Uno de los casoas más antiguos que permanece sin resolver es éste: ¿Por qué entrega Judas a Jesucristo? ¿Por treinta astrosas monedas? Eso carece de verosimilitud alguna. ¿Por envidia? Hubiera sido más fácil asesinar a Juan, el discípulo amado. ¿Por el placer del Mal? No era tan fuerte como para disfrutarlo sin remordimientos.
Judas Iscariote pertenece a esa rara estirpe de malos necesarios; malos que hacen falta para que la arquitectura de la narración o de la historia de la humanidad funcione. Malos que, como Raskólnikov, sucumben a la culpa, cuando comprendesn que un sólo acto, uno solo, define a un hombre por siempre jamás.
(La ilustración es "La última Cena" de Andrea del Castagno, en el Cenacolo de Santa Apolonia de Florencia).
Caso no resuelto
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16 de julio de 2009
Publicado por HLO en 13:46
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2 comentarios:
Vaya historia más vieja
Más viejo es el pan y es buenísimo
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