¿Es la novela negra el único refugio para el costumbrismo? La novela negra, para adecuarse a las convenciones del género, debe ser lo suficientemente descriptiva para permitir al lector visualizar el escenario en el que se desarrolla la trama. Ya nadie, por supuesto, se cree eso del "espejo en medio del camino" stendhaliano. Pero lo cierto es que una novela negra no atenta a los cánones de la descripción y la narración más decimonónicos, corre el riesgo de no ser viable. Los experimentos lingüísticos entorpecen hasta lo indecible la transparencia exigida a una novela de género. La verosimilitud es una delicada figura que debe estar siempre presente, bien en forma de descripciones realistas, bien con un uso atinado del diálogo. La realidad tiene que hacer sus préstamos, ofrecer su mercancía, y el escritor, claro, hacer luego de su capa un sayo.
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