No, tampoco Francisco Ayala tendrá su tumba en Granada. Sus cenizas han sido depositadas al pie de un limonero en el Alcázar Genil de Granada, sede de su fundacón (un edificio de origen nazarí al que la avaricia y la estupidez inmobiliarias dejó encajonado entre anodinos bloques de viviendas).
No, Francisco Ayala tampoco tendrá su tumba en la ciudad de la Alhambra; en la ciudad de la desmemoria, en la ciudad desagradecida a ratos; en la ciudad tan bella (no podía ser de otro modo) como engreída.
No, Francisco Ayala no tendrá su tumba en la ciudad. Tendrá la ciudad mezclada en sus cenizas.
(En la ilustración, instalación de la artista Eva Lootz en el Alcázar Genil de 1996).
Sin tumba
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4 de diciembre de 2009
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