Jezabel

5 de mayo de 2012

Me he leído esta tarde, de una sentada, la novela de Irène Némirovsky, Jezabel. Es sencillamente fascinante. El primer capítulo puede resultar algo ingenuo, un poco tosco en su construcción, pero en cuanto nos sumergimos en la historia que ha llevado al crimen a la protagonista, no podemos dejar de leer.Tenemos que saber por qué Gladys Eysenach ha matado a un joven en su apartamento pegándole un tiro. El perfil psicológico de la mujer está descrito con una maestría increíble.
Sólo conozco algo de la vida de la escritora pero me temo que es un retrato feroz, implacable, de su propia madre. Una mujer fría que postergó a su hija, una hija que le estorbaba en el tipo de vida, frívola y coloreada por los placeres que procura el dinero, que llevaba.
La narración está salpicada de frases lapidarias que reflejan el modo de pensar de una insufrible Gladys, esa mujer hermosa que no soporta envejecer.

(En la ilustración un fotograma de la película homónima;  su argumento no tiene nada que ver ni con la novela ni con el relato bíblico. Tan sólo comparten el personaje cinematográfico y el literario un deseo de dominio a partir de su belleza).

Irène Némirovsky, "Jezabel". Bacelona, Salamandra, 2012.


4 comentarios:

Juan Herrezuelo dijo...

Ayer mismo vi la película con mi hija de ocho años, a la que le encantó (nuestro objetivo de que sepa apreciar el buen cine clásico se está cumpliendo). De la novela que mencionas no tenía ningua referencia, de modo que seguimos ampliando conocimientos (ya ves, lo de la mujer que mata a un hombre al comienzo, sin que sepamos el porqué, recuerda más a otra memorable película Davis-Wyler: "La carta", basada en una obra de Maugham). Saludos.

HLO dijo...

Qué casualidad. Ya veo que tu hija está hecha una pequeña cinéfila...
La novela merece la pena; habla del egoísmo; iba a escribir "en estado puro" pero no, es algo más ponzoñoso, algo que no se detiene en el daño a los demás, los demás más débiles...

Índigo dijo...

Compi, lo has contado tan bien que ardo en deseos de leerla; seguimos aprendiendo, como dice Juan.
Un besazo.

ethan dijo...

No he leído la novela y tampoco sabía que no tenía nada que ver con esa maravilla de película: la cinta en la que un vestido de rojo nunca tuvo un color tan intenso en un largometraje en blanco y negro.
Saludos!