Ardores de agosto

12 de julio de 2012

Para los calores veraniegos, nada mejor que un café con hielo y una buena novela. Para los cabreos veraniegos, también. Porque si el café nos alivia el calor, la literatura puede ayudarnos a comprender los mecanismos de la corrupción y la brutalidad humana. Eso en la Sicilia natal de Montalbano y en la España natal de una misma. En la novela, por lo menos, existe la posibilidad de recomponer un orden y generar justicia, aunque sólo sea al modo rudo e imperfecto de la venganza. Un grandísimo cabrón se lleva su merecido. En el papel.
Camilleri desgrana sus hábiles diálogos y su sentido del humor tan peculiar en esta trama veraniega en la que Montalbano suda como un condenado. Y sufre y desea. Como cualquier hijo de vecino. Con las calores del verano.

Andrea Camilleri, "Ardores de agosto". Barcelona, Salamandra, 2009.

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