“Escribir es resistir”. Así se
titula uno de los artículos que Rosa Montero escribió en 2008 y ahora presente
en un volumen editado por Alfaguara. Sí, estoy de acuerdo: escribir es, muchas
veces, un acto de pura resiliencia, de resistencia aguda, extrema. Escribir es
luchar contra numerosas tempestades: la de la indiferencia, que acompaña a la absoluta libertad de escribir, no es la menor. Indiferencia,
desdén, desprecio: una cascada de sentimientos que no sólo afectan a la obra
sino al autor porque ambos son una misma cosa. Escribir no es hacer ganchillo o
una tarta de queso: es algo que compromete al individuo hasta la hez, lo vacía
y lo llena de sentido, simultáneamente, en la acción más extraordinaria que la
creación humana puede hacer con un humano. Escribir es resistir. Como vivir,
dice Rosa Montero. Sí, querida Rosa, vivir es vencer a la muerte en cada
instante y escribir es hacerlo a sabiendas.
Rosa Montero, “El amor de mi vida”.
Madrid, Alfaguara, 2011.
4 comentarios:
Cómo me gusta leer textos como este, con todo el amor, toda la vehemencia, todo la pasión por algo.
Ésa soy yo.
Qué comentario más hermoso. Resulta auténtico y emocionante. Entran ganas de aplaudirte.
Gracias, María José, que el señor te lo pague. Ayer precisamente me di una vuelta por tu precioso blog con musculitos tatuado incluido, y caí en la cuenta que mi próxima novela está ambientada en la Antigüedad tardía (no, no es la del restaurante, qué pena),así que tendría cabida en tu blog...
Un abrazo
Publicar un comentario