Nunca demasiados libros

30 de junio de 2010



Ayer, mientras los ruidos de cierto evento deportivo me llegaban a través de la ventana (el mar no era competencia), leía "Los demasiados libros". Un libro de Gabriel Zaid que subraya aspectos paradójicos de los libros cuando se cuantifican -ya sea la cantidad de sus lectores, el precio de los mismos o el número de ediciones.
Dice Zaid que leer es cosa de pobres. Los libros no son caros. Pero los lectores no crecen en proporción al incremento de la población escolarizada e incluso universitaria. Señala con ironía que, incluso, en medio universitarios, leer estorba, porque lo que cuenta es publicar. Y leer es sólo felicidad (pág.60).
"La humanidad publica un libro cada medio minuto", escribe. "Los libros se publican a tal velocidad que nos vuelven cada vez más incultos. Si alguien lee un libro diario (cinco por semana), deja de leer 4.000 publicados el mismo día" (pág.20).
Irónicamente, Zaid propone una dieta, un racionamiento: todo aquel que quisiera escribir, debería haber leído antes al menos mil de su especie (poema, artículo o libro)."La proporción iría ajustándose, hasta lograr el equilibrio de la oferta y la demanda" (pág.81). Pues, como augura la editorial Lulu, dentro de unos años habrá en Estados Unidos más escritores que lectores.
La melancolía comenzó a invadirme. No sé si a causa de la desmesura del mundo libresco (insignificante garbancito el que aspire a ser dentro de él). O del feroz ambiente deportivo.

Gabriel Zaid, "Los demasiados libros". Barcelona, Debolsillo, 2010.

Tabarros

29 de junio de 2010



José Antonio Padilla y yo habíamos coincidido en un libro. En "Inéditos", una antología poética compilada por Ignacio Elguero y editada por Huerga y Fierro. Pero también en el número 8 de la revista "Zut" que dirige Juan Bonilla. En ese número, entre otros autores (Carlos Marzal, Ramón Eder, Chema Cobo), José Antonio publicó sus "Tabarros". Él mismo explicaba este título: "Si Chamfort los llamaba avispas y Canetti moscas, yo los prefiero como tabarros. Lo importante es atraparlos en su veneno máximo, salpicando de fragmentos el futuro. Si Nabokov cazaba mariposas, yo cazo tabarros" (pág.95).
El último dice así: "La luz acorta las ausencias".

Revista "Zut" nº 8.Primavera-verano 2008.

Homenaje a José Antonio Padilla


Dentro del ciclo "Versos y estrellas" -organizado por Centro Cultural de la Generación del 27- se celebró ayer en Málaga un homenaje al poeta José Antonio Padilla (1975-2009). El acto, celebrado en el hotel Molina Lario, congregó a un nutrido grupo de amigos y familiares que quisieron homenajear al poeta con lo que más le gustaba: un libro. Así lo afirmó José Antonio Mesa Toré quien, tras la presentación de Aurora Luque, hizo una breve historia del libro editado. De cómo afluyeron las colaboraciones, hasta un total de cincuenta, de poetas de Málaga y de otros lugares de España, que quisieron aportar su particular colaboración en forma de poema o breve prosa. Los cincuenta textos fueron leídos a continuación. Y Mesa Toré concluyó la lectura del libro con el aforismo que lo cierra. Un aforismo de José Antonio Padilla, bellísimo y terrible como el oleaje más intenso ("Colección de olas" se llama su libro de aforismos, precisamente):

"Pertenece ya a lo profundo, al sistema respiratorio de los ángeles".

(En la ilustración, una fotografía de José Antonio Padilla).

VVAA, "Colección de olas para José Antonio Padilla". Málaga,Centro Cultural Generación del 27, 2010.

