No, no es tiempo de rosas. Pero así me gusta a mí, ir a las cosas a destiempo, estar en el tiempo no adecuado, ir a contracorriente, a contrapelo, à rebours. Cada vez me gusta más hacer las cosas cuando no se suelen hacer, ir a los sitios cuando no va la gente, ocuparme de cosas que no son populares ni están de moda ni es su tiempo político. Por eso, supongo, soy una decimonónica sin remedio; me gusta el siglo XIX y me he leído casi todo Galdós y a Emilia Pardo Bazán entera. Y adoro a Eça de Queiros. Este texto, aunque sea un texto periodístico, nos muestra al portugués en toda su esencia, con esa mundanidad sin mesura que gasta y ese, sí, suave escepticismo ante las cosas -la res publica sobre todo, la república de las artes y las letras también. Y ese hedonismo conspicuo, ese epicureísmo sin el cual no entenderíamos su obra,"La ciudad y las sierras" o "La tragedia de la calle de las flores". Aquí, por exigencias del propio tema -intenten ustedes hablar de las rosas a base de lugares comunes a ver qué les sale- se impone una erudición y una sensibilidad agudas. No bastan estas cualidades en estado puro: han de complementarse para hablarnos, sin ser un plasta, de la fiesta llamada Rosalia, dedicada a Venus en la Roma antigua; o de que en Homero la rosa de la que se habla es una modesta flor de cinco pétalos. E informarnos que la flor que Ausonio llama "reina de las flores", la flor de la cual ni Horacio puede prescindir en su rústica mesa, aquella sin la cual la humanidad no sería la misma, a decir de Anacreonte, aquella flor "que había participado en todas las delicias de la carne pagana", fue denostada por Tertuliano y Clemente, feroces cristianos. Y rescatada en las cortes medievales, elemento precioso del amor cortés, no tarda en ser cristianizada y convertirse en el símbolo por excelencia de María, su "más radiante emblema"
Flor "profundamente egoísta y astuta" ha devenido símbolo de la lucha obrera, presente en la fiesta del primero de mayo, convirtiéndose "oficial y rotundamente" en la flor del socialismo.
José María Eça de Queirós, "Las rosas". Barcelona, Acantilado, 2010.
Destiempo de rosas
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11 de septiembre de 2012
Publicado por HLO en 19:57
Etiquetas: Eça de Queirós
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3 comentarios:
Me gusta.
Las rosas son mi debilidad, aunque no soy socialista...
Lo buscaré.
Un abrazo!!
Pues sí, merece la pena. Es una preciosidad de libro, que se lee de un tirón -es breve además.
Un abrazo; me alegra tenerte por aquí
Buen post y apetecible libro y, cómo siempre,qué bien lo has comentado. Y qué acierto de portada: sensualidad que se desparrama y atrapa tus ojos. Acantilado hace cosas muy bonitas y ésta desde luego lo es.
Un beso, compi.
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