Estamos en la bonita época de las Primaras Comuniones; cuando se aunan el rito de paso de la catolicidad romana y las comilonas más opulentas; cuando los trajes de marinero disputan el lugar, en la vestimenta de los niños, a los trajes de mini-ejecutivo, y las niñas juegan a ser novias radiantes por un día...
En "Manda flores a mi entierro", Ricardo Bosque reserva un lugar anecdótico pero significativo a tan peculiar ceremonia.Ahí se nota la maestría del autor, al integrar a la perfección lo aparentmente banal en el edificio de la trama.
(La foto no es del autor, pero seguro que estaría así de encantador el día de marras)
Primera Comunión.
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8 de mayo de 2009
Publicado por HLO en 20:29
Etiquetas: Guapo zaragozano.
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4 comentarios:
Que penita que se haya perdido la tradición del traje de mini-monja.
Pues yo la hice de mini-monja.¡Y PEOR TODAVÍA!¡cON GAFAS! No se la puedo enseñar a nadie,
Yo también la hice de mini-monja hija. Sin gafas pero con un tapón en la nariz por que me sangraba :). Monísima.
Yo fui como el hijo de mi protagonista, de calle, nada de esos trajes de marinero que recuerdan lo de Cateto a babor.
Una de las pinceladas reales que se cuelan en un texto de ficción, claro.
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