha manifestado Walda, se incrementa precisamente en este momento histórico en el que las mujeres salen más de sus casas para trabajar y reclaman una visibilidad social y política también. (El mensaje parece claro: En casa sólo sufriríais la violencia de uno sólo, nenas).

En la ilustración, fotos de mujeres guatemaltecas asesinadas.

(La entrevista a Walda Barrios-Klee fue publicada por El paí el 7-IV-2010).

Ulises Sopena

6 de abril de 2010



Este Ulises no surca las aguas del Mediterráneo oriental ni las tascas de Dublín. Comparte, eso sí, el descaro y la girovagia con sus homónimos literarios; pero Ulises Sopena, la criatura del estupendo escritor Ricardo Bosque, vive en una Zaragoza aveneciada del 2041 d.C.; la urbe pos-era-Belloch que ha visto inundadas sus calles y avenidas por esa cosa d elos alcaldes de quitar paro. Así, nuestro curtido héroe vive en "Los Lagos del Milenio"... en un palafito.
En el idilio mañanero de un domingo desayuna café con churros y lee la prensa en su e-book en la terraza de su vivienda. Y desde allí contempla el vuelo acre de las gaviotas. Como siempre, un muerto interrumpe lo verdaderamente importante (el ocio que siempre llega tarde, como reconoce nuestro personaje). Y una atrabiliaria compañera de trabajo (la subteniente Sara Fitzpatrick de la Policia Fluvial Metropolitana) llega en su moto acuática, enfundada en su mono de neopreno, para avisar al pobre incauto que siempre deja desconectado su teléfono móvil. El muerto es un personaje de cierta relevancia dentro de la fauna local. El jolgorio -se da por supuesto- no ha hecho más que empezar.
La novela fluye (nunca mejor dicho) con una facilidad pasmosa, trufado el discurso narrativo con los golpes de humor que caracterizan el estilo de nuestro "guapo zaragozano". Una delicia de novela. Entretenimiento y buen quehacer literario en estado puro.

Ricardo Bosque, "Cuestión de galones", novela (próxima edición).

Herminia Luque Ortiz lee

5 de abril de 2010



Los libros me han hecho como soy. Como soy de verdad. Los libros los escoge una misma, bien es verdad que tras un proceso a veces demasiado azaroso, demasiado determinado por lo que hay en el mercado (léase en la selva concreta de una librería o en la prensa escrita o en el hiperespacio virtual). Pero yo soy yo y mis libros; los leídos y los ansiados; los atesorados y los perdidos. Los escritos, por supuesto, también. Mis libros y yo, en una apuesta contra el olvido. Mis libros y yo -modestamente- contra la muerte.

(En la fotografía, Herminia Luque Ortiz como lectora).

La perla



Doña Emilia Pardo Bazán sí que era una fetichista. Con un par de zarcillos de perlas rosadas es capaz de construir un relato. O más bien con una sola perla rosa que, desprendida de su engaste, se convierte en implacable delatora.
El lenguaje de la escritora gallega a veces nos parece demasiado rebuscado, pues hasta el lenguaje coloquial ha evolucionado desde cierta cargazón sintáctica a un esquilmamiento preocupante. Y eso acaba influyendo en el gusto literario. Lo que perdura –y se advierte en estos relatos- es la fascinación de una imagen, un objeto concreto a partir del cual se puede recrear no sólo una historia (trágica las más de las veces) sino una sutil atmósfera de un tiempo determinado también.

“La perla rosa”, en Emilia Pardo Bazán, “Cuentos de mujeres valientes”. Madrid, Clan, 2010.

Nota: la fecha de las ediciones que cito es la del ejemplar que poseo, no de la primera edición en dicha editorial. Si pongo la fecha de aparición del texto por primera vez, lo hago entre paréntesis.

Zapatos rojos

4 de abril de 2010



¡Ay, qué le vamos a hacer!¡Si es que soy una fetichista de los zapatos! En la antología de cuentos de la Pardo Bazán (con faja de celebración de día de la mujer en oro frío) hay un cuento precioso con zapatos rojos moñudos. Seguro que no son como los de la fotografía, porque un tacón así es impensable en tiempos de la escritora (el stiletto es un instrumento de tortura relativamente moderno), pero algo del encanto civilizado, de la seducción sibilina que posee éste, compartirá con ese otro zapato de ficción. Un zapato que se contrapone a la barbarie del pie descalzo ("cálzate esos pies, que das enojo" le dice el joven a la muchacha que está enamorado de él). El atractivo erótico es innegable:" (...) el señuelo atrayente no era la cara, sino los pies, elegantes y menudos, que aprisionaban zapatos taconeados alto, de flexible cuero de Rusia: unos zapatos que a cada movimiento de su dueña enviaban fragancias perturbadoras".

