Dinastías episcopales

5 de octubre de 2011




Leía yo este fin de semana un artículo de Antonio Rodríguez Almodóvar en el que ironizaba sobre la desaparición, en un hipotético futuro, del celibato de los sacerdotes católicos. Y en él se hacía referencia a que, hasta el siglo XI, este celibato no se convierte en una norma de obligado cumplimiento. De hecho, en el siglo IV existen en la península ibérica auténticas dinastías episcopales, es decir, cargos de obispo que pasan de padres a hijos. Ramón Teja las documenta y nos habla de los Valerios de Zaragoza, los Sabinos de Sevilla o del obispo de Astorga, Simposio, que ordena sacerdote a su hijo Dictinio y luego obispo (aún en contra de la sugerencia de Ambrosio de Milán, que recelaba de ese nombramiento, dado que padre e hijo eran seguidores del hereje Prisciliano). Y en unas cartas falsamente atribuidas a San Jerónimo, escritas en un entorno hispano alrededor del año 400 d. C., se halla como destinataria a una tal Marcela, perteneciente a una "familia sacerdotal" e instruida ella misma en la doctrina sacerdotal.

(En la ilustración, retrato en mosaico de Ambrosio de Milán, en la capilla de San Vittore in Ciel d´Oro, contigua a la basílica de San Ambrosio, en la ciudad de Milán).

Antonio Rodríguez Almodóvar, “Tinieblas del pasado”. Revista Escuela, nº 3.916 (1.341), 29 de septiembre de 2011.
Ramón Teja, “Emperadores, obispos, monjes y mujeres protagonistas del cristianismo antiguo”. Madrid, Trotta, 1999.

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