Chamorro y Vila se han venido conmigo a Berlín. No los he llevado, claro, a ver este maravilloso retrato, de Roger Van der Weyden, a la Gemäldegalerie, donde también hay un velázquez especialmente malo (una dama feísima,con una mano muy mal dibujada,no sabes si es un guante o qué).Ni a Potsdam ni a cualesquiera de los paseos urbanos o museos berlineses. Pero sí me han acompañado en las horas muertas del aeropuerto y en los momentos previos a caer dormida, cuando tanto reconforta sumergirse en el caldo propio del idioma. Porque si la ciudad es hermosa, desparramada pero grata para pasear, también está presente la desazón perpetua que produce el desconocimiento del idioma. Qué pena entrar en una librería (la de Fasanenstrasse, por ejemplo) y tener que salir desolada, con las manos vacías; con la certeza de que todo ese tesoro lingüístico no es para ti. Claro que nos queda el lenguaje común del arte y el busto de Nefertiti da igual que esté rotulado en altoalemán que en chino mandarín. No sé si Vila y Chamorro disfrutarían igual que yo en el Museo Berggruen, con esos matisses tan deliciosos o el proteico Picasso...Allí me los he dejado, en el hotel,yendo de Guadalajara a Málaga, de Málaga a Madrid, en busca de los asesinos de Irina Kotova. Vuelvo al hotel y me ponen al día de sus pesquisas con toda minuciosidad.
Chamorro y Vila en Berlín
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16 de agosto de 2009
Publicado por HLO en 17:45
Etiquetas: Lorenzo Silva
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2 comentarios:
Puede uno intentar imaginarse a la Chamorro detrás de algun delincuente corriendo por las calles de Berlín como aquellos dos colegas suyos por las calles de New York a la voz de "alto a la Guardia Civil?
Hace poco estuve releyendo aventuras de mis guardias favoritos. Seguro que viajar contigo les vendrá muy bien.
Un abrazo.
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