"La hoz", en Emilia Pardo Bazán, "Cuentos de mujeres valientes". Madrid, Clan, 2010.

Un crimen dormido


Las "insidiosas correhuelas" (capítulo dieciocho) extienden sus raíces mucho más allá del sitio donde brotan. Del mismo modo un crimen, aunque sea un crimen olvidado, un "crimen dormido", extiende sus ramificaciones de un modo inexorable sobre el presente. Eso lo sabe bien miss Marple. La incombustible dama ha conocido a Gwenda, una joven que se ha trasladado a Inglaterra para comprar una casa donde vivirán ella y su esposo. Pero la casa despierta en ella increíbles recuerdos. ¿O son simples aprensiones? ¿Vivió ella,acaso, en esa casa? Un lugar que está asociado al recuerdo de una joven con el rostro cianótico y el pelo rubio caída sobre el suelo del vestíbulo...La sagacidad de miss Marple se pondrá a pleno rendimiento para resolver este enigmático asunto. Pero también su increíble energía se pondrá a prueba.

(En la ilustración, correhuela o campanilla, bella flor campestre que puede considerarse como una mala hierba).

Ágatha Christie, "Un crimen dormido". Barcelona, RBA, 2010 (1976).

Mujeres valientes

3 de abril de 2010



Pues sí, la cabra tira al monte. Tengo las obras completas de doña Emilia Pardo Bazán, más unos cuantos tomos sueltos de otras obras completas y obras publicadas en Espasa, Cátedra, Castalia, Anaya..etcétera. Pero veo una antología de cuentos en la librería La central del Sofidú (vulgo MNCARS), en la ampliación de Nouvel, y no me puedo resistir. Aparte de llos "Modi", compro esta antología de cuentos pardobazanianos. Empaquetados en una edición de buen papel ahuesado pero con unas ilustraciones como para adolescentes de hace chorropetecientos años. Encima, venía con una faja dorada recordando que el día 8 es el día internacional de la mujer...En fin, un batiburrillo. La fuerza de los relatos de la Pardo Bazán, sin embargo, rebasa todo etiquetado y toda compactación ad hoc..
Singular el relato "Drago", en el que una joven soltera (con lo que era ser "una joven soltera" a principios del siglo XX,en el límite siempre del descrédito y la malevolencia social), se enamora de un domador de circo...O eso parece.

(En la ilustración, un óleo del pintor granadino José María Rodríguez-Acosta, Museo de Bellas Artes de Granada, Palacio de Carlos V, Alhambra).

Emilia Pardo Bazán, "Cuentos de mujeres valientes". Madrid, Clan, 2010.

La habitación infantil

2 de abril de 2010


La maestría de los verdaderos artistas se demuestra en los detalles. Así en cualquiera de las bellas artes como en la literatura (o en la cama). Lorenzo Silva nos da una verdadera muestra de habilidad narrativa con la descripción, eso sí, sorpresiva, de una habitación infantil. Cuando un escritor sabe extraer de una sencilla enumeración de objetos aparentemente triviales todo el potencial expresivo y trae a la narración la atmósfera sentimental adecuada, es que roza la perfección. Los recursos literarios, bien lo sabe el escritor, no son ilimitados; pero tampoco han de ser por fuerza extravagantes; la bizarría estraga las más de las veces el conjunto o le añade un halo de inverosimilitud, que es lo que menos necesita un narrador. La pintura de esos sencillos objetos de consumo (los muebles, los juguetes, los libros, las imágenes de los personajes de películas) quedará como la iconografía infantil perfecta de este fin de década. Vistos por el sutil pintor de vanidades, maestro Lorenzo Silva.

Lorenzo Silva, "La estrategia del agua". Barcelona, Destino, 2010.

Desnudos femeninos


Los desnudos de Otto Mueller (1874-1930) son de una modernidad aplastante. Frente al arte hiper kitsch que se hacía en la propia Alemania o en nuestro solar patrio a principios del siglo XX, este artista, sin abandonar la figuración, creó un arte de una simplicidad y una gracia exclusivamente modernas. No hay concesión al detallismo burgués, sólo hay una pasión formal ascendente y un amor al color verdaderamente enfervorizado.
La tempran muerte del pintor(con apenas cincuenta y cinco años)impidió que su arte se desplegara hacia no se sabe qué nuevos derroteros. Pero también le ahorró ver la requisa de más de trescientas de sus obras por parte de los nazis y cómo su arte, por esos eximios degenerados, fue etiquetado como "arte degenerado". El fascismo no tolera ni la belleza.
He vuelto a ver este cuadro en el Museo Thyssen. Y, como cada vez que voy a este museo, se me viene a la cabeza el refrán de "Dios le da garbanzos..." etcétera.

