El verano pasado no, el anterior, leí a Virginia Woolf con intensidad. Ya había leído algunas de sus obras, biografías también, pero ahora me adentraba en su vida y en su literatura con cierta malsana fruición. Buscaba datos, hechos, relaciones personales, objetos materiales en apariencia irrelevantes, cosas que me ayudasen a reconstruir, no tanto a la verdadera Virginia Woolf, como a una hipótesis de ella, la mía. Deseaba convertirla en criatura de ficción -a ella que tantas ficciones había alumbrado, a la creadora por excelencia- y así lo hice. Convertí a Virginia en la protagonista de una novela corta. Con lo que no pude contar -ni ningún especialista en su vida y obra, por otra parte- fue con estos ocho cuadernos que se han subastado en una afamada casa londinense. Ocho libretillas -una agenda es la que podemos ver en la imagen- datadas entre 1930 y 1941, en las que Virginia Woolf anotaba citas particulares y otras cuestiones de su vida cotidiana. Poco más de setenta mil euros ha pagado la Universidad de Sussex por ello, una minucia en realidad dado su valor casi de reliquia.
El veintiocho de marzo de 1941, el marido de Virginia, Leonard, escribió "Muerta". Lo cual me parece una especie de profanación; no había necesidad de escribir esa maldita palabra para constatarlo. Sobraban aquí, como en pocas ocasiones, las palabras.
Cuadernos de Virginia
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31 de enero de 2013
Publicado por HLO en 22:03
Etiquetas: Virginia Woolf
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