Cárcel portátil

25 de junio de 2010


Claro que sí. El burka es una suerte de feminicidio. Una desposesión brutal de la identidad de las mujeres, un recorte pavoroso de sus posibilidades humanas. Empezando por la posibilidad de ver bien (un sentido esencial para la construcción del mundo y del pensamiento) y terminando por la de ser vistas.
Una falta de respeto atroz a la persona que va dentro. Pues para respetar al otro -para reconocerlo como humano y reconocer su dignidad- debemos empezar por la tarea elemental de verlo y reconocerlo, dotarlo de identidad y mirarnos en el espejo de su humanidad, la nuestra también.
La apelación a la no discriminación a las mujeres casi pasa a un segundo lugar tras comprobar que el burka es eso, el asesinato de la personalidad. Una suerte de tortura, un presidio ambulante.
No hay persona sin identidad personal. Y esta aseveración debe tener carácter universal. Como universal es la especie humana: la misma, todos somos la misma especie humana. El mismo ser deseoso de significación, ansioso de sentido.

Enciclopedia con tacones


Quiero enviar desde aquí un saludo cordialísimo a mis alumnos de 2º de bachillerato de Historia del Arte. Quienes eligieron para mí -en la banda que imponen a los profesores en su ceremonia de graduación- este lema: "Enciclopedia con tacones".
Muchas gracias. Y hasta siempre.
¡Suerte a todos!

G de guardaespaldas

21 de junio de 2010



Francisco Ortiz dudaba el otro día. No sabía si me había leído todo el alfabeto del crimen. Por supuesto que sí, le dije. Enterito. Sue Grafton es una de mis autoras favoritas y una de las culpables también de que abriera este blog, ya que era una de las series leídas que contaba como bagaje de lecturas para un espacio de literatura negra. Empecé, no obstante, comentando la "T", el último aparecido en castellano. Y continué al revés, hasta hoy, que llego a la "G". El resto es, todavía, mi fondo de armario.
La verdad es que es como un "viaje a la semilla" a lo Alejo Carpentier (y yo todavía sin hablar de este autor, uno de mis dilectos desde los dieciséis años): una Kinsey Milhone que descumple años (treinta y tres en esta entrega) y su casero, Henry Pitts, que se remoza y se vuelve más guapo (aunque eso es imposible casi, a ojos de Kinsey).
En esta entrega, nuestra detective, el mismo día de su cumpleaños, aparte de estrenar micro-casa y celebrarlo con rosquillas de canela (las dos cosas, de su casero), recibe el encargo de buscar a una mujer en el desierto de Mojave. El asunto parece hasta banal. Kinsey, muy contenta, recibe un anticipo de quinientos dólares. Y se va a un Mc Donald`s a celebrarlo con una superhamburguesa de queso. (Y dice la tía que pesa cincuenta y tres kilos: no me lo creo).

Sue Grafton, "G de guardaespaldas". Barcelona, Tusquets, 1992. Tradición de Antonio- Prometeo Moya.

Cuentos al amor de la lumbre

19 de junio de 2010


Buscando el libro "La memoria de los cuentos" -que no hallé- di con esta edición conmemorativa de los veinticinco años de "Cuentos al amor de la lumbre". Un clásico que debería estar en todas las bibliotecas escolares y leerse en todas las casas (con niños o no, porque no están dirigidos estos cuentos sólo a un público infantil, sino a un público más amplio, como el que antaño se reunía en torno a la lumbre y su calor primigenio). Precisamente ayer disfrutando (¿?) de una fiesta escolar de fin de curso, pensé con tristeza en cómo todo el imaginario de los cuentos, en la actualidad, está pasado por el empobrecedor y falsario filtro de la factoría Disney y adláteres. Y una riquísima tradición popular autóctona está a punto de extinguirse de modo irremediable.
La labor de Antonio Rodríguez Almodóvar es, en este contexto, doblemente meritoria. Por un lado, rescata ese venero riquísimo de narraciones orales, justo antes de la desaparición de esas sociedades rurales en las que han pervivido como relictos de un tiempo ancestral del "bajo Neolítico, la época de formacón de la nueva sociedad agraria, sedentaria, exógama y defensora de los derechos de la propiedad privada y de su transmisión a hjos legítimos" (pág. 30).
Por otro lado, Antonio Rodríguez Almodóvar, un escritor de primerísima fila (no un mero erudito ni un filólogo academicista) fija esas versiones, no sólo expurgándolas de añadidos innecesarios, sino fijando con un lenguaje límpido y bellísimo la esencia narrativa de estos cuentos. No era tarea fácil, porque el acarreador de datos y el creador pueden entorpecerse, máxime en una tarea de este calibre. Pero que Rodríguez Almodóvar sale no sólo indemne sino triunfante de esta ardua y hermosa tarea, nos lo demuestra la pervivencia de este legado y su encanto inmarcesible. Sólo un escritor excelso, pues, podía otorgarle calidad (y calidez) literaria a este magma narrativo. Y aquí lo tenemos, fijado maravillosamente, para disfrutarlo.
Los cuentos se agruoan en veintitrés ciclos, más uno especial que recoge un sólo cuento, el de "Juan el oso". De esos ciclos destacan algunos como el de "Blancaflor", "La princesa y el pastor", "Mujeres difíciles", "Tontos" o "Andanzas y desventuras del lobo".
(En la ilustración, como no he encontrado una "Estrellita de oro", uno de los cuentos que más me emocionan, he puesto esta "estrellita de plata", evidentemente una Reina de las Nieves...)

