Que el autor se expresa sobre todo en su obra, es un aserto sólo sostenible a medias. El autor (el escritor en este caso) tiene en el lenguaje hablado, en el coloquio con un público real, un canal poderosísimo de expresión donde se concreta su particular modo de ver el mundo y donde su personalidad (la que intuíamos desde las grafías) toma cuerpo.
Lorenzo Silva, ante un auditorio entregado (y mayoritariamente femenino) dio una magistral lección de varias y disímiles cosas; cosas difíciles de conjugar, no tanto en una trayectoria vital, cuanto en una breve exposición oral como era el caso. En primer lugar, mostró una coherencia personal e intelectual en absoluto discordante con su obra literaria. Para él, la novela es un "espacio para la reflexión moral". (Afirmó que le gusta la palabra "moral", si bien no tanto los derivados que a partir de ella surgen). La novela incita a la reflexión moral y dicha reflexión es el eje de su pensamiento, como puso de manifiesto en sus referencias a temas como la actual crisis económica e incluso en anécdotas de su propia andadura literaria.
En segundo lugar, demostró la solidez de su proyecto literario. Iniciado éste en unos momentos (mediada la década de los noventa)en que la novela negra carecía de crédito alguno y resultaba inverosímil, encima, una protagonizada por una pareja de la Guardia Civil. Un proyecto literario personal que no se ciñe a su canónica pareja Bevilacqua-Chamorro, pero que sí encuentra en ella un eje sólido y verosímil (la naturalidad, su habilidad para la construcción de los personajes, es una de las características de la novelística de Silva, dijo Morales Lomas). Pero como Silva apuntó, el ciclo novelesco que protagonizan tiene su propio tiempo, el de los personajes y el suyo, el del escritor, no el de los editores o el mercado. No marcan éstos, por tanto, la producción novelística del autor. Producción que debe atender al difícil equilibrio entre la narración de unos hechos y un ajustado contexto literario (ni nulo, como puede suponerse en un mundo como el del crimen, ni metaliterario, como puede ser el deseo del autor). En "La estrategia del agua", por ejemplo, las referencias librescas son las de Epicteto y Sunzi, cultas y populares a la vez.
En tercer lugar, Lorenzo Silva dio una lección impecable de "savoir faire". Sin adularlo, estuvo atento a su público; contestó con atención y minuciosidad a sus preguntas, y se lo metió en el bolsillo cuando confesó sus orígenes, mitad salmantinos, mitad malagueños.
(Lorenzo Silva habló de su obra en el Centro Andaluz de las Letras de Málaga el 3 de junio pasado; su presentador e interlocutor fue el crítico y novelista Francisco Morales Lomas -autor de obras como "Candiota").
Lorenzo Silva, "La estrategia del agua". Barcelona, Destino, 2010.
Silva de varia lección
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4 de junio de 2010
Publicado por HLO en 19:51
Etiquetas: Centro Andaluz de las Letras
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5 comentarios:
Me encanta Silva,
lo último del Bevilaqua y la Chamorro interesante.
Lorenzo, siento comunicarte que no yo pude con el infumablr " El blog del inquisidor",
Un borrón lo tiene cualquiera.
De donde sacas tanto tiempo?
Eres mi ídolo-a, por si nos lee la ministra.
Saludos.
Gracias por el cumplido. Pero siempre encuentras un rato para algo si de verdad te gusta. Quienes dicen que no tienen tiempo para leer me recuerdan a esa actrices que dicen que no tienen tiempo para estar enamoradas o cosas así...
(Y a la ministra, gramaticalmente, ni caso).
Hasta pronto
Es verdad,
cada post es una lectura fascinante y una puerta que en muchos casos, no hemos abierto.
CIAO
Un espacio para la reflexión moral: cómo me gusta saber que dijo eso. Lo comparto plenamente.
Sí, claro. Pero la narración per se anda algo caduca, y gente que tira por otros lados hace cosas muy interesantes, muy válidas: la novela es todo y cabe todo dentro de ella.
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