No sé si retomaré la lectura de la novela. Ya me he saltado una de las reglas que establecí en mis aforismos sobre libros y lectura: que si no te gusta un libro, lo dejes, porque tu tiempo no es infinito y los libros decididamente sí. He continuado leyendo a pesar de que el protagonista no me gustaba en absoluto, ni menos aún los diálogos establecidos con su ex-esposa y tampoco podía apoyarme en interés por la trama que, de existir, está adelgazada hasta su práctica desaparición.
Tan sólo me retenía pegada al libro una exigencia estética que sí hay que reconocerle a la escritora. Una escritura rica que, en un momento determinado, me reconcilia con la novela (el momento-huevo revuelto, del comienzo de la página 116, donde, con una metáfora brillante, nos muestra la dicotomía seguridad-libertad).
No me gustó el cambio del punto de vista. Quizá estaba agotado el personaje del detective Zarco, el semidandi y semipederasta de ojos azules.
No sé. Quizá le dé otra oportunidad de seducirme. A la novela, me refiero.
Marta Sanz, "Black, black, black". Barcelona, Anagrama, 2010-
Huevos
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18 de mayo de 2010
Publicado por HLO en 17:25
Etiquetas: Marta Sanz
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6 comentarios:
Te regalan los ejemplares?
saludos
Hasta el momento no. Y todos y cada uno de los libros que comento están en mi biblioteca. Es lo que tenemos los lectores medio-bibliófilos compulsivos.
Es una novela fallida. Me sorprenden algunas críticas que he leído sobre ella. Me temo que de nuevo se confunden muchas cosas.Pronto subiré mi reseña.
Pues estoy deseando leerla. A ver en qué coincidimos.
Yo también me pregunto a veces por qué sigo leyendo algo si (creo que) no me gusta. Las razones son extrañas y a veces no son ni razones; sólo emociones o yo qué sé qué.
Debe ser lo que José Antonio Marina decía "la tozudez del inversionista": ya que me he gastado el dinero en esto, me lo leo. O no tener otra cosa a mano en un momento determinado.
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