Antonio Rodríguez Almodóvar, "Cuentos al amor de la lumbre". Madrid, Alianza, 2009. Dos vols.

Muerte de Saramago

18 de junio de 2010



Conocí a Saramago. Quiero decir: él era una de las estrella invitadas a una concentración algo peculiar de jóvenes creadores y escritores consagrados, y yo un espécimen algo inefinido de aquéllos.
Saramago hablaba en su "portuñol" particular, con lucidez y un deje de socarronería también; mas sin ser áspero jamás. Le pedí que me dedicara uno de sus libros, "Memorial del convento",un texto densamente barroco, sin un signo de interrogación, sin un signo de exclamación (la pregunta, la admiración es todo el libro entero).
Y en la dedicatoria, con un abrazo, firma, en vez de Mollina -la localidad malagueña en la que nos encontrábanos-, "Monilla". (Quisiera pensar que lo traicionó el subconsciente).
Este libro, todos sus libros, nos acompañarán en la memoria siempre.


José Saramago, "Memorial del convento". Barcelona, Seix-Barral, 1992.

Otros exilios

17 de junio de 2010



Ayer fue presentado, en el Centro Andaluz de las Letras de Málaga, el poemario de Francisco Ruiz Noguera "Otros exilios". El libro ha sido merecedor del trigésimo Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez y ha sido exquisitamente editado por la diputación onubense (papel verjurado; portada con leve motivo vegetal en relieve y facsímil de la firma de Juan Ramón en sutil rojo).
El acto fue iniciado por Julio Neira, quien señaló algunas de las características de esta obra. A saber: su estructura meditada y coherente, perfectamente trabada;la existencia de una voz consolidada y madura(la voz de un auténtico poeta); la meditación sobre el tiempo que pasa; la reflexión metapoética; y la preocupación por el lenguaje. Un lenguaje inserto en una "tradición de Nueva York", de presencia de esta ciudad en autores que van de Rubén Darío y Juan Ramón, a Lorca, Salinas o José Hierro. Julio Neira resaltó el carácter gratificante de la lectura de este libro, una reflexión sobre el concepto de exilio pero mucho más también. Pues como indicó, a continuación, el profesor Vicente Fernández, el libro se estructura en cinco partes y sólo una de ella recibe el nombre de "Otros exilios". El libro podía haberse titulado también como su tercera parte ("Mirada"); o como la primera, "Sutura". Sutura, como el autor dijo, en referencia al lenguaje que actúa como tal entre el ser humano y el mundo. En el poema homónimo leemos: "Sutura:/lañas/para coser la brecha/ para juntar/-laña de las palabras- verbo y carne...". Y en el poema "Batalla"leemos (con esa interrogación ruiznogueriana, entre irónica y meditativa): "¿Es el lenguaje/-vestidura carnal del pensamiento-/la suma por completo de uno mismo?".
A la riqueza de referencias literarias (préstamos de otros poetas siempre en cursiva)y librescas (la editio princeps de La Celestina), se le une la de las apelaciones artísticas, sean éstas la cabra de Picasso en el MOMA, o el cuadro de las exequias de la reina Maria Luisa de Orleans, recreado en perfecta "Écfrasis barroca" (título del poema). O el maravilloso retrato de Juan de Pareja, pintado por Velázquez (como propedéutica de su fascinante "Inocencio X").
El autor leyó varios de sus poemas, entre ello el delicioso "Diciembre, entonces", y el divertido "La cabra de Picasso". Asimismo "El sueño de la gloria", uno de los tres únicos poemas "sociales" que ha escrito, dice con gracia Ruiz Noguera. Quien apuntó, además, su idea de que las poéticas no deben ser excluyentes; no hay por qué escoger entre autores de distinta factura, por muy diversa que sea ésta. "Hay muchas formas de decir", afirmó el poeta. Y, sin duda, la suya es una de las mejores, decimos nosotros.

