Oigo en la radio una entrevista a una escritora que ha vendido cientos de miles de ejemplares de su primera novela. Con toda naturalidad declara que ella nunca ha tenido vocación literaria. Era, sí, buena lectora. Pero su trabajo en la universidad la llenaba por completo. Y sólo cuando sus hijos crecieron se planteó escribir una novela. Ahora ha abandonado la docencia en la universidad y se ha dedicado por completo a la escritura y a la promoción de sus libros.
Estas aseveraciones me dejan pasmada. Y corroída por la envidia también. ¿Cómo ha logrado esa señora zafarse del engorro ése de la vocación literaria? Esa pejiguera de querer escribir y conseguir hacerlo. Ese tormento nada sutil que se mezcla con una ansiedad estética perpetua y con necesidades cotidianas mucho más pedestres (o cómo compatibilizar la necesaria reclusión para crear y la reiterativa manía de comer, descansar, solazarse, trabajar y hasta de reproducirse que tiene el ser humano como condición). Ese desgarro entre una necesidad interior absoluta -un anhelo expresivo que tiene parangón con pocas cosas- y el sufrimiento de lograr una calidad estética notable o, en su defecto, una adecuada utilización de los recursos literarios en lo que se quiere decir o contar...
Quizá la única comparación posible sea la religiosa. La vocación religiosa exige la entrega completa a un ideal altísimo, que admite pocas componendas. Y se traduce en un trabajo extraño al común de las gentes pero anclado a la vez en lo más perentorio de la vida cotidiana.
Yo no tengo vocación religiosa pero, a lo mejor, como nuestra afamada escritora, cuando mis hijos estén grandes y mi trabajo consolidado, me dé por meterme a monja. No sé, cosas más raras se han visto.
Ausencia de vocación
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15 de septiembre de 2012
Publicado por HLO en 13:39
Etiquetas: Herminia Luque Ortiz
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2 comentarios:
Sor Rata de Callejón, redentora humillada donde las haya, resulta ser todo un boom editorial con sus novelas de género menor, por lo que ya tienes espejo.
Claro que eso pasaba en Entre Tinieblas (para mi de lo mejorcito de Peeeedro.
Quien sabe igual tu destino está trazado y apareces como chica Almodóvar.
Un abrazo, casto eso si, Sor Herminia.
Buenooo...Con suerte, a Almodóvar lo saco en alguna de mis novelas, que ya es tener suerte...
Más abrazos
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