Ayer tuvo lugar la primera de las dos sesiones de las Jornadas de Novela Histórica de Granada. Como señaló el director de las mismas, Blas Malo, este evento tuvo su origen en cierto sentimiento de envidia hacia otras ciudades que cuentan con una actividad similar, un punto de reunión para los escritores y los lectores de la ficción histórica, de la literatura y de la historia conjugadas. Ana Gámez, la delegada de Cultura, que también estuvo presente en la inauguración, señaló la importancia de una iniciativa como ésta en la que se propicia el conocimiento de la historia y, a la vez, se fomenta la lectura. Y recalcó la importancia del mecenazgo para este tipo de actividades, dadas las circunstancias actuales de crisis. Crisis que afecta, cómo no, al libro y ante la cual Blas Malo se mostró algo pesimista.
Carolina Molina habló de Granada y de la labor de los historiadores, sin los cuales los novelistas no podrían hacer esa imprescindible labor de documentación para sus obras. Historiadores como la catedrática de Historia Contemporánea Cristina Viñes Millet -tristemente desparecida- infatigable investigadora especializada sobre en el XIX. Mario Villén, incorporado en este segundo año a la organización de las Jornadas, también intervino, procediéndose luego a la realización de la primera de las mesas redondas. La que llevaba por título "Roma: patricias y plebeyas".
(En la fotografía, de izquierda a derecha, Carolina Molina, Ana Gámez, Blas Malo y Mario Villén).
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