Un poemario, en fin, delicioso y perfecto para este inicio de estío. (Pero, por favor, forradlo: su belleza inmaculada no resiste ni un grano de arena).

(La ilustración muestra el cuadro de Sebastián Muñoz, "Exequias de la reina María Luisa de Orleans", de la Hispanic Society de Nueva York -fascinante batiburrillo museístico, según el poeta).

Francisco Ruiz Noguera, "Otros exilios". Huelva, Diputación Provincial, 2010.

Cortafuegos

11 de junio de 2010


En esta novela de Mankell hay, al comienzo, una serie de referencias a otros casos y otrs personajes presentes en otras novelas (su padre -ya fallecido-,Baiba, Rydberg). También está, como en toda la serie de Wallander, el telón histórico de la Suecia de fin de milenio. Una Suecia que muestra con ferocidad el envés de esa sociedad del bienestar. Un modelo de desarrollo social que pretendió ser el más avanzado del mundo y ser tan exportable como sus famosos muebles empaquetados, y que no deja de tener sus lacras. Un Wallander perplejo se pregunta qué pasa en esa sociedad cuando dos adolescentes -una de ellas, menor de edad- asesinan a un taxista; la mayor, de diecinueve años, rubia y frágil, le recuerda a nuestro policía la ilustración del famoso envase de paté de huevas. La hermana de Kalle podría ser; piensa. (Kalle es el muchachito rubio de la ilustración; vamos, como si en España el clon de la niña de las especias "Carmencita" se convirtiera en asesina en serie)...Para eso, supongo, está la literatura: para subvertir los símbolos y emblemas más sobados, para mostrar lo que la túrpida cotidianidad nos oculta. Para crear otro mundo más inteligible que el nuestro.

Henning Mankell, "Cortafuegos". Barcelona, Tusquets, 2004.

Libranda

10 de junio de 2010



Se ha creado por fin en España una plataforma distribuidora de libros digitales: Libranda. Las grandes editoriales (Planeta, Santillana, SM, Roca Editorial….) se han puesto al día y tratan de no perder lo que se supone que será un bocado sabroso del mercado editorial: la venta de contenidos librescos (sean literatura o no) en formatos digitales aptos para e-readers o libros electrónicos. Por ahora, Apple está fuera del acuerdo que permita leer en sus ipods los contenidos distribuidos de esta plataforma, pero parece que pronto habrá acuerdo.
Como empedernida lectora, la ventaja que le veo a la venta de contenidos mediante este sistema es que quizá me alivie el problema de espacio que empiezo a tener en mi casa-biblioteca.
Pero creo que, si no hay una reducción considerable del precio en relación con el libro tradicional (a un tercio, como mínimo), no compensará el displacer de no tener el volumen deseado en las manos. Como ocurre en las relaciones personales, se pueden mantener y alimentar vía electrónica. Pero nada compensa del placer de tocarlas con nuestras manos, y no tenerlas todas en idéntico formato encapsuladas.

