Una de las razones del éxito de la novela pero que, paradójicamente, le impiden erigirse en un texto literario de alta calidad, es el tratamiento que recibe la protagonista. Erica, alter ego de la escritora Camilla, es un personaje demasiado edulcorado, demasiado comme il faut, demasiado como tiene que ser. Demasiado bonito para ser creíble.
Es posible que muchas lectoras se sientan identificadas con el personaje de la escritora ficticia, o les guste, simplemente, porque acumula las características que debe tener una mujer de principios de milenio (por supuesto guapa, pero también con una actividad remunerada, inteligente y activa, marcada por la curiosidad hacia su entorno pero también con cierto grado de vulnerabilidad emocional).
El personaje resulta así como un maniquí a la moda, agradable a la vista y efectivo mientras dura su efectivdad. El empacho, a la larga, está asegurado.
Camilla Läckberg, "La princesa de hielo". Madrid, Embolsillo, 2010.
Comme il faut
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29 de septiembre de 2010
Publicado por HLO en 9:31
Etiquetas: Camilla Läckberg
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6 comentarios:
Comparto lo que dices. Pues evoluciona a peor... a ama de casa y madre... ejem...
Un abrazo.
Sólo cabe decir: el Señor nos ampare...
A mi la princesa de hielo me dejó tibio. Cero grados, ni frío ni calor. No he repetido con la autora.
Por contra, sí que pienso repetir con tu blog.
Saludos
Gracias, Golem. Espero que no seas sólo un autómata praguense...
Lo has clavado, Herminia, es la impresión que a mí me dio tras leer unas cuantas páginas (creo que no pude pasar de 50 o poco más): una novela hecha a la medida de cierto tipo de lectoras que, por aquellos caprichos del destino ((o del mundillo editorial) pretender entrar en el género presuntamente negro. Y a vender.
Es que a muchos se les olvida que el género negro es LITERATURA
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