Es fácil empezar una novela. Como en el chiste de la persona que quiere dejar de fumar: es fácil, yo lo he hecho decenas de veces...
Es fácil escribir comienzos de novelas (Italo Calvino ya fantaseó con la posibilidad de escribir una novela sólo hecha de comienzos de novela).
Es fácil escribir las cien primeras páginas de una novela.
Lo difícil es redondearla, sacarla adelante sin que ella o tú desfallezcais, seguir creyendo en un proyecto que quizá llevabas mucho tiempo en la cabeza y que, en su realización, no se parece en nada a la novela que tú creías tener pergeñada...
Es difícil acabar una novela. Como en otras actividades fisiológicas, es algo que debes hacer tú solo, que nadie puede hacer por ti. Ahora que incluso pueden parir por ti (en Estados Unidos están permitidos los llamados "vientres de alquiler"), nadie, nadie en absoluto puede escribir por ti.
(En la ilustración, un manuscrito de Benito Pérez Galdós; la cocina de la escritura).
Las primeras cien páginas
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31 de marzo de 2011
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3 comentarios:
El proceso creativo tiene que ser un proceso doloroso, que se encalla, a veces, y recupera el ritmo para volver a encallarse... hmmm... nada fácil.
Pero yo creía que los que tienen pasta y son mediáticos, si utilizan a otros para escribir, los llamados "negros". Incluso creo que en épocas pasadas lo utilizaron incluso escritores de renombre (no recuerdo dónde leí ésto). Pero vamos entiendo lo que dices puesto que te situas en el camino de la autenticidad.
Un abrazo.
Lo de los "negros" literarios no es una leyenda negra. Encima, les pagarían en dinero negro...
Este hecho solo tiene sentido en una literatura extraordinariamente mercantilizada. Pero el escritor, si lo es de verdad, aspira a ser él mismo a través de la literatura.
Un abrazo, Laura
Y yo sé que tú lo conseguirás.
Por cierto, no me he olvidado de la entrevista. Ni del texto. Saldrán. Perdona, pero ya sabes que he estado ausente.
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