Cernuda, años españoles

8 de junio de 2010


Que la biografía es un genéro literario a la altura de cualquiera otro de los canónicos, nos lo demuestra a la perfección esta biografía escrita por Antonio Rivero Taravillo. El autor despliega en ella, no sólo una erudición vastísima y una información perfectamente ordenada, como es de rigor en este tipo de obras, sino también una exigencia estética que abarca todo el texto. No es, por tanto, una mera paráfrasis de la producción cernudiana; ni pretende tampoco sustituir, como afirma el autor, la lectura de los originales del poeta ("Esta biografía no puede ni quiere ser sustituto de la poesía o la prosa de Cernuda", pág.20).
Es en sí un libro extraordinariamente bien escrito (qué bien pone las comas, dios, qué envidia me da), que pone en el adecuado contexto histórico la peripecia vital de este poeta "difícil" ("Profundo, recóndito, difícil: comienzos poéticos" es el título del cuarto capítulo), este "dandi misántropo" (pág. 281), que no se caracterizó por una amable sociabilidad, aunque sus relaciones abarcaran a lo más granado de su generación poética, la del 27, y de la sociedad culta de su época (el diplomático Morla Lynch, por ejemplo).
No deja de incluir Rivero detalles sabrosos de la vida del poeta, si bien lo que prima es una adecuada iluminación de los textos poéticos con los datos biográficos (la declarada homosexualidad del poeta, por ejemplo; o la problemática relación con su ciudad de origen, Sevilla; o las gradaciones de su compromiso político con la República, desde su participación en las Misiones Pedagógicas-pág.243 y ss- o su presencia en el batallón alpino durante la guerra, con su peculiar mono blanco).
Este libro, que mereció el vigésimo Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias, será continuado en una segunda parte, la correspondiente a los años mexicanos de Luis Cernuda. Esperamos tenerla pronto en nuestras manos.

Antonio Rivero Taravillo, "Luis Cernuda. Años españoles (1902-1938)". Barcelona, Tusquets, 2008.

Códice

6 de junio de 2010



El libro que comento no es ninguna novedad. Pero esa ventaja tienen las librerías de instituciones específicas (como la Biblioteca Nacional, donde compré este volumen en marzo pasado), que atesoran libros fuera de los voraces circuitos mercantiles. Y es que cuando he trabajado un tema a fondo,con pasión, no puedo dejar de comprame los libros referidos a él. El siglo IV d. C. es una de mis pasiones, con ese tránsito de formato libresco (del rollo de papiro al códice membranáceo), análogo quizá al que se está produciendo en la actualidad (del libro de papel al formato electrónico).
La tercera parte de este libro está escrita por Guglielmo Cavallo y se titula "Libros y público a fines de la Antigüedad". Trata precisamente de ese cambio operado en el libro. Escribe Cavallo: "En el siglo IV, con la institucionalización de la Iglesia, el códice cristiano (...)se liberó de su condición original de inferioridad definiéndose en todos sus aspectos técnicos" (pág. 134).

(En la ilustración el Codex Sinaíticus, del siglo IV d. C.)

Guglielmo Cavallo, "Libros, editores y público en el Mundo Antiguo. Guía histórica y crítica". Madrid, Alianza, 1995.