Otto Mueller, "Dos mujeres sentadas" (1922). Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid.

Mundo Loewe



Reconoce Vila que fijarse en el atuendo de las personas (y más en el de las mujeres) es algo superficial. Pero también que es la única forma de calar a las criaturas antes de que digan esta boca es mía. Por eso no deja de percatarse de que la jueza lleva un pañuelo de una marca con nombre mitológico en la primera pasada de ojos que le da. Y en la última escena, la que casi cierra la novela, luce un estupendo bolso rojo y pañuelo de idéntico logo (madrileño pero con nombre extranjero, que el casticismo tampoco da para tanto). Vila lee esos complementos, lo mismo que el portal donde vive la magistrada o el trabajo pelucario de sesenta euros lo menos que luce su señoría, en clave de barrera; una nada sutil barrera social que separa el mundo de, después de todo, dos servidores del estado, dos funcionarios encargados de mantener la ley y el orden en este bienamado estado de derecho.
Pese a todo, el buen hacer de la jueza (y el suyo y el de sus colaboradores) lo reconcilia no sólo con la instancia judicial sino consigo mismo. Como le dice la perspicaz Chamorro (que ahora sabemos que es humana, no sólo por haberse enamorado illo tempore de un geyperman sino por sentir celillos de la talla 36 de la Salgado): "Resucitaste".

Lorenzo Silva, "La estrategia del agua". Barcelona, Destino, 2010

Pintriae

1 de abril de 2010


"Los Modi son dieciséis y precisamente ésta es la cifra tope de teseras eróticas (pequeños discos de metal con representaciones de una pareja en actitud amatoria, propias de la Antigüedad romana), por lo que se piensa que Giulio Romano contaría con modelos de este tipo cuando diseñó sus parejas de amantes. Evidentemente, la numismática es una de las vertientes artísticas que se desarrolló ampliamente en el Renacimiento y también en este terreno se tuvo a la Antigüedad como referencia (...) Vasari, en la segunda edición de Les vite...(1568), indica que Giulio Romano sabía discernir sobre cualquier tema pero sobre todo de medallas.(...) Las "pintriae" se proyectan con originalidad en distintos Modi sin llegar a la copia".

Ana Ávila en Giulio Romano, M.Raimondi, J. F. M. Waldeck y P. Aretino, "Los Modi y los sonetos lujuriosos". Edición de Ana Ávila. Traducción de los sonetos de Mario Merlino. Madrid, Siruela, 2008.

Los Modi



Más allá de la expresión erótica, los Modi (los dieciseis dibujos de Giulio Romano grabados por Marcantonio Raimondi) simbolizan el interés del Quinientos por la figura humana en todos sus aspectos. Perdidos los dibujos originales, sólo se conservan los grabados en la versión coetánea, amén de una recreación del XIX del longevo artista Waldeck.Como escribe Ana Ávila, en estos grabados "El cuerpo a cuerpo adquiere una plasticidad especial (...)La búsqueda de la dificultad se convierte en un paradigma de la nueva estética del quinientos y Giulio Romano la proyecta en el acoplamiento de la pareja (...) los hombres y mujeres de los Modi aparentan escrituras corporales en el espacio, caligrafiándolo con brazos y piernas..."
El lenguaje artístico de la Antigüedad clásica está aquí presente. Pero no como una mera copia servil, sino como una recreación intensa y personal del artista, discípulo que fue de Rafael. En la reelaboración plástica de modelos antiguos palpitan también las experiencias previas de un Miguel Ángel (pletórico en los ignudi de la Sixtina o en la perdida Batalla de Cascina) o de un Antonio Pollaiulo o un Luca Signorelli.
En estos dibujos abunda la tipología de la figura femnina vista de espaldas, sentada o recostada, como luego la pintará Giulio Romano en los frescos del Palacio del Té de Mantua.

(En la ilustración, estudio para el techo de la Farnesina; Haarlem, Teylers Museum. Obra de Giulio Romano o de Rafael).

Giulio Romano, Marcantonio Raimondi, J. F.M.Waldeck y P. Aretino, "Los Modi y los Sonetos lujuriosos". Edición de Ana Ávila. Traducción de los sonetos de Mario Merlino. Madrid, Siruela, 2008.