Es ésta una deliciosa novela. No
sólo por su título, que alude al dulce hecho a base de calabaza y azúcar, sino
porque narra las dulzuras del amor, de un amor concreto y real. La historia es mínima pero está contada con
sutileza, con todas las gradaciones que la pasión amorosa puede adquirir en los
sujetos que la viven, con todos los símbolos privados que cifran esos
sentimientos: el olor de una panadería, la mesa 11 de un restaurantillo, el
cine, que, como la verdad, no envejece (pág. 17)…
Sobre todo, esta novela es una
teoría de las segundas oportunidades. La vida está llena de ellas y el autor lo
sabe. Pues sabe que la felicidad es un rubro bajo el que toda vida puede
acogerse si no se desdeñan los oportunos milagros que, bajo la forma de un
encuentro fortuito o cualquier otra circunstancia banal, se nos ofrecen.
El autor, Mark Salter, por
cierto, prefiere el anonimato y sólo nos da unas pocas pista de su
existencia en la solapa.
Pero sabemos de él por lo que desgrana en el relato. Como
dice el personaje masculino, Bruno, de su mesa favorita del restaurante, esta
novela contiene también “las coordenadas de longitud y latitud de su
intimidad” (pág.38), la del autor, convertida, felizmente, en literatura.
Una novela, en fin, no para
quienes busquen acción y misterio en el sentido ordinario de los términos, sino
para quienes prefieran la acción amorosa y el misterio de las emociones.
(En otro orden de cosa, me parece
muy acertada la idea de la editorial de incluir en la parte inferior de la
portada, a modo de faja perenne, opiniones críticas de libreros. Que, al fin y
al cabo, son los mejores mediadores entre libros y lectores, como en otro
sentido también lo son los blogs de literatura…)
Mark Salter, “Cabello de ángel”.
Barcelona, Plataforma, 2011.
2 comentarios:
Me has animado a leerlo. Saludos
Estupendo, JAMS, eso es lo que pretendo, animar a la lectura, lo más hermoso del mundo.
Un abrazo
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