Silva de varia lección

4 de junio de 2010



Que el autor se expresa sobre todo en su obra, es un aserto sólo sostenible a medias. El autor (el escritor en este caso) tiene en el lenguaje hablado, en el coloquio con un público real, un canal poderosísimo de expresión donde se concreta su particular modo de ver el mundo y donde su personalidad (la que intuíamos desde las grafías) toma cuerpo.
Lorenzo Silva, ante un auditorio entregado (y mayoritariamente femenino) dio una magistral lección de varias y disímiles cosas; cosas difíciles de conjugar, no tanto en una trayectoria vital, cuanto en una breve exposición oral como era el caso. En primer lugar, mostró una coherencia personal e intelectual en absoluto discordante con su obra literaria. Para él, la novela es un "espacio para la reflexión moral". (Afirmó que le gusta la palabra "moral", si bien no tanto los derivados que a partir de ella surgen). La novela incita a la reflexión moral y dicha reflexión es el eje de su pensamiento, como puso de manifiesto en sus referencias a temas como la actual crisis económica e incluso en anécdotas de su propia andadura literaria.
En segundo lugar, demostró la solidez de su proyecto literario. Iniciado éste en unos momentos (mediada la década de los noventa)en que la novela negra carecía de crédito alguno y resultaba inverosímil, encima, una protagonizada por una pareja de la Guardia Civil. Un proyecto literario personal que no se ciñe a su canónica pareja Bevilacqua-Chamorro, pero que sí encuentra en ella un eje sólido y verosímil (la naturalidad, su habilidad para la construcción de los personajes, es una de las características de la novelística de Silva, dijo Morales Lomas). Pero como Silva apuntó, el ciclo novelesco que protagonizan tiene su propio tiempo, el de los personajes y el suyo, el del escritor, no el de los editores o el mercado. No marcan éstos, por tanto, la producción novelística del autor. Producción que debe atender al difícil equilibrio entre la narración de unos hechos y un ajustado contexto literario (ni nulo, como puede suponerse en un mundo como el del crimen, ni metaliterario, como puede ser el deseo del autor). En "La estrategia del agua", por ejemplo, las referencias librescas son las de Epicteto y Sunzi, cultas y populares a la vez.
En tercer lugar, Lorenzo Silva dio una lección impecable de "savoir faire". Sin adularlo, estuvo atento a su público; contestó con atención y minuciosidad a sus preguntas, y se lo metió en el bolsillo cuando confesó sus orígenes, mitad salmantinos, mitad malagueños.

(Lorenzo Silva habló de su obra en el Centro Andaluz de las Letras de Málaga el 3 de junio pasado; su presentador e interlocutor fue el crítico y novelista Francisco Morales Lomas -autor de obras como "Candiota").

Lorenzo Silva, "La estrategia del agua". Barcelona, Destino, 2010.

Bares de media tarde

1 de junio de 2010



Me pareció verlo, de pasada, en el trayecto desde la Plaza de la Merced hasta el Centro Andaluz de las Letras. En un bar, justo antes de la charla ante un selecto grupo de seguidores, una secta casi (los elegidos, los entregados). Sí, era él; en un bar de media tarde, en la calurosísima tarde de mayo.
Lo presentó Julio César Jiménez, quien hizo una ponderada introducción a la extensa y significativa obra de Juan Madrid.
El escritor comenzó a hablar. Tiene una voz grave, cazallosa, que fue adensándose y adquiriendo matices a medida que explicaba su concepción de la novela, su poética personal, indisolublemente ligada a la realización de su propia obra, su peculiar mundo personal.
La novela, expuso, debe ser "intervencionista"; debe explicar, revelar y "rebelar". Y eso ha estado, según el autor, presente en la novelística desde su orígenes; desde Cervantes, pero sobre todo desde finales del XVIII, y en el XIX cuando la novela se convierte en un auténtico ariete contra el Antiguo Régimen.
Habló Juan Madrid, muy documentadamente, de los orígenes de la novela policíaca; en un contexto decimonónico en el que ya han surgido los aparatos policiales del Estado, pero en el que los protagonistas de esas novelas policíacas (de Arsenio Lupin a Sherlock Holmes) son detectives privados...La burguesía, que teme la criminalidad del proletariado sólo confía en hombres que paga de su bolsillo y desconfía de las instancias judicial y de orden público de los regímenes liberales.
La función de la novela negra es, a juicio del autor, "intervenir" en la realidad, describirla desde un punto de vista que excede a lo que interesa al poder económico y político, al coro modulado de crítica y academia, a la "peste" de corrección política (la expresión es mía pero creo que refleja bien su idea).

(Juan Madrid estuvo en el Centro Andaluz de las Letras de Málaga el 31 de mayo de 2010).

Juan Madrid, "Bares nocturnos". Barcelona, Edebé, 2009.