A él tampoco le gustan las piscinas, el reino de los hipermusculados, el vasto dominio de lo carnal escenificado. Él, el "cabrón abúlico" como el mismo se define, una mezcla explosiva de acritud y resentimiento hecha adulto, comete la inexplicable torpeza de enamorarse. Ella es una adolescente bellísima (el sueño de todo másculo) y de una inteligencia singular. Pero los sueños son más frágiles aún que la materia neural de la que están entretejidos y cuando alcanzan la cima de la perfección no es sino para despeñarse acto seguido.
La pericia narrativa de Lorenzo Silva estriba en el hallazgo de un tono singular para un personaje perfectamente comprensible, casi manido. Y ese hábil entreverado de suceso trágico, aunque común, y la referencia culta. La Gran Duquesa Olga no se revolverá en su tumba al sentirse aludida, seguramente. Hasta es posible que se sienta de algún modo vindicada. En aras de la belleza y el amor, las únicas teorías no falsables.
Lorenzo Silva, "La flaqueza del bolchevique". Barcelona, Destino, 2007.
La flaqueza del bolchevique
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3 de diciembre de 2009
Publicado por HLO en 18:05
Etiquetas: Lorenzo Silva
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3 comentarios:
Excelente reseña, Herminia.
Un saludo,
Excelente reseña, Herminia.
Un saludo,
Excelente reseña, Herminia.
Un saludo,
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