En la novela negra -pero en cualquier género literario que se precie- hay una sensación de facilidad que no es sino un inmenso trampantojo. El lector se deja llevar por el discurso de la novela como si fuese en una barquichuela por una tranquila corriente...Todo parece que es así porque tiene que ser así. Pero nada más engañoso y el escritor lo sabe. El relato no tiene que ser de ese modo, el devenir de los personajes siempre puede ser otro, los escenarios son infinitos, los detalles hay que escogerlos entre miríadas de ellos y a veces en idéntica situación de importancia. No hay rangos, no hay precedencias, nada es más importante que otra cosa -hasta que lo es. El escritor puede padecer una angustia mortal ante la elección sin límites dentro de la ficción novelesca. Es uno de los precipicios de la creación literaria. Otros los llaman el terror de "la página en blanco".
La novela, como la vida, mientras se escribe, siempre está abierta, siempre indefinida.
Trampantojo
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30 de octubre de 2010
Publicado por HLO en 9:47
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