Dichos

31 de julio de 2011


Pues sí, me ha decepcionado Karl Kraus. No es que no merezca la pena leerlo pero tampoco es para tanto. Sus microtextos carecen de la densidad canettiana, de la desesperación cioranesca, de la agudeza gracianista....No son aforismos, no son máximas de universalidad declarada, no logran tampoco ser ensayos minúsculos. Son locales hasta la exasperación y han envejecido prematuramente.
Creo que el talento de Karl Kraus como aforista ha sido sobrevalorado por el contexto histórico y cultural en el que vivió y escribió: la Viena de las postrimerías austro-húngaras, la Viena del período de entreguerras. Una época crucial en la historia de la cultura occidental pero en la que no todo es oro lo que reluce.

Karl Kraus, "Dichos y contradichos". Barcelona, Minúscula, 2003.

Delicias de verano

30 de julio de 2011


Qué sería del verano sin unos buenos gazpachos (un ajoblanco suave, por ejemplo, con mucha almendra y pan blanco). Igual que un verano sin lecturas: yo puedo prescindir del viaje (tampoco he viajado todos los veranos) pero no hay ningún verano ya en los que no tenga mis libros a mano.
Ahora estoy releyendo mucho: a mi apreciado Francisco Ortiz, al estupendo Antonio Soler, a la siempre maravillosa Virginia Woolf...
Escribir, no demasiado (circunstancias de la vida); he acabado una novela corta y me apetecería escribir, para cambiar de tono, algo de ensayo.
Ya os contraré. Entretanto os deseo salud y gazpachos. Y buenas lecturas en este apacible verano sin grandes olas de calor.

Crueldad

29 de julio de 2011


¿Es cruel Muriel Spark con sus personajes?
Sí que lo es, pero no mucho más que Cervantes con sus personajes manchegos....Lo cómico -y la comicidad es un efecto buscado por la escritora escocesa- lleva aparejada cierta dosis de crueldad. Porque reírse de alguien, aunque ese alguien sea un personaje de ficción, no es un acto benévolo; conlleva malicia, crítica e incluso sadismo a veces.
Pero burlarse de los personajes funciona en literatura y funciona en Muriel Spark y la desbocada Lise de esta novela. La burla como válvula de escape y como recurso literario, la burla como instrumento para poner el mundo patas arriba, no dejarlo como está de ninguna de las maneras.
El libro está bellamente editado, con una portada original (dibujo de Alberto Gamón) y un papel de color ahuesado muy agradable. Hay que aplaudir los logros de editoriales emergentes como ésta. Y comprarle libros sobre todo para que sigan con su labor en estos tiempos de crisis.

Muriel Spark, "El asiento del conductor". Barcelona, Contraseña, 2011,

Knut Hansum

26 de julio de 2011


El artículo que firma hoy Peio H. Riaño en el diario Público me ha dejado estupefacta. Trata sobre el apoyo vergnzante (una humillación nacional para los noruegos) que el escritor Knut Hansum prestó a Hitler antes y durante la Segunda Guerra Mundial. El escritor (1859-1952), premio Nobel por añadidura, llegó a entrevistarse con el Führer y hasta le ofreció su medalla del premio Nobel al ministro de propaganda nazi Goebbels, un criminal sin paliativos.
Siendo adolescente leí "Hambre", la novela de Hansum, y me impresionó mucho. Estaba, junto con otros premios Nobel, en los tomos de papel biblia de la biblioteca de mis padres. (Premios Nobel anti-nazis también los hubo, como el grandísimo Thomas Mann, al que leí mucho más tarde).
El artículo sobre Hansum viene a cuenta de las raíces del pensamiento ultraderechista de Noruega. No resulta banal indagar en las raíces ideológicas del mal. El pensamiento político de un autor es su pensamiento más íntimo por paradójico que parezca. No es algo añadido sino que constituye, modela (ya lo hemos visto) su forma de pensar y determina sus actos. Actos que se convierten en actuaciones en el caso de un personaje público, cuando hay una relevancia social por el motivo que sea. Y crean estela, justifican, sirven de modelo y ejemplo. Patético ejemplo de lo que no hay que hacer, por supesto.
Es fama que no existe en Noruega ni una sola calle dedicada al escritor.

El corazón del horror

25 de julio de 2011


Hace un tiempo escribía un artículo para la revista .38, benemérita publicación dirigida por Ricardo Bosque. Lo titulé "Las islas asesinas", pues en él hablaba de las islas en las que la ficción, la novela negra, ha situado sus escenarios: desde la Hedeby de Larsson a la Venecia de Brunetti, pasando por la fatídica isla donde Ágatha Christie imagina la trama de "Diez negritos". Pero como expresa de modo tan acertado la frase hecha, "la realidad supera a la ficción". La supera claro por el simple hecho de ser realidad, de ser crímenes de verdad y no librescos, pero, en el caso de Utoya, la supera en las dimensiones espantosas que cobra con el número de vítimas tan elevado, la horrible crueldad del asesino, el contraste entre el idílico lugar y la trampa sin escapatoria en la que se convirtió ese minúsculo corazón verde que es la isla. También, todo hay que decirlo, por la inepcia de la policía, que tarda muchísimo tiempo en acudir y un tiempo interminable en reducir al asesino en perfecto estado de salud.

Retratos de Fayum

23 de julio de 2011


Dentro del ciclo PhotoEspaña 2011 se ha celebrado esta exposición en el Museo Arqueológico Nacional.
Un exposición pequeña pero verdaderamente impactante. No más de una decena de retratos que nos miran, entre curiosos y melancólicos, desde sus diecisiete o dieciocho siglos de existencia.
Maravilla en verdad la fragilidad de los soportes de estos retratos, hechos para se colocados sobre la momia del finado, pero sobre todo nos fascina la vivacidad de los colores, la sorprendente cercanía de unos rostros singulares y verdaderos.
Una pena que no sepamos el nombre, por ejemplo, de este hombre de ojos claros que nos contempla desde lo que podemos interpretar como un profundísimo disgusto ante su propia muerte. Quién sería, qué pensaba, cuál fue la causa de su óbito, nos preguntamos.
Qué triste estar muerto, parece decirnos. Pero qué alegría que tengamos este precioso retrato de usted, caballero, tantos años después...

Retratos de Fayum+Adrian Paci: sin futuro visible.
PhotoEspaña 2011. Madrid, Museo Arqueológico Nacional.

Muriel

22 de julio de 2011


Acabo de conocer a Muriel Spark y estoy fascinada. ¿Qué no puede esperarse de una mujer que se fue de Sudáfrica, huyendo de un marido violento e insoportable, y dejó a su hijo en un internado? Cosas muy británicas que sólo pueden hacer escritoras muy británicas (escocesa, para más señas), como, por ejemplo exiliarse en la Toscana y no volver a ver ni una sola vez los restos del Imperio Británico (para el que trabajó en el servicio de contraespionaje durante la Segunda Guerra Mundial: es fama que se inventaba las noticias tan bien que no sólo eran creídas por los alemanes sino por los mismísimos radioyentes británicos, para quien no estaba destinadas).
Los acontecimientos biográficos no son lo menos importante de un autor. Lo verdaderamente importante de un escritor es su obra, se suele decir. Como si ambas cosas, vida y escritura, pudieran separars tan ricamente, con un cuchillo afilado y sin dejar caer una sola miga...Eso son memeces académicas. No es que la obra sea la prolongación de un escritor. es que ambas están inextricablemente unidas. Como al parecer no estaban Muriel y su hijo Robin (no me extraña, después del fenmenal piro que se dió).